domingo, 30 de octubre de 2022

De catedrales

 

Baldaquino de la catedral de Mallorca


Hace días que no veía a nuestro amigo,  el de la felicidad. Me lo encontré como de costumbre en uno de los muchos parques y plazas públicas de Mérida, mi ciudad natal.  Esta vez en la plaza de Milla rodeado de conocidos. Y muertos de risa con la conversación de nuestro amigo de la felicidad. 

¿Y de qué se trata esta vez, les increpé?.


Pues nuestro amigo, el de la felicidad, contaba que hace poco estuvo en Mallorca (Islas Baleares) y  para estar a tono con los cientos de miles de turistas, sobre todo europeos, fue a visitar la catedral de Mallorca.


¿Y qué tiene de gracioso eso, le pregunté? 


El amigo de la felicidad me respondió lo siguiente:


“Miles de personas que van a Mallorca visitan la catedral que se comenzó a construir en el siglo XIII.


Tiene una historia muy interesante y por ello se ha convertido en un negocio multimillonario.


Pero, la atención a los usuarios es una calamidad.


Quienes hemos tenido la oportunidad de conocer otras catedrales, como por ejemplo la de San de Pablo de Londres (Saint Paul's Cathedral), se dan cuenta de lo mal que se trata a la gente que visita a la catedral de Mallorca y lo mucho que les cobran”.


Con este razonamiento, me quedé pasmado sin entender cuál era la razón de la risa  de quienes escuchaban a nuestro amigo de la felicidad.


“Pero explícate mano, que no entiendo la razón de las carcajadas, insistí yo”.


“Ya va que ahora te detallo, la visita  y la locura que fue dar una vuelta por la catedral de Mallorca, me ratificó, el amigo de la felicidad”.


“En primer lugar la fila para comprar el boleto de ingreso, tendría como unas cincuenta personas y hubo gente en la cola que nos dijo que siempre hay muchos mas interesados en visitar la catedral. En la parte posterior solo había avisos de lo que no se podía hacer. Por ejemplo ir con perros, dejar los morrales en custodia e ir sin sombrero. Pese a mi asombro había gente que se acercaba a preguntar si podía ingresar a la catedral con su cachorro.”


“Al llegar a la taquilla, sin saber cuánto costaba el boleto de entrada y qué ofrecían, me preguntaron: ¿QUÉ QUIERE?.  Por supuesto le respondía a la vendedora de boletos rampantemente: visitar la catedral.”


“La tipa me miró, como si le estuviera sacando la madre y me dijo casi en un grito: SON NUEVE EUROS CADA ADULTO.”


“Me armé de paciencia, mientras la cola de gente quería pasar por encina de mi para entrar a visitar la catedral, pregunté con cara de inocente: A qué hora son las visitas guiadas y cuánto vale el boleto?: ESAS SON EN LA MAÑANA Y CUESTAN 25 EUROS POR PERSONA, YA NO HAY PARA HOY.” Ciertamente eran ya la una y media de la tarde”.


Seguí mostrándome gentil  e inocente y le pregunté: ¿hay audioguías?: SÍ, SON CUATRO EUROS POR PERSONAS, respondió dando muestras de estar cansada la funcionaria, y  queriendo que comprara  la entrada y dejara la taquilla libre para las otras personas que estaban en la cola.”


“Suspiré resignadamente ante tanto apuro y le expresé: Tengo 80 años y entenderá que soy de la tercera edad. Hay algún descuento para mi, por esa condición que me imagino habrá podido percibir?. Casi queriendo pegarme gritó: SU BOLETO CUESTA SIETE EUROS.”


“Ah, ok. Le dije, deme ese boleto y una audioguía”.


“Allí empezó verdaderamente la locura. No había ninguna indicación en la catedral del número que uno escuchaba en la aplicación. Tal fue mi molestia que busqué al joven que me había dado el audioguía y me indicó rápidamente cómo usarlo.  Traté de salir para preguntarle pero por la puerta de entrada está prohibido salir. Al verme a través del vidrio el joven se acercó y me confirmó que no había ninguna indicación en la catedral que mostrara los números de las explicaciones que se escuchaban en el audioguía. Que con el esquema de la catedral se podrían “descubrir” los lugares que allí se explicaban. Pero, eso resulta difícil. Es lamentable que no valoren la utilidad de los audioguías”.


En algunos lugares las imágenes que se mostraban en el audioguía no aparecían en la catedral.  En otras había que colocarse  de cierta manera para tener una perspectiva que permitiera entender la explicación.  En al menos dos números de los veintiséis fue imposible determinar el sitio y los objetos que se analizaban en el audioguía. Una verdadera tragedia la visita con ese adminículo.


Por supuesto, escuchar al amigo de la felicidad, dar todas esas explicaciones es digno de la mayor risa por la gracia con que hace sus acotaciones. Pero, la cosa realmente no era nada graciosa. Vivirla debió ser muy desagradable. 


Nuestro amigo de la felicidad continuo: “pero, pese a todo,  la catedral de Mallorca es preciosa. Dos cosas me parecieron dignas de destacar: primero el altar situado a la derecha de la nave principal que en forma de tela describe, la tierra, el mar y la humanidad, concluido en el 2007.  El otro es el baldaquino ubicado en el altar principal que fue una especie de modelo -realizado por Gaudi- para desarrollarlo en el templo de la Sagrada Familia de Barcelona. Esto último pese a ser realizado en cartón y papel tiene casi cien años y sigue impresionando a los visitantes.


Al concluir la tragedia de tratar de entender las explicaciones de el audioguía intenté subir a las terrazas y no lo pude hacer pues el boleto con descuento no incluía esa parte en la visita”, nos dice resignadamente, nuestro amigo de la felicidad.


Quienes visitamos la catedral de San Pablo en Londres entendemos que la visita a otro templo puede y debe ser mucho mejor que visitar la catedral de Mallorca, lamentablemente. De todas manera valió la pena e invitamos a hacerlo a quienes se encuentren en Mallorca o vivan allí.


Bueno, ya veremos si podremos hacerlo y superar las dificultades, del amigo de la felicidad. A los organizadores debían pedirles que revisen y mejoren el audioguía y la atención a los usuarios. ¿Qué nos dicen?.  

 

 



1 comentario: