Humberto Ruiz
A la memoria de Joaquín Mármol Luzardo
Rector de la ULA (1953-1958)
Explicación
Joaquín Mármol Luzardo (Oleo, 1957) |
El
documento extenso lo hemos organizado en los siguientes aspectos: 1.
Formulación de un programa; 2. Formación del equipo de trabajo; 3. Jornadas de
evaluación y planificación; 4. Coordinación del Núcleo de Vicerrectores
Académicos; 5. Tres problemas
estructurales atendidos, aunque no resueltos; 6. Conclusiones.
Resumir
el esquema anterior, requiere un esfuerzo de síntesis, que consistirá en
agrupar los primeros tres puntos en unas
cuantas frases, tratar en igual forma el quinto punto, eliminar lo referente al
Núcleo de Vicerrectores, para cerrar con tres ideas, a modo de conclusiones.
Veamos, si logramos interesar a nuestros lectores.
Sobre el programa, el
equipo y las jornadas de evaluación
Vista
en el tiempo, esta reflexión sobre nuestra gestión al frente del
Vicerrectorado, se nos asemeja a una suerte de ejercicio de
investigación-acción, todo lo contrario de lo que se supondría, un ejercicio político
electoral. Por supuesto, no en estricto sentido del término.[1]
Durante buena parte de nuestra vida como profesor activo uno de nuestros
intereses de investigación fue la política académica y en particular lo referente a la implantación de la
actividad científica en el país y en las universidades venezolanas.[2] De
tal forma que, la manera como encaramos la campaña lectoral para el Vicerrectorado Académico y nuestra gestión, estuvo centrada en determinar, cómo realizar un ejercicio de investigación ya asumidos
con anterioridad, y realizar una práctica administrativa.[3] y
[4]. Los problemas mas graves que vivía la ULA en ese momento, y que fueron determinados mediante un ejercicio de investigción que eran: 1. el
deterioro de la planta profesoral por las jubilaciones; 2. la calidad del pregrado, en lo referente a la investigación y el postgrado ya había
mecanismos institucionales que lo atendieran,[5] y 3. preservar
el presupuesto para la vida académica y estimular un uso eficiente del mismo.
Llegar a estas precisiones fue una larga, compleja y diversa labor, a lo largo de al menos año y medio antes de las elecciones. Adicionalmente, lo
anterior nos permitió entender que, sin un equipo con experiencia, capacidad
para preservar la gobernabilidad de las
dependencias académicas y de solidaridad
con el programa propuesto era imposible
encarar lo que nos propusimos atender. Las jornadas de evaluación y
planificación, se realizaron de manera sistemática para determinar los
resultados obtenidos cada cierto tiempo, así como planificar en dónde se debían
poner los énfasis en los meses
sucesivos después de cada jornada, antes de concluir nuestra
gestión. No hay un error en esto de:
evaluación y planificación. Teníamos un programa, fuimos evaluando sus logros y
planificando las nuevas direcciones.
Algunos resultados
A
modo de síntesis de los cuatro años de gestión podemos indicar que se siguieron
políticas para atender los problemas de la calidad del pregrado y del incremento
de la capacidad de producción científica de los profesores de la ULA. Adicionalmente, se
tuvo una actitud vigilante internamente sobre los recursos financieros de los
programas académicos para no permitir desvíos ni disminuciones. Tarea que
muchas veces tuvo escaso eco en los
miembros del Consejo Universitario.
A lo anterior se unió un esfuerzo sistemático para presentar solicitudes
ante los órganos de gobierno nacional (particularmente OPSU). En referencia a
los nuevos programas académicos y las actividades más resaltantes que
desarrollamos se pueden resumir así:
1. Programa
de Becarios Académicos de Postgrado.
2. Consolidación de la plataforma tecnológica e inicio de Estudios Interactivos a Distancia
en Derecho.
3. Oficina
de Atención a los Investigadores en el CDCHT
para facilitar su incorporación
al PPI.[6]
4. Sello
Editorial del Vicerrectorado Académico y publicación de 162 obras.
5. Programa
“Andrés Bello” de Estímulo a la Calidad del Pregrado.
6. Oficina
de Atención para el cumplimiento de la
LOCTI.[7]
7. Establecimiento
del portal digital institucional del VRA, así como el programa de radio “Onda
Universitaria” y otro de TV “Agenda Académica”.
8. Firma
de la Declaración de Berlín sobre el uso libre de los conocimientos producidos
en la ULA.
9. Reactivación
del Plan II.[8]
10. Incremento
sistemático del monto las becas y las preparadurías, así como de la asistencia
estudiantil a eventos científicos nacionales e internacionales, en muchos casos
con premios y reconocimientos.
11. Inicio de
la construcción de la biblioteca del Núcleo de
Trujillo.
12.
Activa programación de eventos mediante la
Cátedra ULA siglo XXI.
Tres problemas académicos estructurales
Resolver
problemas estructurales en instituciones tan complejas como las
universidades autónomas venezolanas no
se logra en un corto período de cuatro
años de gestión. Nuestro propósito se orientó a identificar los tres problemas
estructurales más importantes, proponiendo a su vez políticas universitarias,
programas y acciones para revertirlos. Es decisión de la propia institución
continuar dichos programas si considera que debe hacerlo e introducir modificaciones de ser el
caso. Tal como lo indicamos en nuestro programa de trabajo ofertado al Claustro
Universitario, los problemas eran: 1. El
deterioro de la planta profesor; 2. La calidad del pregrado; y, 3. La búsqueda
de un presupuesto adecuado para el área académica, proponerse una universidad
de excelencia y hacer un uso eficiente de los recursos otorgados durante la
gestión.[9]
Sobre
el primero de los problemas, el deterioro de la planta profesoral por la
imposibilidad de reponer los cargos del personal jubilado, en similares
cantidades y condiciones de formación,
se procedió en tres direcciones. Primero se estimuló para que el Consejo
Universitario tuviera una práctica
distinta en el reparto de los cargos de reposición, de manera
mas racional y eficiente a cómo
lo hacía.[10] En segundo término, con el Programa de Becarios
Académicos se lograron atender hasta 230
cursos, de seis horas máximas de docencia semanales, con igual número de
estudiantes de postgrado. A los beneficiarios de éste programa se les cancelaba las horas de docencia y se les financiaba la
matrícula del postgrado. Esto último ahora tiene lamentables retrasos, con el daño que se les hace a los
posgrados. Se reabrió el Plan II para la
formación de la generación de relevo, que durante los veinticinco años de existencia,
cuenta con presupuesto asignado y recurrente, a pesar de lo cual se ha
suspendido durante muchos años. Tercero, se incrementó el monto de la
asignación a los profesores jubilados activos y se aprobó que pudieran atender
actividades de postgrado.
El mayor reto administrativo fue determinar cómo mejorar la calidad del pregrado de la Universidad de Los Andes. Debo
indicar que se comenzó con el diseño y la puesta en marcha, luego de la
aprobación unánime por pate del Consejo Universitario (CU) del Programa “Andrés Bello”
de estímulo a la calidad del pregrado.
El Programa Andrés Bello se convocó durante dos años y se dejaron recursos para su
tercera convocatoria. Lamentablemente en la tercera se modificó el programa,
sin que esto fuera aprobado por el CU. Es decir, de cinco categorías de
análisis, se desestimó la valoración que deben dar los estudiantes sobre la
calidad de sus profesores. Así mismo, se debe insistir que éste es un programa
de autorregulación del desempeño de las
carreras de pregrado que conllevan a una titulación. En concreto, con
cada convocatoria se deben evaluar los resultados y proponer correctivos, para analizar
los efectos de los mismos en la convocatoria siguiente. El Programa
Andrés Bello no busca repartir recursos exclusivamente, a quienes administan el pregrado, aunque esto se realice
como un medio para la autoevaluación voluntaria. El punto central es su carácter
de evaluación interna del desempeño del pregrado y el establecimiento de una
hoja de ruta para los correctivos a que haya lugar.
Finalmente,
sobre el tema del presupuesto, también se propuso una política de búsqueda y
uso eficiente de los recursos presupuestarios otorgados. Aquí debo indicar que
casi todos lo programas del Vicerrectorado Académico se les dotó de presupuesto
recurrente durante nuestra gestión. Pero, debemos expresar sobre lo que ocurre actualmente que, dadas las complejas realidades que se viven hoy con el presupuesto universitario, de dificultades crecientes con el
Gobierno Nacional, es muy grave y frívola la situación interna de lamentables y
muchas veces insólitas diferencias entre las autoridades.
El
tema del presupuesto universitario ha sido y es muy grave, no solo por las
insólitas practicas del Gobierno Nacional actual y del pasado. Pero, debo
expresar que, en gran medida, se debe a clientelismo de la propias autoridades, avaladas
con la responsabilidad electoral del Claustro Universitario. Adicionalmente, la situación actual ha
pervertido la discusión universitaria, al centrarla exclusivamente en la lucha por el mejoramiento de sueldos y salarios.
Conclusiones
1. Saludo
la petición de hacernos reflexionar sobre nuestra gestión al frente del
Vicerrectorado Académico de la ULA (2004-2008). Espero que de algo sirva para retomar
la discusión sobre la vida universitaria interna y con ello revalorizar la autonomía de la que aún gozamos.
2. Los
problemas identificados y atendidos
durante nuestra gestión siguen vigentes e incluso se han agudizados.
3. Los mecanismos de evaluación institucional
existentes en el área académica pueden fácilmente pervertirse, si se entienden exclusivamente como mecanismos de alivio financiero individual, de las unidades de
investigación o de las carreras de pregrado y se olvida que los mismos son para conocer la situación del quehacer académico e introducir correctivos que la fortalezcan y la estimulen para mejorar.
Notas
[1] La investigación-acción en América Latina tuvo uno de
sus inspiradores mas importantes al sociólogo colombiano Orlando Fals-Borda, y en concreto relacionó estechamente la investigación social con la acción política.
[2] Nuestra formación, toda debida a la ULA, la podemos
resumir así: egresado en Tecnología Educativa
de la Escuela de Educación de la ULA. Concurso de oposición e ingreso como profesor ordinario en la Escuela de
Educación (Mérida) para trabajar en la
asignatura de Fundamentos de la Educación en el Departamento de Pedagogía
y Didáctica. Nos preparamos, a lo largo de casi tres años, para ser docente del
Programa de Formación Pedagógica de los
profesores de la ULA, bajo la dirección de César Chávez Taborga. Dependencia
que estaba adscrita a un programa anterior del actual Programa de Actualización
de los Docentes en: la Dirección General de Mejoramiento Académico, una innovación
institucional de la ULA, lamentablemente poco estudiada. Nuestros estudios de
postgrado, financiados por la ULA, fueron en el Centro de Estudios del Desarrollo
(CENDES-UCV): Maestría en Planificación de la Ciencia y la Tecnología y
Doctorado en Estudios del Desarrollo, con una tesis (con mención
honorífica) sobre los programas
venezolanos de estudiantes en el
exterior durante más de un siglo
(1830-1996), ver: Ruiz, H. (1997): Tras el fuego de Prometeo. Becarios en el Exterior y
Modernización en Venezuela 1900-1996. Caracas, Editorial Nueva Sociedad.
Ver en:
http://webdelprofesor.ula.ve/humanidades/ruiz/fuego.htm y Ruiz, H. (2000): “Los
becarios venezolanos en el exterior: Fuentes para su estudio”. Historiográfica,
Año I, Núm. 3. pp. 84-110. Nuestra
línea de investigación ha estado relacionada con los Estudios Sociales de la
Ciencia en Venezuela y en particular sobre
la implantación de la ciencia
en la Universidad de Los Andes y
en sus políticas académicas. Sobre nuestras publicaciones se puede consultar en
nuestra página WEB, http://webdelprofesor.ula.ve/humanidades/ruiz/Pagina10.htm.
[3] Durante la gestión del Vicerrector Académico, Dr.
Leonel Vivas, propusimos la
primera Reunión Nacional sobre
Currículum en las Universidades Venezolanas, que acogió el Núcleo de
Vicerrectores Académicos del país, que se realizó en Mérida del 19 al 23 de
Julio de 1993, con participación de diez y seis (16) instituciones de Educación
Superior del país y del exterior.
[4] Durante la gestión del Vicerrector Académico, Dr.
Manuel Hernández, dirigimos la
investigación institucional sobre la
situación del pregrado de la Universidad de Los Andes, en septiembre de 2000.
[5] Nos referimos a los Programas de Estimulo a los
Investigadores (PEI) y Asistencia Directa a Grupos (ADG) del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico,
Tecnológico y Artístico (CDCHTA).
[6] Programa del Ministerio de Ciencia de Promoción al
Investigador
[7] Programa de financiamiento de las empresas del país a
proyectos de investigación y de formación de capacidad de innovación, para ese momento con un mecanismo de relación
entre las empresas y los investigadores, según
exigencias de la Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación
(LOCTI).
[8] Programa de la ULA de formación de investigadores
para futuros profesores de la institución.
[9] Ver: Ruiz, Humberto (2004): Bases para una visión compartida de la ULA. Mérida. 44 pp. Hay una versión digital en nuestra
página WEB:
[10] La práctica
hasta nuestra gestión era dividir
los cargos disponible para reponer al personal jubilado de manera igual para cada facultad o núcleo. No se si ello ha cambiado en los últimos tiempos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario