La mente de quien escribe no puede dejar de imaginar y de
observar en su entorno para poner luego en palabras, lo que pasa por su cabeza. Muchas veces las palabras al leerse no
siempre logran expresar todo lo que el escritor quiere decir. Esta reflexión me la hago luego de leer el
más reciente libro de Julieta Salas de Carbonell (2015): Vívido sur. Historia, crónica y leyenda. Caracas, Fundación Julio
C. Salas, Editorial Arte, 182 pp.
Debo confesar que al leer el título del libro no me percaté
de la tilde de “vívido” y por supuesto no entendí el sentido del mismo. Porque
no es lo mismo “vivido” que “vívido”. Pero, luego mirando con detenimiento
encontré el verdadero sentido del título. ¡Y pensar que una tilde puede darle
un sentido u otro a una palabra es una de las maravillas de nuestro idioma! Circunstancia
que no debemos desaprovechar quienes escribimos
en castellano.
Julieta Salas de Carbonell comenzó a publicar luego de haber
pasado las primeras seis décadas de su vida, nos cuenta Milagros Socorro, al
recordar –en el prologo de Vívido sur-
cuando inició a darle clases de escritura creativa hace ya más de diez años. Y han debido de ser buenas esas clases y la
alumna aplicada, pues ya van cinco libros publicados, con éste más reciente que
hoy reseño.
Debo indicar que la estructura del libro es un tanto
extraña, para quienes venimos del mundo de la academia. Tiene tres grandes bloques y en cada uno de
ellos hay varios textos que tienen unidad en si mismos: 1. El descubrimiento de las fuentes del Orinoco; 2. Deambulando por la selva; y 3. Cautivados por el sur. En cada uno de
los bloques además, hay tanto historias, como crónicas y también leyendas.
Las fuentes del rio padre venezolano estuvieron ocultas para
la humanidad por más de cuatrocientos año. Ya Cristóbal Colon en 1498, lo
confundió con uno de los cuatro ríos del paraíso terrenal, nos dice la autora
en este primer bloque. Desde esa fecha no hay evidencia histórica que alguien
haya podido saber que los pequeños manantiales que el mayor del ejercito
venezolano, Frank Risquez Irribarren, identificó el 27 de noviembre de 1951 fueran
las fuentes del Orinoco. El militar comandaba la llamada expedición
Franco-Venezolana, que terminó encontrando el origen del rio Orinoco. No
estuvo en esa expedición la autora, Julieta Salas de Carbonell, entre otras cosas por ser una niña que estudiaba aún primaria. Pero, tuvo una
fuente de la mayor valía para sus escritos.
En la expedición Franco-Venezolana se nombró como médico para cuidar la
salud de sus integrantes al joven médico Luis Carbonell, quien terminó siendo
el esposo de nuestra autora. Son ocho
los textos que forman de este primer bloque.
El Salto Angel en 1986 (HRC) |
El segundo bloque: Deambulando
por la selva es el más extenso y tiene sesenta y cinco escritos. Unos mas
cortos otros mas largos, pero todos muy interesantes. Solo me voy a referir a
uno de ellos: Por el Carrao hacia el
infinito (pp. 54-56). Narra aquí la
excursión que hizo la autora con su marido y dos de sus hijos hasta la base del
Salto Ángel. Termina su interesantísimo relato así: “Este salto, mal llamado Ángel, el más alto del mundo, nos embrujó de
tal forma que aún siento el llamado de sus aguas que susurran: regresa,
regresa…” Es posible que ésta
excursión haya sido el origen del libro,
muchos años antes de ver la luz publica.
El tercer bloque, no es tan largo como el anterior y lleva
el siguiente título: Cautivados por el
sur. Contiene tan solo trece escritos en donde presenta cómo un conjunto de
personajes, comenzando por Aimé Bonplant, el compañero de Humboldt. Ambos se
sintieron fascinados por el sur venezolano. La lista de esos personajes es larga e interesante y
se recoge en textos que incluyen entre otros, los casos de Marc de
Civrieux y José María Crucent.
Parajes en Canaima en 1986 (HRC) |
Hay varias formas de leer un libro. La más intensa de un
solo tirón, desde el inicio hasta el final. Otra manera es pausadamente, pero
también de principio a fin. El libro de
Julieta Salas de Carbonell se puede leer de las dos anteriores formas, pero también
lentamente y saltando de uno a otro bloque e incluso sin seguir el orden de los
escritos de cada parte. Lo que si es cierto es que cualquiera de sus
paginas es fascinante y además están muy bien escritas. Recomiendo leer el libro pues seguro que luego de ello, amaremos mucho más a Venezuela. En especial el sur de éste país.
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