Jesús Alfonso Osuna Ceballos (*)
Quienes nos gobiernan en las últimas dos décadas, han conducido el país y condenado nuestras existencias a precarias condiciones para el diario vivir.
Nos agobian y obligan a convivir con aquello que una vez resultaba impensable no solo para nosotros como sociedad, sino también para quienes en su momento ejercieron y ejercen legítimas funciones de gobierno, pues la colonización y entrega de nuestro territorio que en el pasado resultaba utópica, he aquí esa utopía hecha realidad.
Son estos y no otros, los tiempos borrascosos de la Venezuela de nuestros días. Este escenario considerado por muchos a punto de implosión, reiteradamente diferida quizás hasta probar nuevo ensayo social, mientras que otros, sin ocultar desencanto miran como la chispa iniciadora de una gran explosión social se apaga antes de cumplir su cometido, sumiendo a unos y otros en las más enrevesadas teorías, consuelo para atenuar la dura caída que significa retornar al pasado inmediato.