Humberto Ruiz
Las
primeras frases de un libro son las mas importante, incluso el primer párrafo,
si lo llevamos al extremo. Allí se
engancha uno o sencillamente se deja de leer y lo destina al olvido.
Tengo que decir
que Francisco Suniaga captó nuestra atención e interés cuando comencé a leer su primera novela: La Otra Isla.
No se me olvida la frase con la que cierra su
segundo y largo párrafo que dice así: “Margarita
es la isla de la utopía, el único lugar del planeta donde todos mandan y nadie obedece.” Tan sólo diez y ocho palabras para definir al
margariteño es una proeza que pocos alcanzan.
Bueno,
esa frase me ha acompañado y cuando hablamos del novelista con los amigos y compañeros de lecturas, siempre la recuerdo.
Por esa vía recomendé tanto La
Otra Isla como El Pasajero de Truman, a un joven de ancestros margariteños, pero
avecindado en Berlín, cuando me pidió que le pusiera al día de lo que se estaba escribiendo en
Venezuela.
Supongo
que en unos veinte años, cuando muchos de quienes me leen y quien esto escribe
ya no existamos, los críticos de la literatura
que seguirán existiendo, así como los historiadores de Venezuela,
revisarán con admiración Esta Gente. Y no dudo que expresaran es la
novela que mejor refleja la Venezuela de
estos tiempos (1999-2013).
Debo
confesar que, habiendo entrado a la sexta década de mi vida la enfermedad del protagonista me llegó muy de cerca. Tanto que tuve que suspender por unos días la lectura luego de los primeros capítulos, pues empecé a sentir que mi
próstata me dolía. Superado el impase no aguantaba la risa con el formalismo
jurídico del argumento de Gumersindo Salazar, para justificar la tesis de la
independencia de Margarita. Pero, creo
que por lo que se recordará la novela en el
futuro, sobre la Venezuela de
hoy, es la ruptura entre el protagonista
y su amante.
Por
supuesto, la primera frase de Esta Gente,
engancha. Tu no sabes qué es lo que pasa
y sólo muy poco a poco, vas dilucidando sobre la crítica situación del
personaje principal de la novela. No
quiero adelantar más, pues de lo que se trata es de que la gente se interese y
lea Esta Gente.
Gracias,
desde las alturas de la ciudad de la
Sierra Nevada, a mi joven amigo de ancestros
margariteños por obsequiarme la novela y,
por supuesto a Francisco Suniaga , por la dedicatoria del libro.
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