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Por: Sergio Foghin-Pillin
El niño migrante había sido trasplantado en veinticuatro horas del Friuli rural de finales de la década de 1950, al gris Chacao, y un par de años más tarde a aquella población de Los Teques que por entonces despedía las recuas de burros y el ferrocarril –lo que es decir el pasado y el futuro a un tiempo-. Por ello, era quizás pedirle demasiado, que no confrontara problemas de adaptación. Y los problemas se presentaron. Pero también se resolvieron, todo en el ámbito pedagógico salesiano: Colegio Santo Domingo Savio, en tiempos de los directores Juan Pablo González y Justo Simoncelli.