Orlando Albornoz
Universidad Central de Venezuela
Orlando Albornoz |
Es una sociedad difícil de explicar, para quienes residen fuera de Venezuela. Esta sociedad ha creado sus iconos, cuidadosamente elaborados alrededor del líder máximo tipo caudillo, en que se ha convertido un funcionario elegido, legal y legítimo, pero que por vía de sus deseos y voluntad alcanza el status propio de un monarca. Ello lo observamos los venezolanos recientemente, porque al regresar de una estada en Cuba, en donde había sido operado de una dolencia que se supo posteriormente que era un cáncer, pues habló a su pueblo, desde un pequeño balcón ubicado en el Palacio Presidencial (Miraflores), que llaman el balcón del pueblo, rodeado sólo por sus hijas, nietos, hermano y yerno, mientras que el Gabinete se confundía en la multitud que le aclamaba. Marcando así la misma distancia que se promueve en el caso de las anacrónicas monarquías europeas. Al partir nuevamente a Cuba, el 16 de julio de 2011, para proseguir su tratamiento médico, escribe en un twitter que al salir del país lo despidió “su amado pueblo”.
De ese modo es un gobierno que escapa una fácil calificación ya que tiene rasgos de autocracia, totalitarismo, democracia y especialmente de liderazgo unipersonal, apoyado ello en la cúpula militar y en una estrecha alianza con Cuba y países organizados en el ALBA, de furiosas posturas anti imperialistas, si bien el país recibe cada día el cheque del Imperio, en moneda solvente, pues de otro modo esta sociedad estaría en dificultades económicas que arruinarían el país en pocos días. Es una sociedad, entonces, dependiente, de Cuba en lo político, de los Estados Unidos de América en lo económico-financiero, así como que es un país importador, de la mayor parte de los bienes y servicios que consume, incluyendo el tratamiento médico del Presidente, operado en Cuba, como se dijo, pero en todos los casos atendido por personal cubano, „desde hace varios años‟, según el propio Fidel Castro, el anciano líder cubano que es el mentor del líder venezolano y por ende de su revolución.[2]
Es un gobierno que tiene iconos organizados prácticamente por disciplina: un pelotero que juega en las Grandes Ligas, un conductor de autos de carrera Fórmula Uno, Pastor Maldonado, un piloto cuyo contrato de participación en esta categoría monta a la cantidad de 50 millones de dólares, una cantidad mucho mayor que la inversión del país en programas de estímulo, si bien no dispongo de datos exactos (“Más de Bs. 147 millardos pagó PDVSA para poner a Maldonado en la Williams” El Nacional, 11 de julio de 2011, P. 8); un cantante de música de protesta; un músico académico, el impetuoso joven Dudamel, el músico de la revolución y que es su imagen más representativa –Dudamel no es un participante voluntario en el apoyo al gobierno venezolano, cobra su caché y al parecer bien elevado; un cineasta y así sucesivamente. Todos ellos apoyados generosamente por el Gobierno Nacional, que al mismo tiempo remunera con solvencia a sus funcionarios –un magistrado del Tribunal Supremo de Justicia, por ejemplo, recibe solamente por un artificio llamado cesta ticket, mensualmente, siete u ocho veces lo que representa un salario mínimo. Una magistrada del Tribunal Supremo de Justicia, Blanca Rosa Mármol, rechazó el beneficio de alimentación por Bs. F 10 mil, al considerar que es un mecanismo para violar la Ley de Emolumentos: “Abiertamente no corresponde y además es indigna” (Julio 6, 2011). Pocos días después, el 12 de julio, el mismo Presidente de la Asamblea Nacional declaró que tal privilegio era un abuso: “Eso es una locura” y un diputado solicitó la destitución de los magistrados que recibieron el bono mencionado.
Dentro de este contexto es que se explica e interpreta el quehacer intelectual y académico venezolano, pues el Gobierno Nacional ha adoptado una metodología que consiste en crear sus propias instituciones, duplicando a la administración pública nacional. En el plano de la educación superior creando sus propias instituciones y en aquel de la vida intelectual y académica creando sus propia organizaciones, fiel a los principios de la revolución bolivariana socialista que gobierna en Venezuela –los lectores internacionales[3] de este artículo deben ser informados que la noción de revolución bolivariana es una invención del actual líder venezolano y de su proyecto político e ideológico, ya que en la Constitución venezolana no aparece la palabra socialismo. De hecho el Preámbulo de la misma define a ésta República del modo siguiente:
El pueblo de Venezuela, en ejercicio de sus poderes creadores e invocando la protección de Dios, el ejemplo histórico de nuestro Libertador Simón Bolívar y el heroísmo y sacrificio de nuestros antepasados aborígenes y de los precursores y forjadores de una patria libre y soberana; con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; asegure el derecho a la vida, al trabajo, a la cultura, a la educación, a la justicia social y a la igualdad sin discriminación ni subordinación alguna; promueva la cooperación pacífica entre las naciones e impulse y consolide la integración latinoamericana de acuerdo con el principio de no intervención y autodeterminación de los pueblos, la garantía universal e indivisible de los derechos humanos, la democratización de la sociedad internacional, el desarme nuclear, el equilibrio ecológico y los bienes jurídicos ambientales como patrimonio común e irrenunciable de la humanidad. Pero, un eficiente aparato de propaganda ha hecho creer que en Venezuela ocurre una revolución, cuando en honor a la más estricta verdad Venezuela tiene en el poder a un gobierno convencional, surgido y ratificado en procesos electorales, cuya orientación autocrática, militarista y personalista no está contenida en la Constitución. Este Gobierno está, al parecer, sólidamente establecido y tal como ha dicho el propio Presidente de la República, gobernará por lo menos hasta el 2021 y a tal efecto en las recientes festividades del Bicentenario convocó a su pueblo para aquella lejana fecha, invitación interesante dicha en medio de su estado de salud recién operado de un cáncer, pero que evidencia una extraordinaria voluntad política casi delirante, si se quiere.
Muchos venezolanos cuestionan el poder del Gobierno Nacional actual y del papel preponderante de su líder, que es más bien un caudillo. Obsérvense, sin embargo, las siguientes expresiones dichas en días recientes, que avalan el apoyo irrestricto de quienes le acompañan en el Gobierno,, no sin antes comentar que frases análogas, pero dichas por quienes se oponen al actual Gobierno pudieran ser citadas, advirtiendo a los lectores mexicanos que las fuerzas políticas en Venezuela se hallan, según los resultados de la última consulta electoral, en 48 por ciento a favor del Gobierno Nacional y el resto, el 52 por ciento, en la oposición, si bien la correlación de fuerzas en el Parlamento otorga al Gobierno cerca de dos tercios del mismo; en otra palabras, el actual gobierno venezolano, contrario a la percepción internacional efectos de la propaganda política, no es un Gobierno mayoritario,. Sino más bien en disminución de su fortaleza electoral, en una sociedad cuyo formato económico no disgustaría, en modo alguno, a ideólogos del capitalismo como a Hans-Hermann Hoppe: A Theory of Socialism and Capitalism (1989) o Murray N. Rothbard: Man, Economy, and State (1993), autores que menciono para sugerir que en Venezuela más que una revolucion lo que tiene lugar es un anarco-socialismo apoyado en las bayonetas; esto es, un Gobierno del cual podría preguntarse lo que Rene Dumont en el caso cubano (1970), Cuba ¿es socialista? ¿Se militariza la revolución? Una crítica constructiva al régimen de Fidel Castro.
Observemos, entonces, las líneas de afiliación y lealtad de los funcionarios del Gobierno Nacional hacia el líder del proyecto:
La Fuerza Armada Nacional no tiene lealtades a medias sino completas hacia un pueblo, un proyecto de vida y un comandante en jefe. Nos casamos con este proyecto de país (...) La hipótesis de un gobierno de la oposición es difícil, sería vender al país, eso no lo va a aceptar la gente, la FAN no, y el pueblo menos. Ellos actúan apoyados por terceros países y eso afecta el nacionalismo” ..General Henry Rangel Silva el 8 de noviembre de 2010 (...) el pueblo debe “cuidar la salud de nuestro Comandante porque él es el líder que está marcando el paso de la nueva Venezuela que todos soñamos El rector de la Universidad de la Fuerza Armada, General de División Wilmer Barrientos Aporrea 28 de junio de 2011 Nuestro proceso bolivariano se inició en esta etapa bicentenaria por la vía electoral, y queremos seguir por allí, por una vía pacífica que permita construir el socialismo bolivariano, pero conscientes de los peligros que nos acechan y seguros de que el enemigo no descansa, no podemos olvidar otros métodos de lucha. Sería imperdonable limitarse tan sólo a lo electoral y no ver otros métodos, incluso la lucha armada, para obtener el poder. Adán Chávez, Gobernador del Estado Barinas, Venezuela, 27 de junio de 2011. La Ministra dijo que el proceso por el que está pasando el país sin la presencia del Presidente revela que la fortaleza de la Revolución está en “la conexión amorosa entre Chávez y el pueblo”. Nancy Pérez, Ministra del Poder Popular para la Mujer y la Igualdad de Género. El presidente goza de buena salud, y muy pronto estará con nosotros, no cuando la oposición quiera, sino cuando a él le dé la gana José Vicente Rangel, ex Vice Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
Este es, entonces, el contexto político en el cual se cambian en Venezuela los programas de estímulo en esta área, con el propósito de colocar bajo control a la comunidad académica venezolana. Es evidente que mi testimonio no oculta una visión acerca del papel de la Universidad y en particular de la producción de conocimientos, pues parto del punto de vista según el cual el pluralismo y la democracia son esenciales para ambos esfuerzos, mientras que el actual gobierno va en dirección contraria. Es de acatar que muchas personas miembros de la academia apoyan a la revolución venezolana y si bien es probable que se hallen en minoría su visión acerca del papel del estado docente no difieren de la que hemos mantenido durante años, no obstante que pienso que la dirección obligada en una sola dirección no sea la mejor manera de enfrentar las necesidades de la sociedad, en este espacio.
Es probablemente cierto asegurar que las elites venezolanas no han podido dar el salto cualitativo para crear en esta sociedad el espacio en donde pueda generarse conocimiento útil y sostenible y controlando el mismo política e ideológicamente no servirá de nada excepto para reprimir la espontaneidad y creatividad que es propia de esta actividad intelectual. Mucho menos la elite militar que actualmente dirige la revolución, asociada además a sociedades en donde esos elementos de creatividad y espontaneidad se hallan ausentes, dado el carácter totalitario del régimen cubano, según criterios como el expresado por Paul R. Josephson, en su obra Totalitarian science and technology (2005) o bien el análisis elaborado por Nils Roll-Hansen en su libro The Lysenko effect: The politics of science (2004). En el lenguaje de Wright Mills, en Venezuela tenemos el talento y la capacidad financiera para abrir espacios de este tipo, pero ha faltado la imaginación para aceptar el reto de una dinámica que suele ser poco grata a los autócratas y autoritarios, de toda índole. Por otra parte, debo reportar que la comunidad académica venezolana no protestó públicamente, al menos, este cambio del PPI (Programa de Promoción al Investigador) al PEI (Programa de Estímulo a la Investigación) y ni siquiera los investigadores eméritos que fueron degradados de su condición protestaron su incorporación a la categoría C del nuevo Programa.
El Gobierno venezolano, que se define a sí mismo como revolucionario y socialista, no es, en modo alguno, un régimen totalitario, pues de hecho se ha mantenido en los 12 años que lleva en el poder dentro del más estricto orden jurídico –no obstante los continuos ejercicio del favoritismo que permite el uso de los instrumentos del Estado para preservarse en el poder, como el haber aprobado que el Presidente de la República pueda reelegirse indefinidamente. Sin embargo, los sectores democráticos suelen protestar las repetidas violaciones a esa juridicidad y un excesivo celo por controlar todo el aparato institucional, desplazando al sector privado y disminuyendo el rol de aquellas instituciones que no le son favorables, sobre todo de las universidades autónomas. No soy de los que cree en que el papel del sector privado sea per se una bendición en la educación superior. Todo lo contrario, pero es obvio que sin la participación del sector privado y sin el pluralismo democrático es poco lo que puede lograrse.
En el análisis debe quedar claro que en Venezuela el poder político se divide en dos tendencias contradictorias entre sí: un proyecto dominante que abarca su propio espacio, y uno que pugna por preservar lo que llaman un proyecto nacional. Esa tensión es visible en la educación superior, pues existe, por una parte, el aparato gubernamental en plena expansión, mientras que por la otra las universidades autónomas y el sector privado son restringidas en su accionar. Las universidades autónomas no son independientes y son manejables por el Gobierno y el sector privado es restringido en cuanto no puede crecer –cierto es que el Gobierno no ha impedido el funcionamiento del sector privado, pero si su crecimiento. Informaciones extraoficiales (junio de 2011) me indican que el Gobierno tiene represados 41 propuestas de creación de universidades privadas, sin haber aprobado ninguna.
Los programas de estímulo
Estos programas se hallan sujetos a diversas controversias, tanto en México como en Venezuela, para citar dos países en donde los estímulos académicos han seguido un patrón común, salvando diferencias notables ya que en el caso venezolano las remuneraciones han sido pequeñas en comparación con las que proporciona el SNI (Sistema Nacional de Investigadores). Mi opinión es que en el caso venezolano el PPI fue un éxito extraordinario, porque desde su creación, en 1990, permitió dos cosas importantes: (a) crear la noción de una comunidad académica nacional sujeta a selección y evaluación externa del desempeño y (b) permitió que esta comunidad se sobrepusiese a las consideraciones propiamente institucionales al mismo tiempo que generó en esta sociedad un patrón de calidad comparada entre las instituciones. Son programas que, fácilmente, se hallan sujetos a críticas. El programa venezolano fue abierto con apoyo del programa mexicano, en la persona de Salvador Malo y otros expertos de ese país y de un pequeño grupo de académicos venezolanos, entre ellos Estrella Abecassis de Laredo, para en cada caso mencionar un sólo nombre. El éxito del PPI lo juzgo a través de un hecho que se tornó común en la academia venezolana cual era la identificación de sus miembros por el nivel de membresía en el Programa y no por aquella en la institución en donde laboraba un miembro de la academia.
Las críticas venezolanas a estos programas de estímulo siguen las líneas de las elaboradas en México, por ejemplo, por Estela Bensimon e Imanol Ordorika. "Mexico‟s Estímulos: Faculty compensation based on piece-work" The political economy of globalization: The University, State and Markets in the Americas. Ed. Rhoades, A Robert and Torres, Carlos. Stanford, CA: Stanford University Press, 2005. 250-274 o por José Antonio Román en un trabajo ya de otra onda, “Auditoria desnuda los errores del Conacyt en el manejo del SIN” (La Jornada, 18 de febrero de 2011, p. 19). Este último aborda su crítica en cuanto según sus análisis la casi totalidad de los productos elaborados por los investigadores mexicanos corresponde a la publicación de “libros, capítulos de libros y artículos y no a patentes u otros tipos de productos”. Esto mismo ocurre en Venezuela, pero es indispensable acotar que la sociedad no ha logrado crear el correaje de transferencia tecnológica y, al menos en mi disciplina las políticas públicas se formulan distanciadas de las capacidades nacionales como ha ocurrido en Venezuela bajo la revolución bolivariana, cuando las políticas públicas se han formulado apoyadas en las tecnologías cubanas y no en los conocimientos generados en el país, en salud y educación, un caso este interesante de transferencia ideológica que ha afectado en forma primaria la imposibilidad de elaborar un correaje nacional no uno dependiente, en este caso de Cuba, como antes de los Estados Unidos de América, cambiando el actor del neo colonialismo pero manteniendo constante el contenido de las políticas en sí mismas.
El cambio del PPI al PEI
El actual gobierno venezolano decidió cambiar el PPI por el PEI. Apoyó ese cambio en la noción de que el PPI no recogía en su totalidad todos aquellos que producen conocimientos en esta sociedad, y al lado de los académicos incorporó los cultores, los segundos los productores de saber popular. Al cambiar el nombre de Programa de Promoción al Investigador por el de Estímulo a la Investigación, se propició un cambio a la filosofía del mismo, se cerró la nómina anterior (en diciembre de 2010) y se abrió otra a partir de enero de 2011. Dos versiones críticas se han elaborado sobre este cambio, que analizo de seguidas. Una un breve artículo mío publicado en el diario El Nacional el 6 de julio de 2011 y otro el análisis elaborado por Jaime Requena. Mi artículo va de seguidas y posteriormente incluiré el análisis de Jaime Requena (2001) “La primera cohorte del PEI”, en Bitácora-e, la Revista Electrónica Latinoamericana de Estudios Sociales, Históricos y Culturales de la Ciencia y la Tecnología, http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/33430/3/artic3.pdf.
Escribí en mi artículo (“El nicho de los eméritos”) que: “Como es ya conocido de la opinión venezolana el PPI (Programa de Promoción del Investigador) –activo entre 1990 y 2010, fue reemplazado por el PEI (Programa de Estímulo a la Investigación). Tal transformación se ha ejecutado obedeciendo los principios de la actual administración pública de Venezuela: atropello a las normas internacionales, en este caso, de selección del talento; extrema politización –incluyendo favoritismo y ventajismo, y sobre todo la eliminación de las jerarquías académicas que con tanto esfuerzo construyó el país, en esos 20 años, suprimidos por vía del ejercicio ciego del poder.
Para quienes hacemos sociología de la educación y del conocimiento, sin embargo, estamos en presencia de un simple epifenómeno del autoritarismo criollo, que en su afán imperialista abarca desde la academia hasta el deporte, partiendo de la equivocada posibilidad de mejorar mediante la homogenización y eliminación de las jerarquías, excepto de la propia, lo cual requeriría un análisis sociológico más profundo, porque en efecto la actual elite del poder se integra a la vieja y en ese caso procede a otro tipo de homogenización de los intereses, pero eso es otro problema, por supuesto. Esto es, si algo dejará a los estudiosos la experiencia bolivariana actual es analizar cómo se reconstituyen las clases sociales y especialmente las elites, capaces de mantener cohesión interna por encima de las apariencias externas, superficiales, empleando como argamasa el elemento común que las une, el capital, desideologizado como es.
En esta oportunidad me referiré solamente en cómo la transformación aludida cometió el error de eliminar las jerarquías, suprimiendo a los investigadores eméritos. Estos eran, en el PPI, un pequeño grupo, minúsculo en tamaño, gigante en su significado en cuanto a la caracterización del talento nacional. Los eméritos eran un grupo de selección, en el último año del PPI (2010), de sólo 24 personas, la creme de la creme y en cualquier sociedad motivo de orgullo nacional. Es una decisión que merece reflexiones importantes, pues supone un cambio de filosofía pública en la materia de la comunidad académica venezolana. Los investigadores eméritos fueron eliminados, degradados a la categoría C del nuevo programa. Fueron homogenizados, y de los mismos pudiera decirse como en los partes de guerra: perdidos en batalla.
Acontece que la sociedad venezolana, voluntariamente, se niega a sí misma el más alto nivel de la excelencia y se complace en hacer desaparecer el único grupo de prestigio de la intelligentsia nacional y la sustituye por una nomenklatura. Es otro falso paso que se hace en nombre de la democratización del talento pues decapitan su mayor nivel de excelencia y en medio de estúpida alegría bailan danzas funerarias en honor de los caídos. Así hallo una nueva demostración de mi teoría acerca del error de origen y error de proceso en la evolución de la academia venezolana, que basta que dé muestras de avance cuando algo la hace retroceder, negando dialécticamente la modernización de la sociedad –que de la post modernización ni siquiera me ocupo.
La lógica del neo socialismo es implacable, no obstante que en su afán de dominación cometa errores monumentales como éste de eliminar el segmento de los eméritos del mapa académico del país. Es tal como si el ejército eliminara la jerarquía de los oficiales de la más alta graduación y los colocase genéricamente como oficiales y los homogeneizase así como los uniforma. En la materia académica creo que éste procedimiento es no sólo un insulto, sino una barbaridad. Una sociedad requiere un mínimo de excelencia y respetar la meritocracia en instituciones como la académica y el ejército, que deben mantener sus jerarquías, para bien de la República. Lo que ha acontecido con el caso del PPI/PEI no es ni siquiera cuestión de números, sino de las profundidades conceptuales que ponen de relieve las burdas equivocaciones ejecutadas por quienes confunden poder con excelencia”. Hasta aquí mi artículo; veamos ahora el análisis de Requena.
Cabe señalar que la filosofía de la educación venezolana no ha variado sustancialmente desde la creación de la República, al menos en cuanto a las tensiones entre el Estado y la sociedad. De hecho la llamada escuela socialista –entendida como la escuela bajo el control del Estado, que se propone en Venezuela, no se distingue de como ha sido concebida la escuela en esta sociedad. El Viceministro de Educación Superior de Venezuela Rubén Reinoso Ratjes (16/01/08 http://www.aporrea.org/) lo ha expresado de esta manera:
Una escuela de esta naturaleza es una escuela radicalmente distinta a la escuela que históricamente hemos tenido en la sociedad venezolana, es una escuela en donde la práctica escolar se basa en una dinámica democrática en la que la relación docente-alumno- representante-comunidad se establece en función de un diálogo de saberes que combina el conocimiento científico, el saber popular, las tradiciones comunitarias y los proyectos de desarrollo local que le dan sentido de origen, presencia y trascendencia a la comunidad. El Estado Docente participativo y protagónico requiere un currículo escolar que no se agota en el saber disciplinar, sino que combina los ejes temáticos a partir del desarrollo de la lectura, la escritura y el cálculo, como herramientas básicas para la comprensión del cuerpo humano, la naturaleza, la historia y la geografía. Una escuela de nuevo tipo que combine estos elementos básicos con el desarrollo y la preservación de las tradiciones culturales que permitan sentar las bases para la apreciación estética de las artes y la cultura universal. En combinación con los saberes familiares y comunitarios que le dan sentido de pertenencia local e histórica. Una escuela de esta naturaleza requiere una práctica escolar que no se agota en el aula, es una práctica de convivialidad donde la relación comunidad-escuela no genera ruptura, porque los espacios escolares son apropiados por la comunidad como instancias públicas para el desarrollo comunitario.
Estado Docente Participativo y Protagónico
El PEI difiere del PPI en cuanto supuestamente promueve a la investigación y no a los investigadores, pero de resto es una propuesta llena de imprecisiones, como se observan en la definición del Programa: Artículo 4.- el PEI cumplirá los siguientes objetivos: 1. Propiciar la formulación y ejecución de proyectos de investigación y de innovación sustentables, que mediante la generación de conocimientos, contribuyan a alcanzar la plena soberanía nacional y el bienestar social. 2. Promover la masificación y la participación en la actividad científica, tecnológica e innovativa, de actores sociales, tales como: investigadores(as) nóveles, Innovadores(as), tecnólogos(as) y miembros de equipos de investigación, mediante Los estímulos establecidos en el presente reglamento. 3. Fomentar la investigación básica orientada y la aplicada, y la innovación vinculada con las necesidades socioproductivas, a fin de contribuir en la obtención de productos de Calidad. 4. Fortalecer la investigación y la innovación con enfoque territorial geoestratégico que apoye los planes de desarrollo regionales, locales y comunales en los distintos Ámbitos. 5. Promover la divulgación, difusión e intercambio de los resultados de las Investigaciones, desarrollos tecnológicos e innovaciones nacionales. 6. Promover los procesos de transferencia tecnológica. 7. Difundir las capacidades de investigación científicas, tecnológica e innovativa. 8. Fomentar y fortalecer la cooperación de los investigadores e instituciones de Investigación con las instituciones que conforman las redes de innovación.” (PEI, 2011).
En este orden de ideas es plausible promover que la investigación académica pueda contribuir a la solución de los problemas de la sociedad, pero este es una de las equivocaciones epistemológicas más importantes en el panorama venezolano, ya que si no se poseen las técnicas apropiadas para la identificación de los problemas pues puede ocurrir que la investigación y su aplicación tome rumbos errados, amparados en ambigüedades tales como el concepto mencionado en los objetivos del PEI de “territorial geoestratégico”. Acoto que el Gobierno ha definido la agenda de la investigación, en ”áreas prioritarias” que es de una hecho una interpretación sesgada de las cuestiones a investigar, ya que se aplica el prisma de los interés políticos e ideológicos y no aquellos de la agenda diseñada por los propios investigadores. Lo ideal, por supuesto, es que el Gobierno, con todo derecho, fije los parámetros de una agenda según sus intereses, pero que proteja aquella propia de los investigadores, admitiendo que estos, del mismo modo, siguen una orientación política e ideológica, pero al menos morigerada por los límites que impone a toda agenda de investigación el oriente de lo que de una u otra manera se llama la punta del saber.
Los programas de des-estímulo académico. Los resultados de la investigación científica hecha en el país y las políticas públicas en Venezuela
Me animo a sugerir que, así como el Gobierno venezolano ha mantenido programas de estímulo a la investigación, bien bajo el formato del PPI (1990-2010) o del recién creado PEI (2011) se observa una evidente contradicción en el discurso oficial de la revolución, que busca promover la producción de conocimientos, mientras que cuando los necesita los trasfiere del exterior, aún en cuestiones tan propias de cada sociedad como las técnicas de la escolaridad. Esto es, Venezuela tiene paralelamente programas de estímulo, como de lo contrario, programas de des-estímulo. Venezuela es una sociedad importadora de talento, que se permite menospreciar el conocimiento producido por su academia, a la cual, por cierto, a veces se le reclama, airadamente, que no genera conocimiento para solventar los problemas del país.
Durante los años de la revolución el país ha buscado nuevos socios, y de estos países importa, a veces, tecnologías redundantes como el importar tecnología para construir viviendas de países como Bielorrusia. Con Cuba ha elaborado una estrecha alianza, y si bien Venezuela exporta a la isla caribeña unos 115.000 barriles de petróleo al día, este país cancela dichos costos con mano de obra supuestamente profesional, como es el caso de los 44.000 médicos cubanos (aproximadamente) que ejercen en Venezuela y que de hecho controlan el sistema de salud pública, sin que hayan revalidado sus títulos en el país como lo exige la Ley y más bien parece ser que muchos no son médicos sino para-médicos.
Es larga lista la de la venta de servicios por parte de Cuba, a Venezuela, aún en materias en las cuales la experticia cubana es nula, como en procesos electorales o bien transfiriendo el llamado „modelo cubano de educación superior‟, pues si es un modelo es de represión a la libertad académica y a la autonomía institucional. En el caso de la salud un ex-Ministro de Salud y hoy Director del Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES-UCV), Carlos Walter, ha declarado que “El Gobierno cubano toma decisiones en materia de la salud en Venezuela” (El Nacional, 19 de junio de 2011, P. 4, Siete Dias). Un ex-Ministro de Educación Gustavo Roosen, por su parte, comenta como en el sistema escolar venezolano “Las cifras no hacen sino confirmar esa grave endemia que muestra la debilidad de nuestro sistema educativo y que se manifiesta en los dos grandes males: repitencia y deserción” (“¿Año escolar aprobado?”. El Nacional, 11 de julio de 2011).
Pareciera ocurrir, en Venezuela, que las políticas públicas hacen caso omiso a la ciencia hecha en el país, cuando ésta revela las equivocaciones de la revolución venezolana, especialmente en áreas en donde el gobierno acusa fracasos importantes, como en salud, educación y vivienda. Menciono, en esta oportunidad, solamente, el caso de la calidad de la escolaridad básica. Un experto, quizás el más calificado en el área de la escuela básica, en Venezuela, Mariano Herrera, señala que “...el gobierno ha aportado algo a la educación: verbo” (“El número de clases en escuelas públicas no supera los 90 días”, El Universal, 10 de julio de 2011, 4-2). El actual gobierno venezolano pareciera, en efecto, estar más interesado en la propaganda que en el desempeño. Herrera señala, entre otras cosas, el mal uso del tiempo escolar, que hace como de los dias hábiles al año se emplee solamente un porcentaje equivalente al 50 por ciento, en algunos casos, sobre todo en las escuelas situadas en las zonas rurales; el grave y constante ausentismo escolar –que en algunos casos llega al 30 o el 40 por ciento; la sustitución de los docentes por suplentes, que a veces carecen de la mínima experiencia profesional; el creciente deterioro de la planta física escolar y en general un clima de abandono y descuido de la infraestructura escolar de país. Al referirse en general al comportamiento del sistema educativo Herrera acota que “...la educación pública está atravesando un momento terrible y que en general es una inmensa desgracia”. Naturalmente, ésta es una adjetivación que requiere demostración pero los datos empíricos parecen avalar esta situación negativa.
El aparente éxito de la revolución en la materia educativa es, probablemente, sólo cosa de propaganda, en lo cual la revolución ha sido sumamente exitosa. Mis estudios empíricos me señalan como la actitud hacia la escuela, del gobierno revolucionario, no es, en el fondo, distinta de la actitud de otros que le antecedieron, pues hallo constante que los gobiernos y de hecho la propia sociedad no protegen el espacio escolar, sino que el mismo es instrumentalizado para los fines inmediatos de los gobiernos. Una prueba de este descuido es el analizar el papel del docente de la escuela básica, seleccionado entre los sectores de bajos ingresos, de baja formación cultural e intelectual, en su casi totalidad personal femenino y así con otras características importantes de discutir al examinar la función de los docentes en la formación de los ciudadanos. La sociedad venezolana parece interesarse, en materia escolar, es por el tema de la prosecución y las credenciales, más que por el aprendizaje en sí mismo, una demanda prácticamente inexistente en los sectores populares, cuyo nivel de prosecución es mucho más bajo que aquel de los sectores de medianos y altos ingresos. Es oportuno destacar que la masificación en la escolaridad venezolana, no ha venido acompañada de un proceso de democratización –a pesar de todos los esfuerzos, como los que ha hecho el actual gobierno nacional, y más bien se prolongan en la dinámica social las diferencias de oportunidades como consecuencia del imperio de la división brutal de clases sociales en esta sociedad. Siendo un gobierno que se llama a sí mismo revolucionario es inexplicable que sus decisiones en políticas públicas no hayan afectado, en lo más mínimo, la relación escuela y clase social, pues el subsistema del sector privado mantiene sus privilegios; de hecho se fortalece y ya la revolución es débil, después de unos 12 años en el poder, como para cambiar esa correlación, añadiendo que los líderes de la revolución escapan de las escuelas públicas y al parecer prefieren para su hijos aquellas del sector privado.
El caso es que, en el país, se ha producido suficiente cantidad de conocimientos, que harían factible enfrentar los problemas de salud, educación y vivienda, para mencionar tres tópicos de urgente necesidad de solución, pero los mismos no son empleados, en general porque toda crítica es políticamente incorrecta. Por ejemplo, en materia del nivel superior de la escolaridad, se ha advertido al Gobierno Nacional que está cometiendo errores de proceso que se suman a aquellos de origen, y que en vez de expandir en forma irreflexiva habría que contraer en forma reflexiva, pero se sigue aumentando la matrícula comprometiendo la calidad; se prosigue dividiendo a las Universidad en las nuestras y las de ellos, creando un cisma irresponsable –tanto así que en la educación superior venezolana hay una especie de aquella nefasta experiencia del Muro de Berlín, que separa al pensamiento plural y riesgoso al seguro pensamiento doctrinario, que no tiene que pensar sino acatar, en este caso los principios de la revolución bolivariana y socialista –de hecho la “revolución bonita”, como fue llamada por el líder venezolano, hace algunos años, cuando aún tenía buena cara y mejor rostro . Pero el gobierno revolucionario pareciera escuchar sólo su propia voz y pensar que el destino de la República es el propio. Esto es, entonces, des-estimula la producción académica, en vez de lo contrario. Promover la producción de conocimientos va más allá, entonces, de fijar unos temas y unas áreas así llamadas estratégicas, cuando en ambos casos se trata es de estimular la lealtad y la afiliación partidista e ideológica. Quizás, después de todo, el gobierno venezolano comparta una expression que le escuché el Ministro de Educación de la Antigua URSS, en Moscú, en 1975, cuando en una conferencia internacional que se efectuaba en la capital de la Unión, dijo refiriéndose al financiamiento de la Universidad que ya que ellos pagaban los músicos bien podían igualmente poner la melodía.
Los indicadores propios para medir el desempeño académico, el patrón del aislamiento
Sin embargo, es de advertir que Venezuela se propone medirse no con esa abstracción así denominada la punta del saber, calificada internacionalmente, sino que aspira crear sus propios indicadores, separándose de los internacionales. En efecto, durante las Primeras Jornadas Internas del Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (ONCTI, 06 de julio de 2011), se dieron a conocer los diferentes proyectos puestos en marcha por la institución y uno de ellos fue “Generación y Aplicación de Indicadores de Ciencia y Tecnología para la región Latinoamericana y el Caribe en el Marco del ALBA”. Este proyecto fue propuesto durante la VII Comisión Mixta Cuba- Venezuela en el año 2007 y “...surge ante la carencia de un sistema de indicadores e información, que facilite usar parámetros que permitan evaluar el nivel de desarrollo científico y tecnológico de los países de la región y su vinculación con el desarrollo endógeno”. Es así como el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (ONCTI), “contribuye con la lucha incansable por la unificación y el crecimiento científico y tecnológico de los Países del ALBA (Cuba, Venezuela, Ecuador, Nicaragua y Bolivia)”. No es necesario acotar que los países del ALBA se hallan entre aquellos de menor producción académica a nivel global, como puede verse en el Informe Mundial sobre la Ciencia y aquel referido a las Ciencias Sociales, ambos publicados en el año 2010 por la UNESCO. Por cierto, estos patrones de medición están estandarizados hace muchos años, y entre ellos, aparte del citado Informe Mundial de la UNESCO pueden mencionarse otros instrumentos como la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología. (Red RICYT) y por supuesto el Science Citation Index (SCI). Véase sobre ello por Hernán Jaramillo S. y Mario Albornoz (1997) El universo de la medición. La perspectiva de la ciencia y la tecnología. Especialmente el capítulo 4: Sandra N. Brisolla, “Indicadores de innovación para países en desarrollo”, Pp. 89-112.
Debe aceptarse que hay una cierta racionalidad en los países que buscan crear sus propios indicadores. Watu Wamae, en el Science and Development Network [6 July 2011, “Africa needs its own indicators of scientific innovation”] ha argumentado que los países de Africa tienen que diseñar sus propios indicadores de ciencia y tecnología. Ha escrito Wamae que: “Evidence-based indicators in science, technology and innovation (STI) help governments across the world to formulate policies and identify opportunities for development. The second round of a survey designed to capture such indicators across Africa, a project sponsored by SIDA, was recently launched in Ethiopia. But if STI indicators are to contribute effectively to a sustainable path towards social and technological transformation, they need to be sensitive to the African context. Comparisons of indicators such as research and development (R&D) expenditure between African countries must not dominate policy discussions. Besides, Africa is not well served by borrowing indicators from other regions. There is no point simply reinventing the wheel, but Africa must develop measures of STI activity that accurately reflect African economies and experiences that are likely to be neglected because existing methods to capture them are lacking.In particular, we need to understand how to convert beneficial technologies into tangible benefits in Africa, and how to capture traditional as well as modern knowledge”. Naturalmente, el mundo de la medición ofrece varias opciones: seguir los patrones internacionales, crear los propios índices a nivel rgeinal, en este caso de la región de AL&C o aun de espacios más reducidos, como un grupo de paises, en este caso los del ALBA o, finalmente, indicadores nacionales.
Añado que como parte de esta ofensiva gubernamental en julio de 2011, por ejemplo, el Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias (MCTI) a través del Observatorio Nacional de Ciencia y Tecnología (ONCTI) hizo público los resultados de una Convocatoria de proyectos de investigación. Uno de estos proyectos, el No 8, señalado como perteneciente al área estratégica “Dinámicas, tendencias y desafíos del desarrollo” aprobó un proyecto dirigido a “La formación de valores socialistas para el servicio a las comunidades dirigido a estudiantes del subsistema de educación media general” permite observar el carácter de propaganda ideológica que tiene el actual Gobierno, ya que es obvio que formar valores es una de las áreas menos codificadas en ciencias sociales, como ha sido demostrado empíricamente [Albert Bandura (1969) Principles of behavior modification]. Pudiera inferirse que este proyecto, presentado por investigadores afiliados a la Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt (Cabimas, Estado Zulia) que se presenta como La universidad socialista de Venezuela, define el perfil político e ideológico del actual gobierno, pues entiendo por informaciones erráticas que este tipo de universidad, la bolivariana, no acoge la disidencia y más bien premia la lealtad, “al proceso”.
La investigación académica en Venezuela comienza a operar en 2011 dentro de la noción de ciencia manipulada. Esto ha ocurrido en muchos sitios, por lo demás. Recuérdese cuando más de 4.000 científicos norteamericanos, incluyendo 48 ganadores del Premio Nobel y 127 miembros de la National Academy of Sciences, denunciaron en Julio de 2004 a la administración de Bush de “distorsionar y suprimir la producción de ciencia para adaptarla a sus fines políticos” En su comunicación los científicos norteamericanos decían que: "Across a broad range of policy areas, the administration has undermined the quality and independence of the scientific advisory system and the morale of the government's outstanding scientific personnel" [Scientist Statement on Restoring Scientific Integrity to Federal Policy Making. Union of Concerned Scientist] No sé, en este momento, si el comportamiento de Bush de 2004 pueda hacerse equivalente al de Chávez en 2011, en Venezuela, pero no cabe duda alguna que éste último lesiona, a mi juicio, gravemente, la noción de independencia de la investigación académica.
Para el caso soviético, el mismo trasladado al caso cubano, puede verse en el libro por Mark Aleksandrovich Popovskiĭ (1979) Manipulated science: The crisis of science and scientists in the Soviet Union today. Naturalmente, de hecho quizás sea posible pensar que más que manipulación se trata de un fraude anunciado, de lo que Khan llama un enfoque apoyado en una falsificación de la ciencia para un uso inescrupuloso del conocimiento (Ameen Amjad Khan “Pseudo-scientific research still rife”, 179 University World News, July 10, 2011).
Esta tendencia puede observarse claramente en el llamado efectuado en el mismo mes de julio de 2011, cuando el Ministerio del Poder Popular para Ciencia, Tecnología e Industrias Intermedias (MCTI) a través del Fondo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (FONACIT), abrió la convocatoria regular para Proyectos de Investigación 2011 dirigida a investigadores e investigadoras del Programa de Estímulo a la Investigación (PEI) puesto en marcha por el Observatorio Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. Toda la propuesta elaborada en forma muy escolar, al igual que un maestro de escuela básica dictando una tarea a los niños. “En el portal http://www.conciencia.fonacit.gob.ve/ se encuentran disponibles los términos de referencia que incluye el manual de proyectos y el documento de necesidades de investigación 2011. Para participar en la convocatoria, los coordinadores(as) de proyecto deberán estar acreditados en el PEI y no ser coordinadores de proyectos seleccionados en la Convocatoria de los Proyectos Estratégicos 2011. Cada investigador del PEI podrá introducir un solo proyecto para su consideración. Todos los proyectos que opten a financiamiento a través de esta convocatoria deberán estar enmarcados en una de las más de 600 necesidades identificadas. El documento sobre las Necesidades de Investigación 2011 puede descargarse del portal Conciencia: http://conciencia.mcti.gob.ve. (Subrayado mío).
La academia y la veneración de las astucias
El caso venezolano es, entonces, una astucia elaborada en laboratorios de propaganda, diría, tales que recuerdan aquellas que argumentaba el filósofo venezolano Juan Nuño Montes, en su libro La veneración de las astucias: ensayos polémicos (1989) De este modo se establece la agenda de la investigación académica de manera taxativa. Es el funcionario, el burócrata, el que elabora dicha agenda, sin participación de la comunidad académica. Se señalan 10 áreas de investigación y se fijan los temas que guiarán la investigación académica en Venezuela, pues no habrá financiamiento fuera de estos temas, 613, en total, un ejercicio quisquilloso destinado al parecer a limitar la imaginación, la creatividad y la espontaneidad. Temas, entre ellos, tales como: De la cultura capitalista a la cultura socialista; Educación para la ética socialista; Educación para la generación e internalización de la ciencia y la tecnología; Desequilibrio territorial, segregación espacial y exclusión social en los procesos de urbanización capitalista en Venezuela durante el siglo XX y XXI y así sucesivamente. El procedimiento parece ser, así lo interpreto, vaciar el programa político e ideológico del partido político de la revolución, el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) en estos 613 temas, financiar investigación –que ya no es tal porque los resultados han sido anticipados, y luego fundamentar las políticas públicas en los „hallazgos académicos‟. Este procedimiento elimina el riesgo y la aventura del pensamiento, pues todo queda programado, para evitar sorpresas y conclusiones inesperadas. La investigación es un procedimiento cuyo objetivo es, precisamente, descubrir y develar lo desconocido; cuando esto se presume, esto es, es con resultados previamente conocidos, pues ya no estamos hablando de investigación, sino de manipulación, engaño y fraude.
Personalmente hallo que tanto el PPI como el PEI avalan son cantidades de documentos publicados, sin medir para nada su efecto e impacto social, como ocurre en aquella famosa La Universidad de Papel de Luis Porter (2003), excepto que como vimos en el parafo anterior el gobierno se propone, artificialmente, crear el mecanismo del impacto, controlando los temas a investigar. En todo caso en el PPI se mantuvo la noción meritocrática, según la cual los pares de mayor nivel evaluaban a los que aspiraban a ingresar al Programa; en el caso del PEI se modificó este criterio y se acato el principio no-meritocrático según el cual académicos de menor o ningún nivel evaluaron aquellos de mayor nivel, académico, en ambos casos. Esto es, se premió la lealtad política e ideológica y no la capacidad técnica. Se aplicó, entonces, lo que Dumont atribuye a Fidel Castro, quien “...proclamó que vale más un revolucionario no competente que una aptitud no revolucionara” (P. 53, Op. Cit).
En el PEI se ha eliminado la noción de jerarquía, que avalaba al PPI. En este último caso la comunidad académica venezolana mostraba una pirámide con una ancha base y una aguda cúspide: Datos de los investigadores acreditados al Programa en su última convocatoria evidencian esta pirámide: Candidatos 2.450; PPI I 3.179; PPI II 1.574; PPI III 451; PPI IV 192 y Eméritos 24. El PEI amplía la base: Nivel A: 4.786; Nivel B 1.799 y Nivel C 136. Requena analiza la composición de las Comisiones evaluadoras y halla que ...en su gran mayoría (62%) de los integrantes de las Comisiones no fueron nunca Miembros Activos del extinto PPI y muchos de ellos (el 51%) no lograron ingresar en su debida oportunidad al Programa. El resto (11%), ni siquiera pretendieron alguna vez en su carrera ingresar al Programa. El Miembro de mayor jerarquía académica perteneció al Nivel III del PPI. La gran mayoría (44%) de los Miembros de las nuevas Comisiones provienen de la Universidad Central de Venezuela y de un sector político bien definido; 99% manifiestan preferencia por el Chavismo. Este es, a mi juicio, el punto esencial del análisis: que el PPI mantenía pluralismo y respeto a las jerarquías meritocráticas, mientras que el PEI será una vitrina del gobierno revolucionario, en su inacabable afán de control político de todas las instituciones. Esto es lo que ha ocurrido en la educación superior: una expansión de la matrícula y del número de instituciones controladas por el Gobierno, sin autonomía institucional y con débil nivel de libertad académica y una táctica sistemática de reducción de la universidad autónomas. La Universidad controlada por el Gobierno es la Universidad bolivariana, doctrinaria, diseñada según los objetivos de la revolución, inclinada al culto a la personalidad que se promueve alrededor del líder máximo y único de la revolución. Interesante señalar como una simple visita a algunas universidades de las llamadas bolivarianas se observan en lugares prominentes fotografías del tipo de porte heroico del Jefe del Estado, al igual que en las dependencias oficiales. En este sentido cabria recordar lo que Clark Kerr expresó sobre este punto de la persistencia histórica d elas universidades, frase que dejo en el original en inglés [The uses of the university, 1963: 115]: “...about eighty-five institutions in the Western world established by 1520 still exist in recognizable forms, with similar functions and with unbroken histories...Kings that rule, feudal lords with vassals, and guilds with monopolies are all gone...”. En el caso venezolano los líderes políticos que hoy ocupan la posición de the powers-that-be serán en pocos años cosa del pasado y nuevos líderes ocuparán sus lugares, pero en todos los casos las universidades proseguirán, a veces indiferentes a los cambios externos a su entorno, su dinámica institucional. Quizás, en todo caso, lo que se recordará serán las decisiones que en esta materia hayan tomado los líderes de la actual administración, llamada revolucionaria por quienes detentan el poder en éste momento. Alguna de esas políticas por cierto, permiten preguntar porqué el país, la sociedad permitió que casos de decadencia académica como el de la Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora cayera en tal estado de postración [Véase por Oscar Medina su reportaje “La larga crisis de la UNELLEZ”, El Universal, p.- 4-5, 17 de julio de 2011]. Lamentablemente las universidades de baja calidad son comunes en el mundo. Podría citar un estimado, que me permite decir que de las 17.036 universidades que operan en el planeta, menos del cinco por ciento son de calidad y probablemente un 20 por ciento son de baja a muy baja calidad, con la mayoría alrededor del punto medio de la curva. Más aun, si mencionamos no universidades sino centros de investigación la cifra disminuye a menos de 500 en todo el planeta y, ademas, las universidades de calidad se concentran en pocos países como demuestra la siguiente Gráfica, que permite observar esa concentración, sobre todo en los países que lograron en los últimos 100 años crear esos „tesoros de la humanidad‟ que son sus universidades. Esto me permite aludir a una propaganda engañosa que hace la Universidad Central de Venezuela, pues fue en algún momento declarada patrimonio arquitectónico de la humanidad, pero ello no envuelve, en modo alguno, que sea de calidad académico en ese ambiente tan competitivo.
Ahora bien, para observar los principios que guían a una universidad bolivariana léase lo que un profesor de Estudios Jurídicos de dicha institución, en la ocasión del 8avo. Aniversario de fundada la Universidad Bolivariana de Venezuela, profesor Yanis Araujo, quien destacó que “la Universidad Bolivariana, es la hija de la revolución, y la emprendedora de todo el proceso de transformación del sistema de formación y educación para todos aquellos profesionales que de forma integral comienzan a transformar las realidades históricas del pueblo venezolano”. Esto es, se trata de una institución creada ad hoc para un proyecto político e ideológico. Añadió el citado professor que “...la UBV es un espacio de formación que no solamente incluye a todo aquel que la necesita, sino que genera un proceso de transformación en cuanto a la formación y al sentido patriótico, que debe tener cada profesional graduado de esta casa de los saberes del pueblo. Véase: http://www.noticias24.com/actualidad/8-aniversario
Abundo en este punto. El propio rector de la UBV, Ángel Moros, explicó que para 1998 la tasa de población estudiantil universitaria alcanzaba sólo los 785 mil estudiantes aproximadamente. En el 2010, según confirmaron organismos internacionales esta cantidad llegó a los 2 millones 480 mil estudiantes incluidos en el sistema educativo.
[Seguramente el Rector querrá decir matriculados, porque la palabra incluidos suele referirse a quienes faltos de oportunidades pueden en algún momento disponer de las mismas] Cabría señalar en esta oportunidad que los organismos internacionales (supongo que se refiere a la UNESCO), no “confirman” el volumen de una matrícula, pues los mismos simplemente recopilan estadísticas y emplean las que les hayan sido enviadas por cada Estado miembro. El mismo Global Education Digest 2010 de la UNESCO aclara taxativamente que la información estadística que muestra es estrictamente la que proveen los estados miembros. Existe la impresión de como en Venezuela las diversas agencias oficiales a veces ofrecen informaciones estadísticas distintas y a menudo contradictorias.
Por otra parte, según muestra la Grafica No 2 el crecimiento de la matrícula en Venezuela es una curva y no una escalera; esto es no hay sobresaltos, sino una curva continua, lo cual evidenciaría que la revolución venezolana simplemente ha reclutado la tasa de crecimiento normal, además de que dicho crecimiento comienza a disminuir, por razones igualmente demográficas y no como consecuencia de políticas públicas algunas.
Estas cifras citadas anteriormente, enfatizó el Rector, evidencian que el mayor logro que ha tenido la UBV desde su puesta en marcha es la inclusión de todos los sectores en el nivel de educación universitaria, lo cual fue posible por la instalación de la universidad en todos los municipios del país: “Desde la llegada de la revolución se ha dado un cambio sustancial, pasando de un modelo excluyente a un modelo de participación e inclusión que se expresa no solamente en estos números sino en el sentido de la educación que estamos impulsando en nuestras aulas”, dijo Moros. Este subrayado nuestro implica una afirmación desconcertante, pues lo que se impulsa en el aula pues en el aula queda. Un „cambio sustancial‟ se da cuando del aula se pasa al laboratorio o al trabajo de campo, esto es, a la producción de conocimientos. La UBV ha sido creada y ello está bien, para ser una institución de aula y por ello es limitada su capacidad de impacto y ulterior efecto, en el desarrollo social y económico del país; la UBV es una institución antigua desde su creación, porque fue organizada para la sociedad del entrenamiento, que no para la sociedad del conocimiento. En el momento de su apertura ya tenía varios años de atraso, en cuanto a lo académico en si, porque estuvo al día en cuanto a institución formadora de cuadros para la revolucion,1q0%ue no de profesionales con competencias para desempeñarse en un mercado abierto. Abrir instituciones de aula en la era digital es análogo a abrir una fábrica de máquinas de escribir, manuales, en la etapa del computador y del Internet. Es como retroceder de la era de Berners-Lee a las clases de Fray Luis de León, “como decíamos ayer”.
En cuanto a abrir instalaciones de la UBV en todos los municipios del país ello no tiene en sí un sentido pedagógico, sino el de aplicar dos políticas de dudoso efecto beneficioso. Una, la de promover control político de la población estudiantil universitaria, y dos el romper la ecuación de que la universidad es un sitio, desde su creación, adonde van los estudiantes y no viceversa, excepto por vía digital. El modelo de municipalización de la universidad, obviamente inspirado en el llamado modelo cubano de educación superior es simple mecanismo de control social [Davies, Brian (1976) Social control and education]. Venezuela carece de los recursos técnicos como para abrir una instalación universitaria en cada uno de los 335 municipios del país, un esquema rígido que inmoviliza a la población universitaria, por otra parte. Más aún, pudiera demostrar como el país tiene recursos solamente para crear espacios de conocimiento reduciendo a las universidades a los mismos, no más de cuatro o cinco en el país.[4]
En verdad la universidad venezolana, con déficit enormes, ha sido incluyente, hasta el punto fácilmente demostrable que la elite dirigente de la revolución, la civil, fue formada casi en su totalidad en las universidades oficiales del país, estatales. Del mismo modo toda la elite militar ha sido formada en sus academias militares, de elevada inclusión social, pues estas escuelas han seleccionado sus miembros entre las clases media y bajas de la población –en ambos casos en términos de ingreso, porque la fuerza armada venezolana es de origen popular, y es elite sólo cuando sus miembros acceden a los niveles de mando, como ahora durante la revolución bolivariana, militarizada como es. Añadió el Rector que “La educación promovida e impartida por la UBV, apuntó el Rector, va más allá del conocimiento pues este (el de la UBV) se fundamenta en los cambios que se puedan hacer en el entorno. “Una educación con compromiso social para la transformación”. Esto es banal y retórico, porque ninguna universidad deja de tener ese compromiso con el entorno, desde su creación, como puede verse en los documentos fundacionales de la universidad, en Europa, en el Siglo XII.
Quienes crearon la UBV piensan, al parecer, que la misma es un nuevo modelo de Universidad. Para ver la justificación de dicha creación pueden verse los argumentos esgrimidos por quien fue su primera rectora, María Egilda Castellanos [“Educación universitaria en Venezuela, 2000-2010. Logros y compromisos”. Espacio Abierto. Vol. 20, abril-junio de 2011. Pp. 343-365]. Tres párrafos permiten observar el proceso de creación de la UBV y su justificación institucional; la misma no impide, sin embargo, apreciar la debilidad de una argumentación que aborda el problema académico en forma banal y superficial. Una argumentación que señala más bien un alibi para justificar una institución creada para un proyecto político, que no para la sociedad.
Mi propio punto de vista se reduce, por otra parte, a creer que el país tenía en el año 2000 la capacidad de avanzar en el problema del conocimiento, abriéndose a espacios de producción, alimentando los estímulos académicos y por ende aumentar la producción de este tipo, pero retrocedió y creó más bien la retro-innovación, que es como interpreto a la UBV, una unidad más del mundo del entrenamiento, sin accesar al del conocimiento. Elaboremos entonces algunos comentarios a los tres párrafos aludidos previamente. El análisis del contenido de estos párrafos tendría que contrastarse con lo que hacen las universidades líderes en el mundo académico e incluso con las universidades líderes, académicamente hablando, en el país. ¿Porqué el país no invirtió en estas, ya probadas en el tiempo, en vez de aventurarse a crear instituciones de modelo anticuado y por definición improductivas académicamente hablando? Veamos:
1) “En el año 2003 se creó la Universidad Bolivariana de Venezuela (UBV) cuyo Documento Rector expresa una concepción epistemológica no contribuyente al enfoque científico-positivista, ni a la perspectiva instrumental de la educación y el conocimiento; expone nuevos modos de pensar y actuar para construir una Universidad acorde con los principios contenidos en la Constitución de 1999, los cuales asume como orientadores de su propio desarrollo, entre ellos su responsabilidad con lo público, en consecuencia, estará dirigida a formar profesionales-ciudadanos, integrales y comprometidos con el proyecto país”. Comentario: ¿Qué es una concepción epistemológica “no contribuyente al enfoque científico-positivista”; ¿Acaso la UBV no es sino una “perspectiva instrumental de la educación y el conocimiento? ¿ Existe acaso un “nuevo” modo de pensar? Sobre el tema de la “responsabilidad con lo público” debe señalarse que ello es absolutamente común a todas las instituciones de educación superior, a pesar suyo, de modo que no es un privilegio de la UBV presumir de originalidad en este orden de ideas. Aún las más elitista de las instituciones del sector privado, por ejemplo, es, como señalé a pesar suyo, una institución de responsabilidad pública. El objetivo de formar “profesionales-ciudadanos” es irrelevante, porque en todo caso pareciera sugerir que otras instituciones forman profesionales no-ciudadanos. Finalmente, este párrafo alude a como los profesionales formados en la UBV se hallan “comprometidos con el proyecto país”. ¿Es que acaso los profesionales formados en otras instituciones de educación superior no están comprometidos con el proyecto país? Lo que acontece y ello si es cierto, que los profesionales formados en otras universidades quizás no estén comprometidos con el proyecto de país tal como es concebido por el gobierno revolucionario actual, sino con el país genérico que es Venezuela. Los profesionales de la UBV se hallan comprometidos con el proyecto oficial; es una institución instrumentalizada para ese fin, sin duda alguna. Incluso, el propio Presidente de la República dijo el 12 de Julio de 2011 que “Quiero que la UBV, entre otros entes de la revolución, se ponga a la vanguardia de la Gran Misión Trabajo... No debe haber ningún municipio, donde esté la Universidad Bolivariana, en el cual no comencemos a planificar, científicamente, el proyecto de desarrollo para acelerar los cambios en las relaciones de trabajo y producción”. La Ministra de la Educación Universitaria y antigua rectora de la UVB, Yadira Córdoba, respondió de seguidas que “Eso es una orden y en esta Universidad se va a cumplir en todos los rincones del país; ésta es una Universidad que nació de la revolución, que la revolución le corre por las venas...así que simplemente ésta universidad cumplirá” (El Universal, 13 de Julio de 2011, P. 1-4).
Por elemental analogía los programas de estímulo académico y el financiamiento para ejecutar proyectos avalados por los “los otros entes de la revolución” pues atenderán obedientemente lo que el gobierno revolucionario diga sobre la materia. (Subrayado de O. Albornoz). En esta material de la Universidad instrumentalizada cabe señalar uno de los casos más notables de la historia de la academia, el del filósofo alemán Martin Heidegger quien asumió en su momento una posición doctrinaria en cuanto a la esencia de la Universidad, rindiéndola a los designios de un dictador, Adolfo Hitler, quien condujo a su país a la ruina. Una posición distinta, completamente, a la que en su propio momento asumieron pensadores liberales y demócratas en su denuncia de la instrumentalización de la Universidad, como el español José Ortega y Gasset, en su libro Misión de la Universidad (1930) y el británico Bertrand Russell (1952) en The Impact of Science on Society. London: George Allen & Unwin (1932). Education and the Social Order, London: George Allen & Unwin. Fueron las ideas de estos dos pensadores, por cierto, la empleadas por las fuerzas de liberación, en Europa, para reconstruir a la universidad en esa vasta región devastada por una larga y cuenta guerra.
En cuanto a Martin Heidegger es probable que lo más importante de su postura doctrinaria e ideológica sea que la misma fue un atajo mortal a la tradición liberal de la universidad alemana, desde Humboldt hasta Weber [Sobre este último véase el documento traducido y editado por Edward Shils “Max Weber on universities. The power of the state and the dignity of the academic calling in Imperial Germany”, en Minerva, Vol. XI, No 4, 1973. Véase igualmente la traducción al castellano por los colegas colombianos Yolanda Ramírez-Prado y Gonzalo Cataño, Bogotá: Universidad Pedagógica Nacional, 1989]. El repugnante caso de Heidegger es una penosa muestra de como aún el brillo y el talento del filósofo alemán no excusan la brutalidad de su postura frente a la universidad alemana. Cuando el filósofo, al tomar posesión de su cargo como Rector en la Universidad de Friburgo (1933), invitó a la universidad para que contribuyese a la fortaleza del nacional-socialismo, estaba enterrando la idea de universidad, que es, por definición, contraria a la instrumentación por parte del poder. Eso es exactamente lo que se propone hacer el gobierno venezolano actual, controlar a la universidad instrumentalizándola como un agente del gobierno, que no de la sociedad y de la nación, sino de un grupo particular de venezolanos, los que apoyan al actual gobierno, que los hay, sin duda [Sobre el pensador alemán véase el libro definitivo sobre su pensamiento, por Rüdiger Safranski, Martin Heidegger. Between God and Evil (1999)]. La revolución nazi en las universidades alemanas se definía como el Gleichschaltung, el proceso de afiliación sustantiva con el Partido Nazi. Cabe añadir que no basta, para comprender la situación significativa de este tipo de alianza espuria, el suponer que Heidegger fuese designado Rector como consecuencia de una acción individual, sino que fue un movimiento dentro del Partido Nazi el que elevó al filósofo al cargo de Rector y de hecho de vocero de la universidad alemana. En otras palabras, el papel de Hiedgger fue el de tratar de nazificar a la universidad alemana, del mismo modo que ais ha ocurrido en todo sitio y lugar en donde la universidad es vulnerada y se le quiere imponer, infructuosamente, como lo demuestra el caso alemán, un determinado color político o ideológico. Por ello incluso el slogan del Partido Nazi fue impuesto en una directiva del entonces ya Rector, el famoso e infame Sieg Heil. Es inevitable señalar, para los interesados en esta delicatesen como Heidegger se asoció a la línea de pensamiento autoritario del Zarathustra de Nietzsche y no aquella del social- demócrata Weber. En otro orden de ideas, el experto en universidades el portugués profesor de Coimbra, Boaventura de Sousa Santos, ha señalado como la instrumentalización de la universidad conduce inevitablemente a “They (los administradores de las universidades) will exert all their creativity to destroy creativity and diversity, to standardize all that is stardardizeable and to discredit or discard all that is not” [“The role of universities as promoters of values”, en Making the Magna Charta Values Operational, Proceedings of the Conference of the Magna Charta Observatory 16-17 September 2010, P. 36].
2) “Para dejar florecer la concepción epistemológica que la orienta la UBV rompió con la estructura dominante en las universidades, es decir aquella centrada en facultades, escuelas, cátedras, departamentos y ausmió una organización en grandes áreas de conocimiento expresada en campos académicos, núcleos académicos y programas de formación de grado y de formación avanzada, que permitió el encuentro entre disciplinas, el trabajo inter-disciplinario, la concurrencia de métodos, la fractura de rigideces y los avances hacia la trandisciplinariedad. Para ello, el ejercicio de la democracia y la autonomía responsable constituyen pilares fundamentales”. Comentario: ¿Porqué adjetivar a la autonomía calificando que la UBV la ejerce en forma “responsable”. Alguien de „extrema derecha‟ [Robert P. Murphy (2011) Production Theory and the Market Process] podrá pensar que lo responsable es producir dentro de los mecanismos del capitalismo, otro ya de „izquierda oficial‟ dirá que hay procedimentos alternativos –entre elos el socialista [Boaventura de Sousa Santos (2007) Another production is possible. Beyond the capitalist canon] pero en ningún caso existe una autonomía “irresponsable”. Para disponer de instituciones en donde se ejerciese la democracia pues el país tiene varias de ellas, como la propias universidades autónomas, democráticas, plurales, abiertas, como es la misma institución, la Universidad Central de Venezuela (UCV), de donde egresó la mayor parte de los líderes civiles de la revolución. En cuanto a que la UBV “rompió con la estructura dominante en las universidades” bastaría un paneo por los procedimientos que emplean las universidades venezolanas para descubrir que no todas emplean el mismo estilo; incluso en algunas universidades privadas, mas flexibles a los cambios curriculares y de procedimientos pedagógicos, hace años que se han ensayado innovaciones en la materia, como es el caso de la Universidad Tecnológica del Centro (UNITEC), una pequeña Universidad situada en Guacara, Estado Carabobo, en donde se trabaja en función de proyectos, desde hace 30 años, combinando el esfuerzo de profesores y estudiantes, simultáneamente, una técnica pedagógica derivada de la experiencia norteamericana. Comentario: ¿Es acaso posible una universidad en donde el proceso de enseñanza-aprendizaje no suponga el esfuerzo conjunto de profesores y estudiantes?
3. “Desde el punto de vista pedagógico, el proyecto UBV asume que el proceso educativo se fundamenta en el diálogo, en el aprendizaje compartido entre profesores y estudiantes mediante el respeto mutuo, el reconocimiento de saberes, experiencias, conocimientos, potencialidades, culturas, hábitos, costumbres, aptitudes y actitudes que fortalecen la relación, y que contribuyen al aprendizaje” Comentario: Es inevitable pensar en teóricos de la universidad como el filósofo venezolano Ernesto Mayz Vallenilla [El ocaso de las universidades, 1984] y el también filósofo norteamericano Allan Bloom, [El cierre de la mente moderna, 1989] al analizar este tema de la diferencia entre saber y conocimiento. Ambos proponían como la universidad debe ser académica, dedicada al cultivo del conocimiento, pero en Venezuela se ha impuesto la tesis de que los saberes tienen un lugar en la universidad. Uno de los líderes de la educación bolivariana, Carlos Lanz (El Nacional, 10 de noviembre de 2010) señalaba en un artículo suyo (“20 premisas político-educativas”) que una de ellas (No 16) era “Acreditación de aprendizajes por experiencias y reconocimientos y de los maestros- pueblos”. Es la tesis andragógica de un educador norteamericano, Knowles, Malcolm S (1978) The Adult Learner: a neglected species: Houston: Gulf Publishing, Knowles, M. (1975). Self-Directed Learning. Chicago: Follet. que fueron popularizadas en Venezuela por el educador Félix Adam, plasmadas las mismas en la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez.
Por ello la UBV, incluso, no es una novedad en Venezuela, sino que replica conceptos e ideas que han sido trabajadas en el país en el pasado inmediato. Por ejemplo, cuando se creó la Universidad Experimental Nacional Simón Rodríguez (UNESR, 1972), “...la misma tendía académicamente a: a). un carácter alumno-céntrico; b) Su organización estimularía al máximo la participación; c) Su enfoque sería interdisciplinario y d) Fomentaría la actitud crítica del estudiante... define su papel académico, con base en la
capacidad transformadora y la conciencia social, las cuales marcan el punto de partida para formar profesionales críticos, conocedores de sus deberes y derechos, con sentido ético, sensibilidad humana y visión colectiva...Está orientada a consolidar una Universidad capaz de formar los promotores y conductores de la nueva realidad nacional, basada en la universalización de la educación y en la colectivización del saber, colocando el saber al servicio de las comunidades”.
En teoría, al menos, la UNESR se creó según un carácter participativo lo cual “Significa que la Universidad se aparta del sistema convencional de las clases magistrales con vigencia exagerada de aulas, pizarrones y rígidos horarios de labor. Al centrar en el adulto el proceso de aprendizaje, el aula está donde él se encuentra en las mejores condiciones para adquirir los conocimientos. El tiempo poco importa si la educación es permanente a través de la vida, todo depende de la capacidad intelectual, de las aptitudes y del esfuerzo que cada quien dedique a alcanzar los objetivos de su aprendizaje” Contrario a las necesidades del rigor académico, función primordial de la excelencia, la UNESR promovió que “En lo conceptual, la flexibilidad permite: ensayar nuevos sistemas de evaluación, la no-obligatoriedad de la asistencia al recinto universitario, la inexistencia de horarios prefijados, el que el participante pueda aprender a su propio ritmo y organice su propio esquema de estudio, la flexibilidad curricular, el poder conjugar la acción estudio y trabajo, producción y aprendizaje, ser un agente de cambio social al vincularse con la comunidad y contribuir a su desarrollo, podrá establecer sus propias empresas, que son también talleres de aprendizaje y de producción real”.
Todo ello condujo a lo que se llamó el aprendizaje por experiencias, acreditando como conocimiento académico lo que era saber. Es una confusión de fines y objetivos que se permea en la concepción bolivariana de la educación universitaria, empobreciendo a la misma. Mi tesis es que Venezuela, en 1972, cuando se creó la UNESR, como en 2003, cuando se creó la UBV, incurrió en lo que he llamado, ya citado, error de origen y error de proceso, pues se continúa abriendo instituciones de otra generación, de la era del entrenamiento en la del conocimiento.
Cabe mantener absolutamente axiomático que la universidad contemporánea sigue un modelo aceptado globalmente y que la búsqueda de opciones no es ni legítima ni aconsejable si escapan el rigor y severidad propia de la academia y de los niveles de excelencia. Ciertamente hay muchas alternativas: la universidad adjetivada, sea indígena, popular, obrera, católica, socialista, de género y así sucesivamente, pero u obedecen los patrones institucionales tales como selección de la matrícula, rigor en la formación de los profesores e investigadores, la excelencia como objetivo, la responsabilidad social como patrón y así sucesivamente o la institución entonces es otra cosa, a menudo ni parecida al patrón estandarizado. En materia de la educación superior y sus fines no se aplica exactamente la política pública de expansión de la matrícula, una decisión que puede ser popular, pero no necesariamente efectiva; precisamente. Castellano (Op. Cit) ha expresado que “Sin duda que el logro más notorio de estos diez años, en educación superior, ahora universitaria, ha sido el crecimiento matricular”.
Del mismo modo, aún aceptando que ello sea cierto, ya que dicha política de expansión ha sido, históricamente, una constante en el manejo de la educación superior venezolana, como puede apreciarse tanto en la Gráfica No 1 como en la Tabla N 1, probablemente el gran fracaso ha sido el deprimir y desacelerar la producción de conocimientos, una actividad que si no se halla en decadencia en Venezuela lo más probable es que se halle en un punto de estancamiento. Naturalmente, es relativamente fácil abrir plazas e incrementar la matrícula, pero bastante más complicado el aumentar los índices de producción y productividad académica. Del mismo modo, ya se ha dicho, expandir la matrícula es una decisión popular, visible, de efecto inmediato; producir conocimiento es lo contrario y no sirve como política de promoción política, pues sus resultados son inciertos y lentos. Tal política de estado ha sido, reiteramos, una constante en la filosofía de la educación venezolana, análisis de las cuales se hallan disponibles en la literatura venezolana sobre el tema, como es el caso de la obra por Guillermo Luque (2009, Educación, estado y nación. Una historia política de la educación oficial venezolana 1928-1958), que aborda el tema específicamente en un Capítulo referido a la: “Filosofía político-educativa de la revolución de octubre de 1945: estado docente, humanismo democrático y escuela unificada”.[5]
En cuanto al tema citado de las fotografías épicas del líder de la revolución en las universidades adscritas a la revolución es fácil imaginar que cuando, eventualmente, haya otro Jefe de Estado en Venezuela, pues dichas fotografías cambiarán, rápidamente. Los gobiernos suelen cambiar, en efecto, con relativa frecuencia; las universidades, por lo contrario, permanecen en el tiempo, no obstante que lo hagan rotando, simultáneamente, a sus autoridades. De momento, sin embargo, es importante acotar que en las universidades bolivarianas las autoridades son designadas por el Gobierno Nacional y no existen en ellas los patrones de autonomía institucional o de libertad académica. De hecho, las universidades que dependen del propio Gobierno son manejadas como dependencias administrativas del Gobierno, que no del Estado.
Los programas de estímulo/des-estímulo son una dialéctica constante en la sociedad venezolana. Es cuestión de comprender como en esta sociedad el eje de la política pública en educación superior ha sido la de la expansión de la matrícula, no de los espacios de conocimiento. En la siguiente Tabla No 1 se pueden observar los datos brutos del aumento constante de la matrícula, que si se correlacionan con los índices de producción se halla cómo el potencial es prácticamente desperdiciado y es el caso de la creación de la UBV, puesto que se abrió una institución para absorción de la matrícula, pero alejada de un espacio para producir conocimiento, sino, reiteramos, una institución de servicio, absorción de matrícula y entrenamiento de cuadros políticos. El índice de producción está en Venezuela alrededor del 7 u 8 por ciento, medido ello considerando que el PEI agrupa no mas de 7 mil investigadores, contra un total de miembros del personal docente y de investigación de poco más de cien mil en todo el país. En uno desarrollado la relación es uno por uno, esto es un docente por un investigador. Según los datos del Digest of Education Statistics (2010) uno de cada dos profesores en USA producen al menos algun producto, de patente a paper. Venezuela, según mis estimaciones tendría que tener una ratio al menos de tres investigadores contra siete docentes, para poder crear un stock de conocimientos sustentables para el desarrollo económico y social nacional. Para el crecimiento de la matrícula véase la Tabla No 1 de seguidas:
Fuente: Datos del Ministerio de Educación, del Ministerio del Poder Popular para la Educación y elaboración propia.
Cabe señalar como la educación superior venezolana comienza a masificarse es desde 1950, incluyendo que en 1953 se abre el sector privado en este segmento de la escolaridad. Antes de esa fecha las cifras son pobres, si bien la intensidad política de los años 1945-48 (Años de la Revolución de Octubre, así llamada) tuvo en aquellos participantes universitarios decisivos. Si bien en el año 1950 la matrícula era de 16.191, en 1945 era apenas de 2.930 estudiantes, con 4.586 en 1948. Ese año la Universidad del Zulia tenía apenas 356 estudiantes. En todos los casos ello quiere decir que el espectacular crecimiento de la matrícula ha llevado el volumen de 16.191 en 1959 a más de 2.5 millones de estudiantes en 2010, pero señalando que dicho crecimiento ha sido consecuencia más de la variable demográfica que de políticas públicas en el área, no obstante hayan tenido influencia importante, por supuesto.
Conclusión: producción académica de menguado efecto en el desarrollo
Si la clave de la producción académica en una sociedad moderna ejerce un efecto positivo para el desarrollo económico y social ello depende, ello es aceptado en la experiencia actual, de (a) la producción de patentes y (b) que el conocimiento académico pueda ser instrumental en la elaboración y formulación de las políticas públicas y en la producción de bienes y servicios para de ese modo contribuir a la solución de problemas sociales. En el caso venezolano la producción de conocimientos genera el patrón de la producción de productos de escaso impacto y efecto en el desarrollo del país pero con efecto elevado es en la propia dinámica de la comunidad académica. Según informaciones recientes Venezuela se atrasa en la materia del efecto de la producción académica, de modo que bien PPI o PEI el resultado es el mismo.
¿Para qué, entonces, hacer todo este enorme esfuerzo e inversión de dinero en países pobres como Venezuela? Ocurre quizás con este oficio de producir conocimientos lo que con el servicio exterior venezolano, extendido a los cinco continentes pero sin que haya un retorno de la inmensa inversión del caso, pues el mismo se emplea sólo como parte de un aparato de propaganda, vasto, costoso cuan inútil.
Es mi impresión de cómo en Venezuela la sociedad ha tenido éxito en organizar y hacer institucional un sólido aparato que presta servicios en el área de la formación de los profesionales que la sociedad demanda, hasta el punto de que hay excedentes medidos por la fuga de talento que sufre el país, sin que ello cause un déficit notable en la oferta de los servicios profesionales que prestaban (Kerdel Vegas, Francisco (2000): Diáspora del talento. Caracas: IESALC-UNESCO; Iván de la Vega Ed. (2010) La diáspora del conocimiento. Talento venezolano al mundo. Caracas: Academia de Ciencias, Matemáticas y Naturales). Para el caso colombiano véase por Jorge Charum y Jean- Baptiste Meyer (1998) su libro Hacer ciencia en un mundo globalizado. La diáspora científica colombiana en perspectiva. Bogotá: Colciencias.
Pero las elites venezolanas nunca han considerado esencial como necesidad la creación de un espacio de conocimientos, que sirva de instrumento para el desarrollo, sino que las mismas acentúan con los años los mecanismos de la dependencia, que adquiere bajo el actual Gobierno niveles y cotas sorprendentes, como es el caso de la dependencia personal, afectiva y política que tiene el actual caudillo venezolano Hugo Chávez de los hermanos Castro, de Cuba.
Es la venezolana una sociedad orientada hacia el poder, más que hacia el logro y por ello el discurso de las elites militares que gobiernan el país tienen este componente de la conquista y preservación del poder como su único norte y objetivo, y, en efecto, el líder venezolano ha podido decir, el 5 de julio de 2011 que:
Los invito a que iniciemos esta nueva larga marcha hasta el 24 de junio de 2021, para que conmemoremos dentro de diez años los 200 años del rayo de Carabobo, la independencia nacional, la consolidación plena de la patria nueva, bolivariana y socialista para allá vamos con la ayuda de Dios y el Cristo Redentor”, para escuchar por parte del General encargado de la ceremonia del 5 de julio que “Entendido mi Comandante en Jefe. Patria socialista o muerte” una expresión ésta de la muerte en los mismos momentos en los cuales el Jefe del Estado se halla enfrentando un cáncer cuyas características se desconocen, pero parecen sugerir un estado de salud delicado.
Cabe acotar que el líder venezolano se encomienda al Cristo Redentor pero, al mismo tiempo, dice estar leyendo a Nietzsche, en este caso su libro Asi habló Zaratustra, que, en una reunión con miembros de su gabinete ministerial en La Habana, lo exhibió delante de las cámaras con implícitos comentarios un tanto apologéticos sobre la sabiduría de Nietzsche, uno de los enemigos más relevantes del socialismo. Sobre éste autor en 1952, G. Lukacs publicó "Die Zerstrung der Vernunft" [El asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler. México, FCE, 1959] y en el aparte titulado: 'Nietzsche como Fundador del Irracionalismo en el Periodo Imperialista", Lukacs acierta a decir: "Toda la obra de Nietzsche fue una polémica contra el marxismo y el socialismo, aunque sea evidente que nunca leyó una línea de Marx y de Engels" y más aún (P. 424) dice como Jaspers era “una superación de las engañosas filosofias del pasado, llevada a cabo con ayuda de Kierkegaards y Nietzche”..
El proyecto del líder venezolano se propone cambiar el mundo, crear la nueva sociedad (neo-socialismo), el „hombre nuevo‟ libre del egoísmo y de la maldad, y se ha comprometido a hacerlo o a morir en el empeño, de allí que el slogan de la revolución sea: Patria socialista o muerte. Mientras tanto esta sociedad, avidamente, está conectada con los cambios científicos y tecnológicos actuales. Lo que consume el venezolano promedio está dictado por los mecanismos de producción de bienes y servicios que se generan en los centros metropolitanos. De hecho, se pueden hacer preguntas inquietantes, ¿qué de la vida cotidiana del mexicano promedio, por ejemplo, ha sido elaborado en una industria venezolana? Pudiera decirse sobre esta cuestión que Venezuela exporta talento, ciertamente, pero no conocimientos.
Pudiéramos voltear el argumento ya que mientras el líder venezolano se propone cambiar al mundo, este, lenta pero inexorablemente, nos cambia la vida a los venezolanos; mientras que nuestros ingresos provienen del capitalismo norteamericano para alimentar, entre otras cosas, la inútil maquinaria militar venezolana, por parte de los “nuevos mejores amigos”, los rusos y los chinos, no obstante que Venezuela alimente la maquinaria de guerra norteamericana, ya que el quince por ciento del combustible de las naves de guerra del odiado Imperio provienen del petróleo venezolano. Los innovadores en los centros metropolitanos de producción de conocimientos empujan las fronteras del conocimiento en forma y velocidad creciente, y si Venezuela se aísla de ese patrón será incapaz en el futuro, incluso, de diagnosticar objetivamente y sin la conducción de la mano ideológica los males que le aquejan como sociedad.
Mientras tanto los esfuerzos por parte de la revolución por controlar todos los espacios parecen que no han podido hacerlo con el académico. Si la población se halla dividida por partes iguales, técnicamente hablando, entre quienes apoyan y quienes se oponen al proyecto socialista, en la academia es bastante probable que la correlación sea distinta, ya que quizás tres apoyan, pero siete están en contra. El PEI, es probable, puede haber creado una población que pasa de aquella del PPI, siete/tres a seis/cuatro, pero la academia continúa planteando oposición al proyecto revolucionario chavista, apoyado en forma firme y sólida por los sectores populares.
El apoyo y la oposición al proyecto chavista se mueve según la clase social, hallando aprobación entre los sectores populares que residen en las zonas rurales o en los barrios marginales de las ciudades, desaprobación relativa en los sectores de las clases medias urbanizadas y rechazo absoluto entre los sectores de altos ingresos.
Quizás sea porque padezco el mal del optimismo pero puedo reportar cómo, en mis actividades académicas, conferencias, foros y talleres sobre el tema genérico de la producción de conocimientos, observo la existencia de un enorme conjunto de jóvenes en las edades criticas entre los 25 y 40 años inclinados a dedicarse seriamente a la exigencias de la academia, asociados a un proyecto democrático, deseoso de obtener las mismas ventajas que tuvieron las generaciones que le precedieron, para vincularse al mundo exterior y avanzar en los niveles de sus conocimientos. Es probable que me equivoque pero, para finalizar, estimo que la sociedad venezolana continúa cometiendo graves y costosos errores de proceso montados sobre los errores de origen que han caracterizado nuestra dinámica intelectual y académica [Albornoz, Orlando (2006) La universidad latinoamericana, entre Davos y Porto Alegre: error de origen, error de proceso]. Tratar de controlar los estímulos a la producción de conocimientos mediante el control del organismo correspondiente, transformar el PPI al PEI será un logro pequeño y un grave daño. Los resultados serán observados en el corto plazo, pero el mal está ya hecho, por la manía de la actual revolución de querer cambiar todo lo cosmético, sin cambiar nada de fondo.
Mientras tanto el clima que puede favorecer la producción académica está siendo intervenido, a fin de orientar a la misma según los propósitos y objetivos de la revolución bolivariana, una propuesta política que no termina de convencer a la sociedad, acerca de sus beneficios. Requena habla incluso de decadencia en el caso de la investigación tecnológica y el desarrollo y personalmente he escrito sobre los peligros que se ciernen sobre la universidad venezolana, si se la priva de autonomía y de libertad académica y se impone el criterio de la universidad controlada (Véase por Jaime Requena su artículo “Decay of technological research and development in Venezuela”, Interciencia. Vol. 36. 5. Mayo 2011 y por Orlando Albornoz Competitividad y solidaridad: las tendencias de la universidad contemporánea. Algunos apuntes para la reforma de la universidad venezolana: las contradicciones entre lo que deseamos y lo que podemos hacer, con nuestras universidades. Maracaibo: Universidad Cecilio Acosta, en prensa, octubre de 2011).
La experiencia venezolana puede ser de alguna importancia para los países de América Latina y el Caribe, pues demuestra cómo, a menudo, aplicar alternativas a los modelos convencionales de universidad y en este caso de producción de conocimientos puede tener efectos iatrogénicos, como creo que ha ocurrido con la transformación del PPI al PEI. Dije al inicio de este artículo que el mismo era un análisis tentativo; de hecho Venezuela se halla bajo condiciones de lo tentativo, en espera, en permanente estado de incertidumbre. Quizás ello sea un buen procedimiento para tensar los momentos políticos, pero son pésimos para orientar el manejo de instituciones y mecanismos que operan en forma óptima si se promueven condiciones de estabilidad, algo que no está ocurriendo en Venezuela.
Octavio Paz especificó la misión política de nuestro tiempo, en su conferencia (La búsqueda del presente) al recibir el Premio Nobel de Literatura de 1990: “La declinación de las ideologías que he llamado meta históricas, es decir, que asignan un fin y una dirección a la historia, implica el tácito abandono de soluciones globales. Nos inclinamos más y más, con buen sentido, por remedios limitados para resolver problemas concretos”. Quizás en Venezuela estamos excesivamente ocupados Mientras tanto, Venezuela festeja en el año de 2011 el Bicentenario de su Independencia. Momento, ciertamente, de reflexión acerca de nuestro pasado y de hacia adónde vamos como sociedad. Para terminar cito a la historiadora Niria Suárez Arroyo, miembro de la Academia de Mérida, quien el 6 de Julio de 2011 expresó en pocas palabras el inacabable drama venezolano, una sociedad que pareciera mirar hacia atrás, hacia su supuesto glorioso pasado, en vez de enfrentar los retos inmediatos y del futuro.
Dijo la profesora Suárez Arroyo:
La Independencia venezolana fue la primera de Latinoamérica, pero también la más “cruenta y devastadora; hubo pérdida material pero la pérdida más terrible fue la humana: gente pensante, gente laboriosa, brazos e inteligencias en la mejor etapa de la vida, juventud y experiencia. Hubo apresuramiento en declarar la guerra porque se imponía la voluntad de la autonomía global, la tarea que pareciera haber estado presente desde el primer momento, un proyecto personal denso e inspirado, expuesto en el momento y la circunstancia oportuna. ¿Qué ganamos con la guerra?; más allá de los títulos de primeros libertadores y héroes de la patria, ganamos militarismo y más
militarismo. Al término de la guerra ninguno se quiso ir casa, ninguno dejó oportunidad ni espacio para formar una nueva civilidad; al contrario se quedaron para reinventarla en asonadas, revueltas y conspiraciones y para “darle justificación histórica, recurrieron al mito, acicate del fundamentalismo heroico.
Es en extremo curioso, si no hasta cierto punto trágico, que sociedades como la venezolana promuevan, por una parte, el culto al pasado como una vía para la redención social, y por la otra la manía improcedente de querer cambiar el mundo, sin ocuparse del día a día, de lo inmediato y del futuro, en el mejor de los casos. Uno de esos día a día es la res académica, y tal como hemos anotado en este artículo la comunidad de este tipo es conducida en Venezuela hacia el control y la supervisión política e ideológica.
No puede una sociedad pobre y capaz que sin rubor de ser calificada como subdesarrollada, ignorar los mecanismos que alientan la creatividad, la competitividad y la urgente necesidad de producir conocimiento viable y sustentable, que sea competente para resolver problemas, de toda índole, más allá del fundamentalismo heroico que inútilmente se propone como ideología, cuando no es sino retórica, entendida ésta como “reglas de encadenamiento de significaciones y enunciados a partir de repertorios fundamentados en juicios y prejuicios; ambientes cacofónicos redundantes, cargados de intereses y emociones, que carecen de consistencia y prueba” (Juan Barreto, “La sensibilidad”, El Nacional, 7 de julio de 2011), resolviendo los problemas del mundo, como para ocuparnos de solventar problemas concretos como este al cual he aludido en este artículo. Escribí antes, en este artículo, que “El Gobierno venezolano, que se define a sí mismo como revolucionario y socialista, no es, en modo alguno, un régimen totalitario, pues de hecho se ha mantenido en los 12 años que lleva en el poder dentro del más estricto orden jurídico –no obstante los continuos ejercicio del favoritismo que permite el uso de los instrumentos del Estado para preservarse en el poder, como el haber aprobado que el Presidente de la República pueda reelegirse indefinidamente”. Pues bien, el análisis elaborado en este trabajo permite afirmar que el gobierno revolucionario está dando los pasos para convertirse en un estado autoritario con visos totalitarios, si se acepta lo que he argumentado, acerca de como la investigación académica en Venezuela pierde independencia y es forzada adaptarse a los lineamientos de una investigación manipulada, controlada, según la agenda del gobierno, eliminando la voluntad de la comunidad académica del país, obligada a entrar en el cognomento del socialismo, como sistema socio-económico y como quiera que lo defina la actual revolución.
Metodológicamente no hallo mejor instrumento que el análisis comparativo, para visualizar la situación del desarrollo de la investigación académica en Venezuela. como he dejado ver en este artículo. Acoto en este orden de ideas que un miembro de la Academia de Ciencias de Venezuela, Gioconda San Blas publicó un artículo de opinión en un diario de Caracas (Tal Cual, “Hacia el 24 de junio de 2021”, 14 de julio de 2011) en donde expresa esta preocupación comparativa porque Venezuela ha decidido elegir el patrón de desarrollo endógeno, aislándose rápidamente de sus pares a nivel internacional, escogiendo moverse dentro del escenario de los países menos avanzados de la Región. Escribió San Blas que: “... el convaleciente presidente invitó a los venezolanos a pensar en esa lejana fecha celebratoria del bicentenario de la Batalla de Carabobo como culminación de la gesta soberana, cuando aun no se apagan los opacos festejos bicentenarios del 5 de julio. En educación, ciencia y tecnología ¿qué hemos hecho y qué puede hacerse en 10 años? En 10 años, Brasil ha duplicado su número de investigadores (65 por cien mil habitantes) y cuadruplicado el número de publicaciones científicas, aportando 60% de la inversión total en C y T de América Latina, con un producto territorial bruto per cápita (PIB) de US$ 10.600. Un país pequeño como Chile, con un PIB de US$ 14.000, en 10 años duplicó la cifra a 79 investigadores por cien mil habitantes. Venezuela (PIBc, US$ 12.600) tiene apenas 17 investigadores por cien mil habitantes, según datos 2007 del Programa de Promoción del Investigador, antes de establecerse criterios laxos de clasificación y categorías paracientíficas ("cultores de ciencia"), impropios de la ciencia profesional”.[6]
Si los venezolanos nos llegásemos a manejar comparándonos con grupos reducidos de países con escaso nivel de generación de conocimientos, como los del ALBA; procediésemos a diseñar nuestros propios índices de medición de la producción y de la productividad, negándonos a compararnos con lo que hacen nuestros pares en los países más avanzados, pues estaríamos entreteniéndonos con un placebo, promoviendo como política de estado una engañosa y deficiente. Para decirlo en leguaje de la UNESCO, estos son los verdaderos retos y dilemas que debemos resolver los venezolanos para mejorar y aumentar nuestros criterios de producción académica, sin engaños y artificios, como éste acontecido de sustituir el programa de estímulo académico PPI por el PEI y creer que con ello hemos descubierto nuevas maneras de progresar y avanzar en estas delicadas artes.
La reforma educativa en países atrasados, como Venezuela, es imperativa y, si quiere, necesita pasos radicales. No me refiero a pasos radicales en el terreno político, tan inefectivos como atractivos, porque suelen prometer el Nirvana y alcanzan solamente, a menudo, a crear una plataforma de engaño y desilusión. Me refiero, por ejemplo, a como, simplemente incrementado el tiempo escolar-anual, mejoraría en forma correspondiente, En cuanto cada día cuenta en las tases de rendimiento, ya que a más días de escuela al año mayor rendimiento y viceversa. La reforma más radical es la de transformar la escuela venezolana, en todos sus niveles, de lo que llamo una escuela convencional, inefectiva, pobre y sin recurso de calidad, en una escuela vinculada a la revolcón tecnológica d nuestro tiempo. En 1943 Mannheim hablaba, en efecto, de un Diagnóstico de nuestro tiempo, que en el caso nuestro (2011) es incorporarnos a la experiencia de esa revolución tecnológica, pero hemos los venezolanos elegido la revolución ideológica., elaborando una escuela doctrinaria, sumisa, rígida. Una escuela dominada por el gigantesco espectro del Estado, que aspira controlar desde los precios de los bienes y productos que se comercializan en la sociedad hasta el currículo escolar, no obstante que ya aun después de más de una década en el poder el gobierno revolucionario no ha logrado ni una cosa ni la otra, porque los precios siguen fluctuando según las necesidades de la población y el currículo sigue bajo el predominio de sectores que impiden el acceso del Estado en el aula, el poderoso sector privado de la educación, que a estas alturas tendría que haber sido suprimido, si se siguiese el guión revolucionario con alguna orientación no sólo política e ideológica sino también ética.
En ese sentido estamos los venezolanos perdiendo la carrera educativa al no asumir la necesidad de insertarnos a la revolución contemporánea, tal como se expresa en libros como el de Claudia Goldin y Lawrence Katz, (2008) The Race between Education and Technology. Finalizo entonces este documento expresando una preocupación: modificar las orientaciones ideológicas de una sociedad es difícil pero tanto más si una sociedad atrasa la necesaria correlación entre la escuela, la visión tecnológica y el desarrollo nacional, económico y social, pues abre brechas difíciles de llenar, sobre todo en sociedades desiguales que mediante un tipo de escuela diferencia y premia a quienes más tienen y castiga a los que menos tienen, reforzando el axioma de como la escuela, después de todo, avala a quienes por una u otra razón, de clase, étnia o género, pueden manejar las tecnologías, en este caso aquellas de la sociedad de la información y del conocimiento, sociedad ésta que en Venezuela está siendo desplazada „hacia atrás‟, como si aún estuviésemos en la era de la sociedad del entrenamiento. Son éstas reflexiones duras que aluden a problemas serios e importantes cuya solución no está en la retórica del neo-socialismo ni en aquellas del viejo capitalismo, sino en las concepciones que recuperan constantemente el significado e imperativo de las tecnologías que, en todos los ordenes de la vida, la facilitan o la perjudican, pero que definitivamente sin ellas la vida, individual y social, no cobra el necesario sentido y trascendencia que le es propia, en cada caso.[7]
Agradecimientos
Para la elaboración de este artículo agradezco la colaboración de Jaime Requena, quien me permitió emplear libremente los datos de su análisis del PEI así como de compartir largas conversaciones sobre la actividad académica en Venezuela. Del mismo modo la lectura crítica que hizo de este artículo María Alejandra Abrams, quien durante más de una década fue la Coordinadora del propio PPI, así como de Débora Ramos Torres, quien bajo mi dirección elabora actualmente su tesis doctoral sobre el tema de la producción de conocimientos y productividad académica en la educación superior venezolana, en el ámbito regional.
Referencias
[1] Una primera versión de éste documento se publicó en el Semanario LAISUM [Laboratorio de Análisis Institucional del Sistema Universitario Mexicano] Año 1, Núm. 19, julio de 2011 y es, del mismo modo, una versión resumida de la definitiva a publicarse en el libro Factores & Cadena. Manual destinado a mejorar la capacidad para que los individuos, grupos e instituciones se inserten exitosamente en la cadena de producción académica de conocimiento. CDCH/Universidad Central de Venezuela. 2012.
[2] El 16 de julio de 2011 el líder venezolano viajó nuevamente a Cuba, para proseguir su tratamiento médico. Los médicos venezolanos, por vía de especialistas entrevistados en la prensa nacional, han señalado que el tratamiento del Presidente pudiera hacerse, perfectamente, en Venezuela y no en Cuba. La razón de que así haya sido es estrictamente política y demuestra, en todo caso, la confianza que tiene Chávez de tratarse en territorio que considera amistoso, y no en Venezuela, pues en ese caso estaría más expuesto a informaciones que, estando en Cuba, se pueden manejar con mayor facilidad para mantenerlas confidenciales. Hemos subrayado la noción de su revolución, al hablar del actual proyecto de Hugo Chávez en Venezuela. Ocurre que al hablar de revolución, en Venezuela hay que extremar la cautela conceptual. Carlos Alarico Gómez, un historiador venezolano, ha elaborado esta distinción, al tratar de diferenciar golpe de estado de revolución. En efecto, en su libro El origen del Estado democrático en Venezuela (1941-1948), publicado en el 2004, el historiador se pregunta si “El Gobierno que se instaló el 19 de octubre de 1945, en horas de la noche, declaró formalmente que su misión era dirigir una revolución encaminada a proporcionar felicidad y plenos derechos a los venezolanos, estableciendo las bases de un sistema democrático (P. 125). Señala Gómez que “Desde 1830 se había dado en llamar revolución a cualquier cambio político que se produjese o que se intentara producir por vía de las armas, fuesen o no triunfadoras, y así se registran la Revolución de Monagas (1831), de las Reformas (1835), de Apure (1936), de Maracaibo (1839), de los Campesinos (1844) Popular (1847), Federal (1959), Genuina (1867), Reconquista (1867), Azul (1868), Reivindicadora (1879), Legalista (1892), Restauradora (1899), Libertadora (1902), la de Octubre y así sucesivamente la historia del país es una sucesión de gobiernos “revolucionarios”, incluyendo que el actual Presidente de la República Bolivariana de Venezuela encabezó dos golpes de estado, militares en 1992, ambos derrotados, y uno civil en 1998, que triunfó en las urnas electorales, pero en todo caso ha encabezado tres “revoluciones”. El denominador común es el personalismo, el control absoluto del poder, en una sociedad de evidentes debilidades institucionales. Un eminente escritor venezolano denominó al país “tierra de caudillos” y tanto líderes civiles, como Carlos Andrés Pérez y líderes militares, como Marcos Pérez Jiménez, y el presente líder Hugo Chávez, son cortados por el mismo patrón, el autoritarismo y la pendiente autocrática. Me es perentorio enfatizar que los programas de estimulo académico deben verse, en el caso venezolano, dentro de este contexto político, más que ideológico. Esa cuestión de cronistas y de una narrativa testimonial el colocar los argumentos a favor y en contra del gobierno, en Venezuela, una sociedad polarizada en esta materia. Un articulista, Ildemaro Torres, ha escrito, por ejemplo, unas frases duras sobre la actual situación del país, pero sería improbable refutarle: “La Venezuela que actualmente nos hace de marco y escenario, se presenta como un antro de persecución y ensañamiento represivo precisamente contra la juventud, como expresión concreta del rechazo oficial a las universidades autónomas, y de conjunto contra cuanto tenga que ver con educación, cultura e intelectualidad creativa. Se trata en nuestro caso de un Estado cuartelero con un desprestigio internacional cada vez mayor conducente a un creciente aislamiento, presidido por un militar a quien agobia la necesidad de aplausos y adulación, y cuya conducta primitiva se traduce en un permanente afán destructivo de todo lo que siente que es éticamente limpio y sano. Un soez caudillo dado al descrédito de nuestras instituciones fundamentales, en abierta agresión a los médicos y otros egresados, cual absurda actitud negativa ante la digna ascendencia universitaria” Véase “Entonces y ahora”, El Nacional, 18 de Julio de 2011.
[3] En la primera versión de este trabajo el autor se refería a los lectores mexicanos, que se ha modificado por internacionales para hacerlo más general (nota del editor: HRC).
[4] Los intentos de control del aparato escolar son comunes, incluso en sociedades democráticas. Suelo comparar las acciones el gobierno de Chávez con las del gobierno británico, cuando aquellos promulgaron en Gran Bretaña The Education Reform Act (1988). Sobre este tema véase por Stuart Maclure (1988) su libro Education reformed.
[5] Este libro por el profesor Luque tiene una connotación simpática para mí. Escribí a solicitud del colega Luque el Prólogo, de la primera edición, publicada en 1999 por la Universidad Central de Venezuela, Prólogo que titulé “El papel del Estado en el desarrollo educativo de la nación”. En una segunda merecida edición la obra fue publicada por Monte Ávila Editores Latinoamericana, en 2009, ésta vez con un nuevo Prólogo, escrito por María Egilda Castellano, titulado “Educación, estado y nación, una trilogía donde se expresan las contradicciones de clase”. En el mismo la colega Castellano escribe que “Finalmente, al reconocer el esfuerzo investigativo de Guillermo Luque debo señalar que es de lectura obligatoria para nuestros dirigentes políticos, porque el imperialismo persiste en dar al traste con el proceso de cambios que impulsamos los pueblos de Nuestra América”.
[6] La situación universitaria en Chile arrastra dificultades, debe señalarse. Véase un trabajo reciente por Francisco Marín, “Chile: la revolución de los estudiantes”, en Semanario LAISUM, Año 1, Núm. 18, 2011. Señala Marín que “La educación superior en Chile es una de las más caras del mundo porque así lo fomentó la dictadura pinochetista y porque los gobiernos de la democracia no intervinieron para hacerla accesible. El conflicto estalla ahora, cuando decenas de miles de estudiantes protestan en las principales ciudades chilenas contra el lucro desmedido de las universidades. Ellos exigen desde la gratuidad educativa hasta la renacionalización del cobre, mientras la popularidad del presidente Sebastián Piñera – quien visitó México el pasado fin de semana– se desploma.
[7] En días recientes el líder venezolano expresó adhesión con el líder libio Muammar Al Gaddafi Caracas, AVN, 14 de Julio de 2011: “¿Hasta cuándo este atropello? Dejen quieta a Libia. Es un pueblo heroico y libre, y su Gobierno responde a Libia, no a los intereses del imperio ni de los viejos ni de los nuevos imperios ¡Viva Libia y su independencia!”, expresó este jueves el presidente de la República, Hugo Chávez Frías... el Jefe de Estado denunció, una vez más, que los países que mantienen la agresión unilateral y autoritaria contra el pueblo y el Gobierno de Libia, que lidera, no sólo han masacrado a centenares de personas sino que aprovecharon la circunstancia para robar las reservas internacionales de ese país”. Al margen de cualquier otro argumento esta declaración demuestra como todo el discurso político venezolano gira alrededor de la cuestión política y de la lucha por el poder. Incluso la lamentable aflicción clínica que padece el Presidente, un cáncer aparentemente ubicado en el colon, ha sido manejado políticamente. Es un discurso, además, orientado hacia la gesta de la Guerra de la Independencia y de sus líderes, sobre todo Simón Bolívar.
Este artículo del profesor Albornoz merece la mas amplia divulgación. Por mi parte quisera agregar que sería interesante investigar acerca de las motivaciones reales que han tenido los profesores que aplicaron y fueron seleccionados en el PEI, especialmente los de LUZ. Mi hipótesis es que la limosna ofrecida se toma como una compensación para el deterioro del salario, lo cual es muy lamentable por las implicaciones que ello tiene para la propia universidad y su futuro en este país.
ResponderEliminar