martes, 6 de noviembre de 2012

Mérida Imaginada

El joven Mariano Picón-Salas (*)

Humberto Ruiz

El pasado 24 de octubre del presente año pronunció Luis Ricardo Dávila, su dicurso de incorporación como Miembro Correspondiente Estadal de la Academia de Mérida. Compromiso que abordó con el sugestivo título de: Mérida Imaginada. El secreto de nuestra psique y Viaje al Amanecer.
Se propuso Dávila “explorar la psique merideña, es decir el sistema simbólico, de relaciones afectivas, de sus habitantes entre sí y de ellos con la ciudad”. Apoyado en la literatura mostró en un primer momento la singularidad que los poétas han expresado sobre la ciudad y luego remató con los recuerdos infantiles, de un ya adulto Mariano Picón-Salas, en su Viaje  al Amanecer.


No es extraño que Mérida haya honrrado a sus escritores con un parque dedicado a ellos. Hay poétas, escritores  e intelectuales y en gran medida cada uno de ellos han expresado hermosas formas sobre la ciudad, que Luis Ricardo Dávila recoje en los versos de: Tulio Gonzalo Salas; Julio Consalvi; Emilio Menotti Spósito; y Raúl Chuecos Picón. Ciudad interiorana que Chuecos Picón retrata indisolublemente unida a su Sierra Nevada: ”Porque sólo en tu cielo adormecido la blanca estrella del mar esplende y en la brava soberbia de tus riscos cuajó su luz en el cristal de nieve”.
Mariano Picón-Salas no fue sólo el más universal y polemista  hereje de los merideños, dice Luis Ricardo Dávila: “(…) fue eso y mucho más, fue uno de los más importantes pensadores americanos de un tiempo histórico en que resplandecían los grandes hombres de pensamiento. (…) de gran sensualidad y música en la escritura…  con mayor clarividencia…  en el misterio de las cosas y (entre HRC) quienes con mayor intensidad lograron transmitirnos ideas sensibles y exactas sobre el mundo…”

En ocho apartados resalta Dávila los temas  que le permiten mostrar profundamente las relaciones de Mariano Picón-Salas con su ciudad y su gente. El mundo simbólico de un merideño entranable y universal es mostrado en: Viaje al Amanecer, el viaje de todo merideño; Maricastaña, diosa femenina del tiempo“; Tierra y cielo de Mérida; Principios sobre la Geografía del aire; En el escritorio del abuelo; Día de mercado; Viaje como metáfora; y Epílogo, los encuentros con la fe.

Son muchas las expresiones que resalta Luis Ricardo Dávila de Viaje al Amanecer. Nos quedamos sólo con dos que, en síntesis hermosa, recojen en nuestro modo de ver, tanto a su ciudad como al merideño que escribió ese hermoso libro, que todos quienes habitan ésta meseta deben leer:

”El sitio era hermoso y fácil y prosperaban las familias.
No se venía a buscar El Dorado sino la paz. Era tierra
                  para quedarse y no para continuar errando”.

”Por más que anduve por muchas tierras no perdí
                     la costumbre de ser merideño entrañable”.

No deja Luis Ricardo Dávila de referirse al momento actual y destacar la necesaria crítica que ello comporta. Termina expresando sabia y dolorosamente que somos los únicos responsables de lo que aquí ocurra: “Pese a todo ello me gusta Mérida, es mi ciudad, aquí estoy ahora y he estado siempre, siendo merideño me hecho más universal y discurso como el que estoy presentando me ayuda a entenderme y a entender lo que aquí ha estado ocurriendo, lo que había y sus transformaciones, lo que hay y su futuro, también me ayuda a trascender falsos debates, bagatelas pseudo-ecologistas y estridencias políticas que colindan con el absurdo. Todo esto me ayuda, decía, para obligarme y sugerir obligarnos a enfrentar el problema central: "toda ciudad no es sino lo que sus habitantes hagan con ella”.

Quieran los merideños, los que aquí habitan y el destino histórico de esta compleja sociedad, que podamos construir días de mayor sociego, jalonados de progreso y paz, que permitan una vida en libertad y justicia.  

Nota
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(*) Foto de Luis Britto, que aparece en la solapa del tomo Autobiografías de la Colección Mariano Picón-Salas, Caracas, Monte Avila Editores, CA, 1987.

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