Nuestro amigo, el de la felicidad (1), me lo encuentro en la Plaza del Espejo, tratando de hacerle una foto al obelisco, en medio de un grupo de conocidos que se morían de la risa con los gestos y explicaciones del personaje. Por mucho que le pedí la foto, insistió que no había quedado buena y ni siquiera me la mostró y mucho menos aceptó enviarla para usarla en el blog. Pero, hizo otras cosas.