Humberto Ruiz
Foto: HRC (*) |
Una
cosa es crecer, y que junto al cuerpo también lo haga la indumentaria –porque
se le dota de vestuario con tallas acordes a la nueva estatura-, para no verse
patético. La otra es que, el cuerpo vaya por un lado y todo su ropaje se quede pequeño. Esa es la “sensación”, de cómo está Venezuela.
Sensación es también la palabra que está de moda
últimamente, cuando el gobierno
justifica la situación de inseguridad que viven los venezolanos como: “sensación
de inseguridad”, inoculada por los medios de comunicación sobre los robos,
atracos y asesinatos que ocurren a cada momento.
La
mejor expresión de esta lamentable situación es recogida por un diario de
circulación nacional cuando una especialista en estructuras viales, profesora de la UCV, Celia Herrera, asegura
algo que, quienes viajamos por las carreteras del país, ya sabíamos: “El 80% de
la vialidad del país cumplió hace
años su vida útil”. Y de los puentes no
hay una análisis distinto: “Unos tres mil puentes necesitan ser
reacondicionados al 100%...”[1]
Pero
quizás, se podría decir que la
infraestructura vial del país, que llegó a ser una de las mejores de América
Latina, es una realidad compleja no sólo de construir sino de mantener. Pero,
hay cosas mucho más sencillas y absolutamente elementales, que evidencian un
grado de deterioro y desidia que rayan en lo insólito, para un país cuyos
ingresos petroleros son inmensos. Digo,
por ejemplo, el alumbrado público.
Venezuela
está en tinieblas, no sólo por el deterioro de la red eléctrica, que no voy a
comentar, sino por el lamentable
mantenimiento de los humildes y elementales postes de iluminación pública. Dice
un Concejal de Caracas: “95% de los postes de luz tienen más de 20 años…”[2] Y
nosotros aseguramos, sin temor a equivocarnos: el resto del país está igual o
peor.
Ahora
hay más habitantes, más calles, más viviendas y se tienen las mismas carreteras,
los mismos puentes y los mismos postes de luz. Solo que además de que somos más, la infraestructura es la misma y está en
peores condiciones. No hay sensación. El muchacho creció, y sigue con la misma
ropa: !!! los pantalones le quedan zancones !!!
(*) La
foto que acompaña el escrito es de una escultura que semeja una araña con
grandes zancos ubicada frente al museo Guggenheim de Bilbao (España). Desde la perspectiva el animal parece cubrir el inmenso edificio del museo.
[1]
Herrera, Celia: “Entrevista”. Caracas,
El Nacional, 02.10.2011, p.1-8
[2]
Brassesco, Javier: “Oscuridad gana espacio en la capital”. Caracas, El Universal, 02.10.2011, p. 4.
Creció tanto que parece estar desnudo y muy incómodo, pero resignado que es lo peor.
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