Una de las atracciones turísticas de Estambul es éste palacio, que se ve en la fotografía, construido por orden del sultán Abdulmecit en el siglo XIX y de estilo neobarroco. Fue la residencia de los últimos cinco sultanes del imperio Otomano y luego de Ataturk el padre de la república. Actualmente está abierto al público y suponemos que es administrado por oficinas de turismo del gobierno turco pues, pese a la multitud de visitantes, el servicio para la atención de quién se propone conocerlo es lamentable. Cosa que no ocurre con los otros muchos lugares que Estambul ofrece a quienes la visitan.
En relación con la posibilidad de cnocer el palacio de Domabahce debemos decir que en primer lugar, se hace una cola gigantesca, para ser requisados por la policía, casi como si se fuera a ingresar a un espacio de seguridad y con grandes secretos del Estado turco. Luego de esa primera impresión, se hace otra cola mas para comprar los boletos, en una taquilla atendida por tan sólo dos funcionarios que no parece que entiendan inglés. Quien nos vendió los boletos revisó el billete con que pagamos con sumo cuidado, suponemos que revisando para que no fuera falsificado. Luego se vuelve a hacer una cola más, para ingresar por grupos muy numerosos, y ser atendido por guías oficiales, que no dicen nada nuevo de lo que ya aparece en la bibliografía común de los sitios turísticos de esta bella ciudad. El inglés de los guías es lamentablemente incomprensible. Sólo los más cercanos a ellos escuchan y lo que sí dejan claro es que no se pueden tomar fotografías. Lo repiten cada momento e incluso amenazan con desalojar a los grupos, dónde haya personas que estén tomando fotos. !Si no fuera tan ridículo parecería hasta gracioso!
Existiendo instrumentos tecnológicos tan sofisticados como las audio guías que se inician al llegar a determinado lugar, no se entiende que se use este método arcaico, autoritario y represivo. Unos cuarenta minutos después termina la primera parte del tour se inicia la segunda parte en los espacios de lo que fue el harén del palacio. Se vuelve a hacer la cola enorme -bajo el sol- como todas las anteriores y el procedimiento se repite.
Salva esta visita los hermosos jardines con vista al Bósforo, que uno puede recorrer sin presión, al ritmo de cada quien, tomar fotos y mirar el mar, la orilla asiática de Estambul y los cientos de turistas que visitan el palacio de Dolmabahce. Agregamos una foto de parte de los jardines que nos dejan el buen sabor turístico.
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