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Por: Roberto Rondón Morales (Miradas Múltiples)
UNIVERSITARIO CIENTIFICO Y HUMANISTA, HOMBRE SABIO Y
PRUDENTE
Es un deber reconocer públicamente en su persona al ciudadano y padre de familia ejemplar, que brindó su amistad personal con contenido espiritual y dejó una huella intelectual personal perpetuada en estudios de postgrado en varios países y universidades del exterior; en segundo lugar, en el legado transcendente de sus experticias en Ingeniería Hidráulica en libros sobre Mecánica de Fluidos, Canales y Transporte de Sedimentos, dirigidos a motivar y soportar técnicamente planes y medidas predictivas que evitaran la tradicional tragedia de ríos fuera de su cauce, arrastrando agua turbulenta, rocas, vegetales cuyos desastres se producen con una periodicidad fatal para quienes sufren las inundaciones. En tercer lugar, estos conocimientos profundos del tema quedaron expuestos en libros, monografías, artículos, secciones de Libros, comunicaciones en Congresos Nacionales e Internacionales, informes técnicos por lo que recibió Distinciones Honoríficas, Ordenes Meritorias Nacionales e Internacionales, Profesorados Honorarios de universidades del exterior.
A esta obra científica de profunda preocupación humana producida en sus vastos estudios y sus experimentos en el Laboratorio y Centro de Investigaciones Hidráulicas y de Mecánica de Fluidos de la ULA, que en su honor, se designó con su nombre, unió su magnífico e imperecedero aporte al desarrollo de las actividades académicas de la Universidad y del país con la creación de entes para tal fin, Planes Regionales de Ciencia Tecnología y otros, así como el estímulo y la gratificación a los investigadores y la búsqueda de recursos propios para su desarrollo.
Este universitario científico humanista hay que referirlo a una concatenación histórica de eventos. Los jesuitas retornaron a Mérida después de 151 años de la clausura del Colegio San Francisco Javier por la Corona Española. Esta congregación religiosa en esta su nueva obra a partir de 1928, ahora llamada Colegio San José, se dedicaría a la formación religiosa, política e intelectual, fatigada y débil después del anticlericalismo de Antonio Guzmán Blanco. Mérida ofrecía un triángulo educacional para la formación espiritual, intelectual y ciudadana conformado por la Universidad de Los Andes, el Liceo Libertador y este Colegio. Allí se formaron políticos, dirigentes gubernamentales, económicos y reconocidos intelectuales como Julián Aguirre Pe, de raíces merideñas con trozos de raíces traídas del país vasco por los Aguirre Bilbao, su padre, constructor civil y su tío, médico leprólogo, radicados en Mérida
Su formación universitaria fue la Ingeniería, y particularmente la Ingeniería Hidráulica, Mecánica de Fluidos, Canales y Transporte de Sedimentos, modelada con estudios de postgrados en el exterior, para el manejo y corrección de torrenteras y ríos, que desbordados provocan daños materiales, personales y emocionales en una población desprovista de conocimientos y medios para evitar los daños que afectan al hombre y la naturaleza. Su tesis de grado, sobre el manejo de estas situaciones, fue premiada por la Sociedad Venezolana de Ingeniería Hidráulica. Su apreciación sobre esta solución científica para resolver o amortiguar un desastre humano, se soportaba sobre su otra apreciación: “la ciencia ha sido el paso más trabajoso que ha tenido el hombre en su desarrollo espiritual”.
Julián Agirre vivió esa parte de la historia de la Universidad Venezolana en general, entre 1958 y 1973 que tuvo una gran influencia de los partidos políticos, con dos grandes orientaciones. De un lado, los partidos Movimiento de Izquierda Revolucionaria, masivo desprendimiento de Acción Democrática, de la juventud estudiantil y profesoral de las Universidades y por el Partido Comunista de Venezuela, declarados en subversión política y militar. La Universidad fue convertida en una retaguardia de este movimiento. El establecimiento político era defendido principalmente por la cercana Democracia Cristiana Universitaria del Partido Social Cristiano COPEI. Esta controversia se expresó en violentos discursos, enfrentamientos, luchas callejeras con lamentable resultado de universitarios estudiantes detenidos, heridos y fallecidos. Un recuerdo ingrato en lo personal.
A partir de 1970, luego de la culminación de la pacificación política por el Presidente Rafael Caldera y del inicio del gobierno de Carlos Andrés Pérez que convirtió a la política en un objeto de mercado y de televisión con el desplazamiento del viejo liderazgo ideológico y moral, los partidos políticos perdieron paulatinamente su importancia y actividad en la Universidad, y fueron suplidos por movimientos intra universitarios de diferentes corrientes contestarias, muy militantes, incluidas académicas como la Carta Académica de la que Julián Aguirre fue un distinguido integrante.
Muchos dirigentes universitarios pensaron, a principios de los 1980, en la necesidad de hacer un acuerdo político entre la diferentes corrientes de opinión académica que estaban principalmente ubicadas en el Partico COPEI y en universitarios miristas divididos en “deslindes”, algunos de los cuales, con gran radicalismo no se integraron a la vida política nacional, aun cuando se les invitó a este Acuerdo Universitario para una recuperación del prestigio de la institución que empezaba a agobiarse por un crecimiento desmedido y desorganizado, sin rendimiento de cuentas públicas, con paulatino desplazamiento de la autoridad universitaria por el gremialismo y la conversión de la administración universitaria central en numerosas oficinas, que además de engorrosas e ineficientes, eran el medio para los pagos electorales y personales.
Se discutió sobre una gran coalición basada en un Acuerdo Universitario Académico, para ser presentado al Claustro Universitario con el candidato a Rector que inspirara confianza y rectitud para todo el colectivo, representado en la persona del Dr. Julián Aguirre Pe, a quien se le solicitaba un gran sacrificio y su participación inigualable, al asumir una gran carga política y administrativa de la que era poco amigo. Una gran suerte para la Universidad se perdió por una “conspiración de salón” desde algunos integrantes de la Carta Académica, que preferían otro candidato, que al final no inspiró lo mismo, y terminaron por desanimarlo y postergar un mejor destino para la ULA.
No obstante, fue Vicerrector Académico en dos oportunidades en ejercicio con el Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, electo desde la primera vuelta electoral y con mayoría significativa de votos emitidos.
Tuvo un largo ejercicio académico sin aspavientos ni declaraciones permanentes porque su obra se veía, con la que obtuvo logros trascendentes.
Su preocupación para mejorar el rendimiento institucional, profesoral y estudiantil, cuyo reclamo se hacía desde fuera y dentro de la Universidad, se creó la Dirección General de Mejoramiento Académico -DIGMA, con Programas y Actividades que cubrieron todo el espectro académico: Atención Pedagógica al Estudiante que ingresa. Actualización académica de la especialidad. Formación y mejoramiento académico. Planeamiento y revisión curricular. Bibliotecas. Pasantías industriales. Recursos audiovisuales. Al Sistema Bibliotecario imprimió un desarrollo especial. La formación pedagógica de los profesores se hizo obligatoria.
Se analizaron y revisaron los estudios de postgrado: 17 Residencias Universitarias de Postgrado y 17 Maestrías en 9 Facultades. Se revisaron las líneas de investigación, las publicaciones y los sistemas de apoyo, principalmente bibliotecarios e informáticos que empezaban a ser utilizados.
Coordinó el Primer Encuentro de Investigadores de la ULA y su tentativo acoplamiento al Primer Plan Nacional de Ciencia y Tecnología formulado por el CONICIT y el Ministerio de Ciencia y Tecnología.
Coordinó el Primer Plan Regional de Ciencia y Tecnología. Propició la celebración en Mérida de la XXX Convención de ASOVAC, así como la realización de Festivales Juveniles de la Ciencia. Participó en numerosos congresos internacionales sobre Institutos de investigación.
Hizo una proposición para ponderar el rendimiento de las áreas universitarias para servir de fundamento a la asignación de recursos financieros por el gobierno nacional.
Coordinó un estudio multidisciplinario desde el CDCHT sobre la conservación de la Represa José Antonio Páez, con riesgo de depósito de materiales arrastrados por los ríos que la alimentan.
Participó en las Segundas Jornadas de Ingeniería Hidráulica en la Facultad de Ingeniería de la ULA con presentación de libro sobre la Historia de la Hidráulica. Intervino de una manera especial en la elaboración del Documento de la ULA sobre Política de Educación Superior, sugerido en acuerdo nacional que convocó a las Universidades Oficiales a un profundo movimiento de cambio y organización moderna que todavía se espera.
Fue uno de los 24 Individuos de Número originales, Sillón No 23 que constituyeron la Academia de Mérida. Ejerció la Vice Presidencia bajo la Presidencia del Dr. Mario Spinetti Berti, a quien sucedió provisionalmente en la Presidencia como consecuencia de su muerte.
Posteriormente también rechazó la Presidencia de la Academia de Mérida que por unanimidad y aclamación, y en su condición de Individuo de Número, se le ofreció.
Julián Aguirre Pe, hombre sabio y prudente además de ciudadano ejemplar, era también un hombre con las peripecias y sucesos del hombre. Conformó una familia con su esposa odontóloga ejemplar y sus hijos. Tenía amigos y relaciones sociales moderadas. Fue también un hombre moderador y conciliador en situaciones críticas, lo que demostró, entre otros, cuando hubo un conflicto entre dos científicos reconocidos, por la Dirección del Centro de Microscopía Electrónica, adscrito al Vice Rectorado Académico. Todos los Centros de Investigación deseaban esta adscripción. Uno reclamaba méritos por su precedencia en la creación del Centro. El otro, recién llegado del exterior, por su moderna formación y haber ayudado a las diligencias para la adquisición de un nuevo microscopio electrónico. Los ánimos se encresparon y movieron todas las influencias posibles, incluidas extra universitarias por ser ambos profesionalmente muy relacionados, lo que dificultaba la solución. La paciencia de todos se agotaba hasta que apareció la solución salomónica, sin espada y con convicción y la colaboración de quien escribe, Decano entonces de la Facultad de Medicina. La intervención comprensiva pero férrea del Dr. Julián Agirre, hizo que uno se instalara en el Hospital Universitario de Los Andes con el primer Microscopio que había ayudado a adquirir y para crear un Centro de Patología Clínica, único en el país, y el otro fue designado Director del Centro de Microscopía Electrónica ubicado entonces en el Edificio Central.
Además de moderador y conciliador, por ser observador objetivo y comprehensivo, tuvo el tino milimétrico y sin que sobrara o faltara una palabra, para definir personalidades de la Universidad, entre ellos, el rector Pedro Rincón Gutiérrez con quien compartió responsabilidades universitarias en dos gestiones: 1976 a 1980 y 1984 a 1988. Decía el Dr. Aguirre “Se necesitaba un hombre que entendiera la historia y los personajes, que comprendiera la época en que se desarrollaban los eventos locales y universales. Que no minimizara los tenues rumores ni magnificara el engañoso tremedal de los eventos inexorables”.
El hombre austero y formal hasta lo extremo, tenía también un fino humor. Aun cuando nos veíamos con frecuencia en la Universidad, cada 27 de diciembre, le hacía una visita de saludo de fin de año. Conversábamos de todo lo posible por dos horas, en tanto que tomábamos sólo dos tragos de brandy español del famoso Cardenal Mendoza, que alguien le regalaba en esta fecha. En una oportunidad de esta visita, una vez iniciada la conversación, el Dr. Aguirre me comentó que el día anterior había estado visitándolo un compañero de la dirección universitaria, que no se despidió hasta que vio vacía la botella del célebre purpurado español. Frente a esta circunstancia, me comentó lo sucedido, y me dijo, que de todos modos tomaríamos los dos tragos, pero en lugar del reconocido brandy español Cardenal Mendoza, nos tomaríamos dos tragos del brandy venezolano Cardenal Urosa.
Recuerdos, reconocimiento y admiración al Dr. Julián Aguirre Pe por el Grupo Universitario Multidisciplinario MIRADAS MULTIPLES.
Nota:
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(1). Foto tomada de: https://www.facebook.com/IngenieriaULA/photos/profesor-juli%C3%A1n-aguirre-peescuela-de-ingenier%C3%ADa-civil/1202573659781688/
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