Hace doscientos años, tal día como hoy era Jueves Santo. La mañana había trascurrido placentera, con la canícula propia de estos días, lo que permitía desenvolverse con prontitud para participar en los oficios sagrados de la mañana. La eucaristía de ese día daba inicio al Triduo Pascual y recordaba el mandamiento del amor fraterno. Difícil vivirlo en aquellos días de turbación política por los movimientos de tropas desde Coro y Caracas hacia Barquisimeto. Concluida la misa mayor, se trasladó el Santísimo Sacramento al Monumento, para que los devotos se acercaran a orar en compañía de sus seres queridos.