martes, 23 de abril de 2013

Un ilustre deudor

Portada de una obra de Juan Caramuel de Lobkowicz (*)  
Humberto Ruiz



El día internacional del libro se celebra en hispanoamerica cada 23 de abril, desde 1996,  a propuesta de la UNESCO.  Aprovecho la oportunidad para escribir sobre un acontecimiento ocurrido en Mérida durante la segunda década del siglo XVIII y que muestra la relación tan particular de esta ciudad con los libros, los escritores  y los bibliófilos.  Tanto que  podemos darle  a Mérida el título de ciudad de libros.

En diciembre de 1720, llegó a Mérida Francisco Hoces de Camas, con una cuantiosa biblioteca particular para los cánones de la época.[i]  La información que tenemos  no nos permite saber si venía de Santa Fe de Bogotá en camino hacia Caracas o su ruta era a la inversa.  Lo que sí conocemos es que había residido y estudiado por varios años en Santa Fe de Bogotá, recibiéndose de abogado en esa ciudad en  diciembre de 1714. No era éste el primer grado universitario que lograba, pues  en su Sevilla natal, se había titulado en Cánones unos años antes. 

Francisco Hoces de Camas no era un desconocido cuando estuvo en Mérida. Tenía una vinculación importante con el obispo de Caracas, Juan José Escalona y Calatayud, quien lo designó como el primer catedrático de Sagrados Cánones  en el Colegio de Santa Rosa de dicha ciudad y a la vez asesor general de la diócesis, para todas las causas civiles y criminales. Por su primera labor, la de docencia, recibía una remuneración de 150 pesos anuales.