En tiempos de nuestra juventud, la primera, era común que quienes se interesaban por la cocina fueran las mujeres y en especial las que no se dedicaban a estudiar.
Al resto nos podría gustar comer, en mayor o menor medida, pero no dedicarnos a cocinar. Ni siquiera por afición.
Al resto nos podría gustar comer, en mayor o menor medida, pero no dedicarnos a cocinar. Ni siquiera por afición.
Aún es común que, mayoritariamente, en las parejas familiares, quien cocine sea la mujer.