Hace veintidós días que no escribo nada en La Botica: ¡cómo pasa el tiempo!.
Revisando los últimos “post” hago memoria y encuentro que los mas recientes escritos publicados en La Botica, han sido inspirados por conversaciones con el amigo: el de la felicidad.
Su viaje a España ya terminó y ahora sufre las consecuencias de vivir en Mérida (La Ciudad de Retos).
Me lo encuentro, como siempre rodeado de conocidos y todos ellos muertos de la risa. Siempre me intriga que logre reunir a gente que disfrute de sus ocurrencias y anécdotas. ¡De qué se tratará esta vez!. Veamos…
El amigo de la felicidad se explica.
“Pasamos ochenta y ocho días en España. Dormí en camas, sofás y hasta en sillas. No me dolió nada. Pese al COVID y a la gripe no me enfermé de nada. Fue llegar a Mérida y caer con un gripón que me duró tres semanas. En cierto momento pensé que fuera COVID y reuní los dólares para que me hicieran la prueba del antígeno y salí negativo. Después me dijeron que no siempre se logra detectar el COVID con esa prueba. Pero me tranquilicé y me aseguré insistentemente que, NO ERA COVID y ya, no voy a sufrir por esa razón.”
Yo realmente no le veía la gracia al cuento del amigo de la felicidad, de la gripe y de la “moquera”. ¿Cuál era la razón de las carcajadas de sus oyentes?. Él siguió el cuento así…
“Bueno, la cuestión fue que, en el trayecto de El Vigia a Mérida, nos tocó movilizarnos con una empresa que usa unos buses en donde logran colocar el aire acondicionado como para que parezca una nevera”. ¿Y…?, le insistí yo, al amigo de la felicidad.
“Ya va, ya va, deja el apuro...” Me contestó un poco a medio rabiar, el amigo de la felicidad.
“Pues, como soy tan bruto, no usé mascarilla y además utilicé la cortina del bus para que el chorro del aire acondicionado no me diera en la cara. Grave error. A los dos días tenía un gripón que como ya te comenté me duró tres semanas.”
Pero, continuó mi amigo el de la felicidad: “lo peor fue que el gripón se lo pegué a mi mujer y ella casi me saca de la casa y se divorcia de mí: “por bruto e irresponsable” me increpó”. “¡Pero, ni que lo hubiera echo a propósito”, comentó con cara de compungido y arrepentido, el amigo de la felicidad.
Por supuesto, los gestos, las explicaciones y la forma de contar el anécdota, sí era para morirse de la risa o mejor, para no llorar.
“Para contentarla, o al menos para minimizar su decisión de botarme de la casa y divorciarse, salí a comprarle gasolina y llenarle el tanque de su carro a precio internacional, a pesar de que el vendedor la deba comprar subsidiada”, aseguró con tono compungido el amigo de la felicidad.
De verdad que, en esta ciudad de retos, la vida, o la sobrevivencia, es un desafío continuado… ¿qué dicen nuestros lectores?. Por de pronto, deseo que pasen un fin de año 2022 de lo mejor y que me sigan visitando y leyendo en el 2023 y pasándola muy bien.
Que broma lo de la gripe del amigo de la felicidad. Lo nuevo es que durante el viaje no tuvo ningún problema de salud, ni covid, que al parecer está dando bastante ultimamente por esos lados. Un saludo
ResponderEliminar