Patio principal de la casa de los Antiguos Gobernadores de Mérida, sede de la Academia |
Explicación:
El pasado 12 de octubre se cumplieron veinte años del decreto del establecimiento de la Academia de Mérida. Con tal motivo hoy se realizó una sesión especial para reconocer a sus creadores, a los primeros presidentes y directores ejecutivos de dicha institución. En el acto habló en nombre de los homenajeados, el Dr. Miguel Rodríguez Villenave, rector de la Universidad, para el momento del establecimiento de la corporación. Agradecemos al Dr. Rodríguez que nos permita publicar la parte final de su discurso, para compartirlo con nuestros lectores (HRC).
Miguel Rodríguez Villenave
Cuatro ideas
solidarias para el futuro
Al
llegar al término de nuestras palabras
quiero concluirlas dejando algunas ideas para la reflexión de los
honorables académicos y del público que nos acompaña. Es absolutamente claro
para nosotros que el balance de estos años es francamente positivo. Sin
embargo, siempre es posible mejorar y construir futuros institucionales más
promisorios. En dirección a estimular un futuro acorde con lo que ha sido su
pasado expongo a continuación algunas ideas.
Los
fines de la academia están establecido en su decreto de creación, así mismo
allí se previó atender tres de los problemas que instituciones públicas de este
tipo sufren tradicionalmente: la autonomía de gestión, el financiamiento y la
sede de funcionamiento. Así en el artículo segundo del decreto se expresa: “La Academia tendrá su sede en la Casa de
los Antiguos Gobernadores, gozara de autonomía administrativa e
independencia de gestión de acuerdo con las leyes y contará con aportes
económicos contemplados en la Ley de Presupuesto y Gastos Públicos del Estado”. No es el momento de
señalar en detalle las limitaciones y mucho menos los causantes de ellas, sufridas en estos tres aspectos por la Academia de Mérida en tiempos recientes. Pero, todos sabemos que deben atenderse para eliminar los
obstáculos que limitan las promisorias condiciones establecidas en el decreto de su creación. Por ningún motivo estamos pensando en que se
debilite el sentido público de la
institución y la obligación del Ejecutivo del Estado Mérida en mantener con
tranquilidad presupuestaria a la Academia de Mérida. Pero hay que buscar otros vías
complementarias y además de
atender otros asuntos.
Es importante que, adicional a los
esfuerzos que ya se vienen haciendo para diversificar los ingresos por la vía de la colaboración
privada, se estimule las iniciativas de búsqueda de recursos no sólo nacionales
sino incluso, si la actual legislación lo permite, la cooperación
internacional. Diversificar sus recursos financieros es vital. Para ello creo
que se puede pensar en otra idea que
deseo manifestar.
El
progreso de los pueblos está asentado de
manera indubitable en la capacitación
de sus ciudadanos en especial la de los
mas jóvenes. El progreso y el bienestar de los pueblos necesita muchachos y
muchachas interesados en el conocimiento
y en una voluntad por alcanzar
grados superiores de perfección. El mundo
será cada vez mas competitivo y debemos prepararnos para ello. Creemos que la Academia de Mérida debe hacer un
esfuerzo importante para estimular programas
que incentiven el interés de niños y jóvenes por las artes, las letras,
las ciencias y la tecnología. La Academia debe orientar parte de sus esfuerzos
en dicha dirección y unirlo a la búsqueda de recurso financieros de ser posible.
Veinte años puede parecer muchos años para
unos y también poco tiempo para otros. Pero, en cualquiera de la percepción de
las antagónicas señaladas, que asumamos,
una institución de la importancia superior como es la Academia de Mérida para esta ciudad y para el país,
debe preservar su historia para las generaciones futuras. Son muchas las
actividades que se han emprendido y
muchas las informaciones que se pueden perder
sino se hace un esfuerzo sistemático por organizar, recoger y estudiar
sus actividades y sus programas. Creo que es el momento de dedicarle más tiempo
al ya utilizado para recoger la historia de la Academia de Mérida, en los
documentos que se generan, en las visiones de sus integrantes y de los propios participantes de sus
actividades. En síntesis recoger la
historia de la academia, en sus documentos, actores y también en el día a día
de esta joven y ya madura institución.
Ahora sí, al final de nuestra intervención, sólo me
resta expresar nuestra gratitud por permitirme hablar en nombre de quienes han
sido homenajeados en este acto para celebrar los veinte años de la Academia de
Mérida. Sólo cabe felicitarnos y hacerla extensiva la expresión de
reconocimiento a Mérida, por esta innovadora realidad, que muestra una vez más,
las inmensas posibilidades que tiene la ciudad, cuando se unen esfuerzos de
distinto origen institucional. Muchas gracias a todos.
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