Por: Orlando Albornoz
Universidad Central de Venezuela
La definición por la lógica del contrario: la
ausencia de la virtud, la noción de la
indignidad. El caso del rectorado de Martin Heidegger en Friburgo
y los de Francisco De Venanzi en Caracas y Rafael Reif en el M.I.T. en Boston.
Defino héroes intelectuales no a los notables escritores (poetas, narradores, historiadores, en fin) sino a quienes con su obra humanística o científica, con sus textos, con sus investigaciones, con sus estudios, indican a sus países nativos el camino a seguir para su fortalecimiento, supervivencia en medio de las fatales trampas (o mejor astucias: como el caso de nuestra patria, sorprendida en su buena fe) de las perennes luchas entre las naciones.
Lubio Cardozo, “El héroe intelectual”
5 de Mayo de 2012 Papel Literario, El Nacional
Al analizar vivos y fallecidos aplico lo que José Luis Martínez
decía de su biografiado, el conquistador de México:
“A Hernán Cortés, como a toda personalidad histórica, no hay que
elogiarlo sin más ni más, ni insultarlo sin menos ni menos. Hay que explicarlo”
(1992: México, Fondo de Cultura Económica).
Mis análisis no son personales, sino que proceden de la lógica de la ciencia, que no oculta su carácter crítico y tratan de
explicar, sin necesariamente proponer cosa alguna. Trato de explicar cuestiones
que aluden a mi foco de estudio: actores del proceso escolar -un rector, por
ejemplo- como del mismo modo un actor relacionado con el poder, quizás una y la
misma cosa. Mis referencias al rector de la UNERG Dr. José Luis Berroterán y la
frase citada del gobernador, capitán y
abogado José Gregorio Vielma Mora me permitirían cambiar el título de este
capítulo o al menos incorporar en el
título el acápite de: Sobre rectores y
gobernadores. Un atributo de la dignidad académica es el concepto que se
considera íntimamente ligado a ésta, cual es la libertad. Deseo, por ello,
entrar de inmediato en la materia de la dignidad, definiéndola a través de su
opuesto, la indignidad. Para ello voy a ocuparme de un accidente histórico que
se ha convertido en un cliché, el caso del filósofo alemán Martin Heidegger
(1889-1976), cuya afrenta a la dignidad consiste, precisamente, en haber
renunciado a defender la libertad, cuando ésta se vio amenazada. Contrario a
convertirme en otro acusador de la conducta del filosofo alemán, lo cual no
haré en esta oportunidad, voy a elaborar, en su descargo, una aproximación
histórica del contexto en el cual desempeñó Heidegger su acatamiento de los
procedimientos que lesionaron la libertad de la universidad en donde era
Rector, ante los mandatos de un brutal como atractivo dictador –suelen serlo,
sin duda.
Al caso del
rector alemán se pueden oponer ejemplos de excelsa honorabilidad, como en el
caso del propio prusiano Inmanuel Kant, rector electo por tres periodos en la
Universidad de Könisberg, o el venezolano Francisco de Venanzi, un ejemplo de
honorabilidad académica, que los venezolanos pueden emplear como un caso de
dignidad académica, visto a través de su entrega a la universidad venezolana.
De Venanzi fue un hombre de excelentes méritos, en todo sentido, que fue un hombre público y fue
un producto de las bondades que el estado venezolano ha ofrecido, a personas
que como el citado De Venanzi cursaron todos sus estudios, en Venezuela, en
instituciones públicas. Este es un tema que he analizado en otras
oportunidades, porque el chavismo entra en una enorme contradicción cuando
acusa a los años del Pacto de Punto Fijo (1958-1998) –y antes en los años de la
revolución de octubre (1945-1948), como cuatro décadas de ignominia, cuando en
verdad uno de sus puntos altos de defensa institucional es aquel que tuvo el
estado en ofrecer entrenamiento público a varias generaciones de venezolanos, y
de hecho el personal profesional que se ofrece como revolucionario fue
entrenado en las universidades públicas y en las escuelas militares,
incluyendo, como es fácil mencionar, casos en los cuales sus usuarios hicieron
los niveles escolares en el país y en el exterior, en universidades de
reputación, en Gran Bretaña, por ejemplo, como el caso de un distinguido doctor
egresado de la Universidad de Cambridge u otro que egreso de la Western Reserve
University, en este caso en los Estados Unidos de América. De Venanzi fue en su
tiempo lo que hoy fuese denominado como un ‘luchador social’ (1917-1987). Fue
rector de la UCV entre 1959 a 1963. Por
ejemplo, su tesis de doctor en medicina fue sobre el tema social de “Contribución al estudio de la alimentación
de los trabajadores venezolanos”, premiada con diploma y medalla del concurso
“Luis Razetti”. Becado por la Fundación Rockefeller realizó una maestría en
ciencias en la Universidad de Yale, especializándose en bioquímica (1945);
también estuvo en el Cornell University, en el Public Health Research Institute
y en el laboratorio de isótopo Radioactivos de la Administración de Veteranos
en los Ángeles, Estados Unidos.
Se inició en
la docencia universitaria en la Cátedra de Fisiología, como Preparador el 01 de
Noviembre de 1940, fue nombrado en 1958 Profesor Titular de la Cátedra de
Patología General y Fisiopatología en las facultades de medicina y de
odontología, además fue jefe de dicha Cátedra en la Escuela Luís Razetti.
También ejerció la presidencia de la Comisión Universitaria de la UCV,
organismo que tuvo a su cargo la definición del nuevo perfil que se le daría a
la universidad venezolana, concibiéndola como una institución autónoma y
democrática. De esa comisión salió la Ley de Universidades, aprobada por el
Gobierno Nacional en 1958. Este mismo año asumió de manera temporal el cargo de
rector, que luego se le otorgó en propiedad (1958-1963), como resultado de las
primeras elecciones realizadas por el claustro de esa casa de estudios en el
siglo XX. Durante su honrosa gestión se intensificó la gratuidad de la
educación superior, aumentando la matrícula estudiantil y el personal docente y
administrativo; se amplió la misión investigativa y formativa de la institución
al crearse nuevas facultades (Ciencias), escuelas (Salud Pública, Servicio
Social, Ingeniería Química, Ingeniería Eléctrica, Ingeniería Mecánica y
Medicina), institutos y centros (Consejo de Desarrollo Científico y
Humanístico, Instituto de Estudios Políticos, Instituto de Investigación
Periodística y Centro de Estudios del Desarrollo), entre otros logros.
Su interés
por la investigación científica lo llevó a propiciar la creación de la
Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (ASOVAC, 1950), del Centro
de Investigación de Cáncer de la Sociedad Anticancerosa de Venezuela (1950) y
del Instituto de Investigaciones Médicas (1952) de la Fundación Luis Roche,
este último junto con Marcel Roche y un destacado grupo de científicos. Fue
cofundador de la revista Acta Científica Venezolana y fundador de Acta Médica
Venezolana. Su labor como investigador y profesor universitario le fue
ampliamente reconocida con el otorgamiento de varios premios, entre ellos, el
Premio José Gregorio Hernández (1945), el Premio Nacional de Ciencias (1955),
éste junto con Marcel Roche, el Premio CONICIT (1980), junto con Félix Pifano,
y el Premio Simón Bolívar a la labor universitaria (1983). Igualmente fue
distinguido con varios doctorados honoris causa, en la Universidad Central de
Venezuela las facultades de Ciencias y Farmacia (1965), la Orden Andrés Bello,
1968, la orden del Libertador, 1979, en la Universidad de Los Andes (1972) y la
Universidad de Carabobo (1981).
Por su parte,
es posible destacar la actividad académica de un venezolano que es hoy por hoy
el rector de una de las principales universidades del mundo: Leo Rafael Reif
Groisman (Maracaibo, Venezuela, 21 de
agosto de 1950) es un ingeniero electricista y administrador académico venezolano-estadounidense. Es actual presidente del Massachusetts Institute of Technology (M.I.T.),
sucediendo a Susan Hockfield desde el 2 de julio de 2012. Reif se desempeñó
anteriormente en el MIT como director del Departamento de Ingeniería Eléctrica
y Ciencias de la Computación y director del Laboratorio de Tecnología de
Microsistemas. Reif recibió su licenciatura en ingeniería eléctrica de la Universidad de Carabobo, Valencia, Venezuela en 1973. Luego
desempeñó durante un año como profesor asistente en la Universidad Simón Bolívar en Caracas.5 Viajó a
los Estados
Unidos a
cursar estudios de postgrado y obtuvo el doctorado en ingeniería eléctrica de
la Universidad de Stanford en 1979. Luego pasó un año como
profesor asistente visitante en el Departamento de Ingeniería Eléctrica en Stanford.
Reif se unió a la facultad del MIT en enero de
1980 como profesor asistente de ingeniería eléctrica. Fue promovido a profesor asociado en
1983, obtuvo el tenure en 1985 y se
convirtió en profesor de tiempo completo en 1988. Antes de su nombramiento como
rector en 2005, su investigación se centró en tres dimensiones, las tecnologías
de circuitos integrados y en la fabricación de la microelectrónica
ambientalmente sustentable. Reif fue director de Microsistemas del MIT Technology
Laboratories, entonces jefe del departamento asociado de ingeniería eléctrica
en el Departamento de Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación
(Ingeniería Eléctrica e Informática), el mayor departamento académico del MIT,
y luego se desempeñó como jefe del departamento de Ingeniería Eléctrica e
Informática en el período 2004-2005. El doctor Reif en el 2011 trabajó en la
creación de MITx, una iniciativa de educación online destinada tanto a ofrecer
nuevas herramientas a los estudiantes del MIT como a acercar las enseñanzas de
esta institución académica gratuita a estudiantes alrededor del mundo. Un año
después, MIT unió esfuerzos con la Universidad de Harvard para crear la
plataforma de enseñanza virtual edX, utilizada por millones de usuarios que
tienen acceso así a una educación que sería de otro modo inalcanzable para la
mayoría. El Semiconductor
Research Corporation (SRC), le otorgó el Premio 2000 Aristóteles por "su
compromiso con la experiencia educativa de los estudiantes de SRC y el impacto
profundo y permanente que ha tenido en sus carreras profesionales." Por
su trabajo en el desarrollo de MITX, la iniciativa del MIT en el desarrollo de cursos
gratuitos en la universidad en línea disponibles para los estudiantes en
cualquier lugar con conexión a Internet, que se lanzó en diciembre de 2011,
recibió el Premio 2012 de Tribeca en
innovación disruptiva. Cabe señalar que Venezuela ha permanecido impasible ante
los logros de este venezolano, maracucho, para más señas.
Immanuel Kant, prusiano, fue rector de la Universidad de Könisberg
–que hoy lleva su nombre, entre 1788-1801 –fallecería en 1804. De Kant, por
cierto, hay una biografía definitiva: Kant,
a biography. Por Manfred Küehn
(2001) Cambridge University Press – Küehn es también el autor de la
biografía igualmente definitiva, como se dice de una obra que abarca con
pulcritud la biografía de una persona, de (2012) Johann Gottlieb Fichte –quien fue rector en 1911, en Berlín. Kant aprobaba la revolución francesa, a pesar
de sus excesos, pero proponía la libertad como objetivo y ese es el pro domo sua del caso, porque cabe la
pregunta que debe hacerse todo rector de universidad en Venezuela en este
momento de su historia: ¿Estoy acaso protegiendo la libertad, estoy creando en
mi universidad lo que Kant llamaba, en una palabra ‘el clima moral de la universidad’/’the moral view of the
university? Sobre ese
tema hay un libro importante, por Richard L. Velkley (1989) Freedom and the End of
Reason. On the moral foundations of Kant´s critical philosophy. University of Chicago Press.
En consecuencia, una universidad ha de promover un ‘clima moral’ y para ello es
esencial su propia derivación, la libertad, dicha en una universidad como la
libertad de cátedra –que funciona con las regulaciones del caso pues no es una
libertad anárquica, en modo alguno, pues ni siquiera Mijail Bakunin,
posiblemente el más conocido de la primera generación de filósofos anarquistas
y considerado uno de los lideres de esta tesis, dentro del cual defendió la
tesis colectivista y el ateísmo, llegaba a tal
extremo. Lo que deseo destacar en el caso de De Venanzi y del propio Kant, en
como el liderazgo académico supone respetar un clima moral, que es la
democracia, genérica. Por ello cabe la pregunta siguiente: ¿Aceptar ser rector
de una universidad en Venezuela supone acatar un clima moral o la propia y
absoluta inmoralidad de quien asume que tal cargo es un empleo que no un
trabajo y que ha de ser fiel al jefe-patrón que le designa y no a los valores
trascendentes de la cultura académica universal?
Observemos, de momento, sólo el valor de la libertad. Cuando se
lee que el rector de la UNERG promueve la universidad de creencia y
prácticamente incorpora a los estudiantes al catecismo chavista está entonces
de hecho desalojando a la razón de esa casa de estudios y, en términos de
Heidegger, se impide la noción de libertad, entendiendo por ello la libertad de
elección entre varias alterativas, cuando el chavismo impone es una sola visión
del mundo y se convierte en un poder dominante, que por vía del rector
personaliza a la UNERG en las tres figuras ‘emblemáticas’ de dicha universidad,
tres líderes políticos: el fallecido Hugo Chávez, el actual presidente sucesor
designado de aquel y el gobernador, justamente doctor Honoris Causa de la misma
universidad y miembro como representante del ministro del despacho en el
Consejo Universitario.
No voy ni siquiera a intentar responder estas interrogantes, pero,
una vez más, es indispensable elaborar el contexto que sirve de escenario en
donde se desenvuelven los hechos, que sin aquellos pierdan su significado. El
fenómeno del nazismo es complejo y no basta acusar a Hitler, sino entender,
como señala von Mises, que “Hitler no fue el fundador del nazismo, sino
producto de este”, del mismo modo, así lo estimo correcto, que Chávez no es
quien origina el ‘chavismo’, sino que es la sociedad venezolana la que con
alegría e irresponsabilidad llevó al poder a un
militar que había intentado asesinar a un presidente constitucional, que
violó la Constitución al levantarse en armas contra la república y que ha
callado y permitido sus abusos todos estos años y que, de hecho, aun le apoyó,
hasta haberlo ratificado en la presidencia por otros seis años.[1]
Voy a citar lo que se conoce como la
traición de Heidegger, peor es posible citar a muchos intelectuales y
académicos que apoyaron al criminal sádico que fue Hitler: su maldad consistió
en trasladar cual mesías de opereta –como lo visualizó el comediante Charles
Chaplin en su film El dictador (1940)
su proyecto a la nación alemana y en cuyo nombre destrozó la república.[2]
Werner Sombart (1863-1941), por ejemplo, en un libro publicado en
1937 (A new social philosophy, p. 194), expresó que “Hitler era una revelación y que el Führer
recibía sus órdenes directamente de Dios, que es el Führer supremo del universo”,
una expresión análoga al espíritu de lo dicho por Vielma Mora: “Chávez, es el hombre de nuestras
generaciones que ha retomado, para su materialización, el sueño del Libertador,
de hacer feliz al pueblo. Chávez, tiene la eternidad del retorno de Nietzsche;
la espiritualidad de Hegel, la transcendencia de Heidegger y la obediencia de
hacer el bien de la doctrina de Cristo”.[3]
En 1902, la obra cumbre de Sombart, El
Capitalismo Moderno (Der modern Kapitalismus), apareció en seis
volúmenes. Con esta obra se popularizó el uso de la palabra
"capitalismo", que supuestamente
fue ideada por Marx y mayormente divulgada por Engels –la obra principal
de Marx, como se sabe, se titulaba El
Capital. En su actitud hacia los Nazis, es a menudo comparado a Martin Heidegger y a su
amigo y colega Carl Schmitt,
pero parece que mientras que éstos últimos fueron unos pensadores próximos de
la ideología del Tercer Reich, Werner
Sombart. (1863-1941) fue siempre ambivalente. Autor por cierto de una
obra esencial para comprender la evolución del socialismo: Why is there No
Socialism in the United States, escrito
en 1906 y que se ha interpretado como una respuesta a la visión que tuvo Max Weber de la
evolución del capitalismo en los Estados Unidos de América, La ética protestante y el espíritu de
capitalismo, de 1904. Ambas obras han sido interpretadas como una respuesta
a Carlos Marx lo cual es también una inexactitud, sobre todo porque el
pensamiento de Marx en esos años tenía importancia exclusivamente en la academia y es solo años después, ya en el
siglo XX, cuando adquiere la extraordinaria relevancia política e ideológica
que trae hasta nuestros días.[4]
Kant, luego el
propio Marx, creían en la revolución, pero ambos protegían la noción de
libertad; aun Napoleón en 1908, cuando reforma a la universidad francesa,
proponía el control estatal de la universidad, pero al mismo tiempo proponía la
libertad como principio. Heidegger es la antítesis, no obstante que
posteriormente a la II Guerra Mundial haya intentado defenderse, en la célebre
entrevista a una revista alemana, con la condición de que se publicase
solo después de su muerte. La entrevista que Martin Heidegger concedió a Der Spiegel gira
sobre dos temas: las circunstancias que rodearon su etapa como rector de la
Universidad de Friburgo; y la técnica.
Heidegger se convirtió en rector de la Universidad de Friburgo en 1933,
sucediendo a von Möllendorf, quien había sido destituido tras apenas dos
semanas en el cargo. Como comenta el entrevistador, las circunstancias del cese
de von Möllendorf y la ambigua postura política de Heidegger pueden hacer
pensar que el filósofo alemán tenía una opinión más que favorable sobre el
nacionalsocialismo. Heidegger se defiende aclarando que von Möllendorf,
socialdemócrata, fue destituido por el ministro de cultura de Baden por no
haber colgado el “cartel de judío” como se le exigía desde el gobierno. El
mismo día de su cese, von Möllendorf, explica Heidegger, le visitó para pedirle
que aceptara el nombramiento como rector. No fue el único que le pidió este
favor, ya que, al parecer, también el vicerrector Sauer y varios colegas se lo
solicitaron. En vista de estas “presiones” por parte de sus amigos y colegas,
Heidegger se decidió a aceptar el cargo. En contra de lo que publicaron sus
críticos, no fue un rector que colaborara con el partido Nazi. Para defenderse,
entre otras cosas, Heidegger afirma que él también prohibió que el “cartel de
judío” se colgara en su Universidad; que cuando en su discurso inaugural afirmó
que la “libertad académica” era expulsada de la Universidad lo hizo porque
consideraba que esta “libertad” era, en lo fundamental, inauténtica; que
mantuvo en sus puestos a profesores judíos (que fueron expulsados de la Universidad
tras su cese); que prohibió la quema de libros; y que los rumores que apuntaban
a un alejamiento entre Karl Jaspers y él por ser la mujer de Jaspers judía eran
falsos y que el alejamiento entre su maestro, Edmund Husserl, y él tuvo lugar
por motivos personales y por iniciativa de Husserl, a quién, a pesar de todo,
continuó respetando.
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Los datos acerca del rectorado de
Heidegger están detallados en el capítulo correspondiente de la biografía
definitiva escrita sobre el filosofo alemán, por Rüdiger Safranski (1998) Martin
Heideger. Between good and evil. Harvard University Press. Heidegger
fue electo rector el 15 de abril de
1933, justamente cuando Hitler alcanzaba la gloria del poder total en Alemania
y Heidegger se inscribió en el partido nazi y cooperó con la reforma
universitaria nazi de Baden, el mismo año, en donde se introdujo el principio
del Führer. Heidegger dictó su discurso inaugural sobre
“The Self-Assertion of the German University”, hablando de la Universidad
alemana como si esta fuese ajena a lo que acontecía en aquella sociedad, en ese
año crucial para su historia y ara el nazismo, que entregaría una sociedad
devastada en junio de 1945, después de aquel apogeo falso de 1933.[5]
Su discurso es una obra brillante, de pensamiento. En su discurso
inaugural el filósofo alemán, titulado “What Is Metaphysics?” decía lo
siguiente:
“We question, here and now, for ourselves.
Our existence [Dasein] – as members
of a community of scientists, teachers, and students – is determined by
science. What essential thing is happening to us at the foundation of our
existence, assuming science has become our passion? The areas of the sciences
lie far apart. The ways they treat their subject matter are fundamentally
different. This disintegrated multiplicity of the disciplines is only held
together today by the technical organization of the universities and faculties
and only retains some meaning because of the practical purposes set for the
departments. However, the roots of the sciences in their essential ground have
died”.
Sin embargo, la sumisión intelectual de
Hiedegger fue notable. En una ocasión el psiquiatra alemán Jaspers le preguntó
a Heidegger, en forma directa: “How can such uneducated man as Hitler govern
Germany?”. La replica del filósofo fue igualmente notable:
“Education is quite irrelevant…..just look at his wonderful hands”.
El caso Heidegger y el tema de la libertad
¿Estoy en lo correcto si expreso mi convicción de que en esos
términos políticos la universidad venezolana es una respuesta que desplaza la libertad como valor, en la misma medida en
que las autoridades de las mismas, al tomar partido político e ideológico,
vulneran la posibilidad de defender la libertad, por ende la democracia? Obsérvese
que cada tipo de universidad de las que opera en el país simboliza y expresa
una versión autoritaria de la universidad, ajena a la noción de libertad que
es, en esencia, el pluralismo. El discurso de las autoridades universitarias en
Venezuela va hacia los extremos: el antagonismo y la confrontación vs la
sumisión y la pasividad.[6] El alegato acerca de Heidegger es
absolutamente correcto: un gran filósofo, la conciencia libertaria de su
nación, se inclina ante un dictador, que eliminaba en ese momento, todo
vestigio de democracia en su país, para vergüenza de la humanidad. Antes de
analizar el caso del filósofo alemán veamos en qué contexto se desenvolvió su
condenable acción, sin que busquemos en ello una proto-excusa de Heidegger. En
el caso venezolano actual cabe establecer que los rectores oficiales
designados por el Gobierno, para las
universidades que se hallan bajo el control oficial ¿Violan la dignidad académica al aceptar
responsabilidades en instituciones que son creadas negándoles su autonomía y
dirigiéndolas a una visión particularista de la necesaria universalización del
pensamiento institucional y vinculadas al proyecto gubernamental? ¿Hay
analogías entre el caso de Heidegger de la Alemania nazi y los rectores del chavismo, en la Venezuela actual?[7] Mi respuesta inmediata es que no hay analogía
posible entre Hitler y Chávez e incluso sugerirla es una falsificación de los
hechos. Chávez puede ser calificado desde un conspirador contra la democracia,
mientras cumplía sus deberes como oficial del ejército, hasta un aventurero ansioso
por acceder al poder, sin escrúpulos morales ni frenos éticos, pero se mantuvo
dentro de los limites institucionales, y es de hecho un éxito absoluto, para
mí, como líder político, si bien carezca de formación y entrenamiento teórico,
pero es un práctico que explotando su atractivo como orador y su capacidad
histriónica emocional ha navegado con éxito, como dijimos, hasta haber creado
cambios importantes, como el ALBA, su influencia en UNASUR y de tener, aun
después de la fatiga propia del ejercicio del poder pasados casi quince
ejerciéndolo, mantiene un capital político apreciable.
Es obvio, sin embargo, que el Gobierno actual ha impuesto un
esquema a la educación superior que si bien tiene una racionalidad la misma no
es parte del esquema internacional conocido al respecto y más bien en vez de
aplicar capitalismo académico se somete a la irracionalidad del populismo del
mismo tipo. Las universidades son parte de una industria cultural de la cual no
es posible escapar, excepto pagando un precio muy elevado, el del aislamiento
de los flujos internacionales del conocimiento. La industria petrolera, por
ejemplo, puede ser nacionalizada, su mercados cambiados por otros más
atractivos, se puede cambiar la gerencia una y otra vez, todo ello es posible,
pero la tecnología de la industria, en términos de los procesos de exploración,
procesamiento y mercadeo son inevitables de seguir, pues de otro modo la
industria desaparece. Del mismo modo, hay unas tendencias internacionales de la
universidad como institución de las cuales es indeseable separarse. Pero
Chávez/Maduro lo han logrado y con ello ha causado un daño a la sociedad
venezolana difícil de recuperar, y ha comprometido su futuro en el área. Una
comparación técnica entre la universidad venezolana entre 1998 y 2018 revelaría
el ostensible debilitamiento de la institución.
Los valores, y la dignidad es uno de ellos, como la libertad
académica, para referir la misma al ámbito de la universidad, no son
abstracciones impuestas desde fuera del sujeto en forma compulsiva, sino que
son decisiones elaboradas en el propio acontecer personal y no son impuestos
sino apropiados, una vez internalizados. Por ello no pueden decretarse ni
establecer en leyes o reglamentos sino que se imprimen en la conciencia del
sujeto. Por ello no hay nada más inútil como el tratar de enseñar valores pues
los mismos se transmiten es a través de la experiencia educativa que no de la
escolar, ambas cosas bien distintas, porque como se sabe quiénes enseñamos no
somos educadores, sino ‘escolarizadores’. Educadores son los padres, los medios
indirectos, los gobiernos, los lideres. Las religiones tienen un papel
importante y las escuelas y las universidades católicas incorporan con decisión
a su proyecto educativo el reconocimiento de que en Dios se encuentra la fuente
de la dignidad humana. Esta verdad fundamental genera un estilo de educar
propio, animado por el espíritu evangélico de libertad y de amor.
Cuando digo dignidad de la academia debo aclarar que academia,
para mí y en este momento, somos los profesores e investigadores. Parto del
concepto de que los estudiantes no son parte de la academia. Estudiar una carrera profesional no hace a una persona
académico, lo hace estudioso, pero el estudiante es un transeúnte pasajero cuyo
destino está fuera del recinto académico, excepto aquellos que se incorporan a
la misma, como ocurre, por supuesto. Del mismo modo y en modo alguno pienso que
los empleados administrativos y los obreros sean parte de la academia. Unos y
otros somos parte de la comunidad pero no de la academia, una discusión de
interés en los días que corren, porque todos quieren participar en las
elecciones universitarias, un tema que aborda en un documento que está a la
disposición, enviado al Consejo
Universitario de la UCV, en donde hago un análisis del tema, que –por lo demás-
para mi carece de importancia, porque simplemente, dentro de la gran tradición
intelectual de la universidad, las autoridades no tienen importancia. La
tenemos quienes hacemos pensamiento –enseñando e investigando- no quienes manejan académica y
administrativamente a la institución.
La academia es el lugar en donde se piensa, se discute, se hace
conocimiento, se difunde el mismo. Está formada por los académicos y el
concepto no incluye ni a empleados ni a obreros y de hecho no incluye a los
estudiantes. Estos son transitorios, aunque se insista en probar lo contrario y
los empleados y obreros son prescindibles. La academia se define por lo que es
como por lo que no es: no es un cuartel, ni un hospital, ni una empresa, ni un
sindicato, ni un partido político, ni un gremio y cuando por una u otra razón
se convierte en uno de estos aditamentos pues entra en disfuncionalidad. No
quiere decir que estas unidades no puedan abrir escuelas de entrenamiento, como
las universidades corporativas en las empresas, o en el caso de las fuerzas
armadas, que abren sus propias instituciones, pero no son universidades sino escuelas de
entrenamiento. Así como el concepto de cultura
se refiere a aquellos que somos cuando se no ha olvidado todo la universidad es
lo que queda si se resta de una
institución lo que no es academia –hagamos un ejercicio, piense cada uno de los
rectore que por accidente lean este texto en la universidad en la cual somos
autoridad y resten a los estudiantes, luego a los empleados, luego a los
obreros, luego a las autoridades reduzcan lo que quede a los doctores y eso es
el tamaño de vuestra academia. Naturalmente, todos son parte de la comunidad
institucional. Porque conviven en un mundo cara-a-cara
pero la academia es abstracta universal porque trabaja es con ideas y estas
pueden ser vividas solamente después de acatar rigurosos estándares de calidad,
de idiomas, de facultades explicadas por factores de cualidad capacidades que
no son frecuentes.
La dignidad de la academia se sustenta en algunos principios
básicos: enseñanza que ha de estar asociada, de manera absolutamente
indispensable, a la punta del saber cómo se la defina según la disciplina o área del caso. Cada académico ha de operar
con un stock de conocimientos
comparable con el ‘paradigma’ de su tiempo –una caja de herramientas, por así
decirlo. Al igual que en cualquier deporte el desempeño de cada atleta se
compara con el paradigma del momento, pues de otro modo se opera en el aula un
engaño un fraude, una estafa. Del mismo modo la academia ha de generar y
producir nuevo conocimiento que pueda incorporarse al citado stock del conocimiento. Debemos mantener
una actitud crítica frente al conocimiento que manejamos, una propuesta que
contraría la conformidad y, precisamente, estimula la controversia que no es
otra cosa que la crítica lo cual implica no aceptar otro conocimiento que no
haya sido sometido a la regla elemental de la calidad académica: la existencia
de la alternativa.
Lo académico per se busca
explicaciones al mundo que nos rodea, contribuye al crecimiento y desarrollo de
la sociedad, asume responsabilidad social y ejercer el principio de la libertad
a través del ejercicio de la crítica. Todo ello es la responsabilidad de la
academia y para lo cual el fundamento filosófico de la misma es la universidad
de razón, más allá de la universidad de creencia que en el caso venezolano
actual se expresa en universidades como
la UNERG, en donde sus autoridades han llegado a lo que considera es una
ofensa académica imperdonable, porque están ejecutando una estafa agravada. He
llegado a creer, aun muy temprano en mi vida académica, que un académico no
puede ser partidario de una propuesta política sino que es ciudadano y por ende
se caracteriza ser de la ciudad que no
del poder. Si un académico paga tributo a una verdad, cualquiera que sea,
abandona su condición de tal porque mínimo debe acatar la duda cartesiana y
debe responder a la propia condición de citoyen, en contra de los imperios
mentales que son perros de presa.
Conclusión:
La dignidad entre la vida, la muerte y la inmortalidad: ¿los funerales de la
universidad o una muerte prematuramente anunciada?
El rector Ernesto Mayz Vallenilla –ya fallecido- escribió hace
unos años que la universidad se hallaba en el ocaso y muchos, efectivamente, la
han declarado muerta. Si Dios ha muerto, según Nietzsche, ¿porque iría a
sobrevivir la universidad? Debemos entonces cantar odas funerales o creer más
bien que la misma es una muerte
prematuramente anunciada. Mientras haya creadores habrá conocimiento y habrá
universidad. Es relativamente fácil solicitar más fondos para las
universidades, expandir la matrícula, contratar más profesores, establecer
vínculos entre la institución y los gobiernos y los poderes fácticos, la
sociedad civil, en una palabra. Pero no demos comprar valore ni siquiera saber
si los practicamos o no. Es como la bondad, es deseable que seamos bondadosos
pero no sabemos que es la bondad ni el amor, ni la dignidad ni la libertad,
excepto cundo uno de ellos falta. Hemos dicho que la dignidad esta en producir,
pero eso es solo parte de la cuestión, hay que enseñar en tono sublime,
glorioso y sobre todo entender que en la universidad recibimos personas ya
formadas, pero que a través del cultivo del conocimiento podemos hacerles
capaces de innovar, de producir nuevo conocimiento, de dictar esa hora de aula
efímera y aparentemente intrascendente pero que en algún momento iluminamos el
alma de alguno de nuestros alumnos como del mismo modo aprendemos como lo que hagamos va mas alla de cumplir un
trámite burocrático y que esa la idea que inspire a otros, para que al igual
que en las olimpiadas reciba la antorcha y la lleve a otros, ávidos de
proseguir la búsqueda infinita por la verdad y el conocimiento
He interpretado el concepto de los valores
asumiéndolos como una función, la de producir, una obra objetiva y visible,
cuantitativa, que no necesariamente como un valor, que se tiene o no, en donde
cabe la interpretación subjetiva del juicio de valor. Del modo como así lo
interpreto la dignidad es algo objetivo infinito, que no termina con la muerte
de la persona, en tanto la existencia no es la vida: lo es la obra. Como añadió
Juan David García Bacca, el español americano que hizo obra académica en Venezuela
(1901-1992) aval de lo cual una obra profunda, su libro (1983) Vida, muerte, inmortalidad. Mientras
tanto, "Si hay
alguna función del intelectual es la de alertar a los lectores y a la sociedad
de lo terrible que puede ser no cumplir con el oficio de ser crítico, de llamar
la atención, de escribir sobre las cosas que no están bien. En Venezuela hay
muchos escritores que, repito, uno aprecia e incluso han estado en el plano de
la amistad, han faltado a su labor de ser críticos, se han plegado a líderes,
se han plegado a ideas vetustas, se ponen a firmar unos manifiestos
vergonzosos, se ponen a hacer loas a personajes que no lo merecen, y finalmente
traicionan su fuero, traicionan la importancia de su obra".[8]
Al concluir este Capítulo debemos recordar que al lado de los
rectores universitarios que claudican la fe académica también tuvimos a
rectores como Andrés Bello, el filósofo y gramático, el educador y el poeta
incomparable, que dotara a Chile de su Código Civil y fuera el primer rector de
su universidad. Porque, he de decirlo, desde Bello hasta hoy hay excelentes
rectores, en nuestras universidades no obstante que la mayoría de los mismos
traicionan su necesaria vocación, quemando la virtud académica en un quehacer
indigno para la academia, en la lucha por el poder, al igual que cualquier
político cuya vocación se dirige hace la conquista del poder, mientras que
otros, como es el caso de Bello o de De Venanzi, han sido virtuosos de su
oficio de académicos, como lo revela, por fortuna, la biografía de Andrés Bello
por el chileno Miguel Luis Amunátegui
(1882) Vida de Don Andrés Bello o la
escrita sobre Francisco De Venanzi
por Sonia Hecker (2007).
Notas:
[1] En cualquier ocasión en
la cual se critica al autoritarismo del fallecido Líder de la revolución debe
recordarse que la sociedad comparte al parecer el predicamento del mismo. Por
ejemplo, en alguna oportunidad declaró
que “Yo soy un redistribuidor del poder para el pueblo” (El Universal, 7 de julio de 2012). En efecto, si algún logro se le
reconoce al Líder venezolano es que acumula
tanto poder que es él quien lo redistribuye, como hace con la riqueza
nacional. Ciertamente, hay en Venezuela una identificación entre el poder y su
personalización. Por ejemplo, en un acto de clausura del XVIII Foro de Sao
Paulo, Caracas 6 de julio, una niña recibía de manos del presidente una
computadora y ella decía que “Gracias mi comandante por este regalo que me ha
dado”. Quien proporciona tales servicios, según este diseño de adulancia, no es el Estado o el Gobierno, sino el Líder,
una ecuación inaceptable teóricamente pero practicada diariamente en la
Venezuela actual
[2] La Vida de Chaplin (1952) de George Sadoul,
señala los ataques de los grupos pro nazi norteamericanos a Chaplin para que no
filmara, El dictador (1940) una película que, obviamente, era un ataque a
lo que representaba Hitler, como en Tiempos
modernos (1936) retrataba los defectos del capitalismo industrial.
[3] La escritora
española Rosa Montero publicó el domingo 17 de septiembre de 2017 un artículo de
opinión que juzgo de interés reproducir, en parte; “Empecinados”¿qué más tiene que suceder en Venezuela para que
esos fieles devotos se caigan del caballo? ¿Qué descuarticen bebés en las
plazas públicas? Nunca he sido
una persona mitómana, supongo que por temperamento pero también por haber
empezado a trabajar como periodista a los 19 años, lo cual me hizo conocer
desde muy joven a gente famosa y comprobar que tienen los mismos agujeros que
tenemos todos. De hecho, cuando advierto algún defecto en un personaje que
admiro (por ejemplo, la gran Marie Curie fue una madre muy dura), a menudo aún lo
admiro más, porque eso lo humaniza y le permite servir de verdadero modelo en
esa lucha que siempre es la existencia. Por eso me alucina la urgencia que
tanta gente parece sentir de construirse un altarcito de dioses personales,
divinidades intocables a las que se aferran con la misma fe que un cristiano
integrista. En 40 años de vida profesional, pocas veces he recibido vapuleos
tan airados por parte de lectores como en tres ocasiones en las que escribí
algún juicio crítico sobre John Lennon, Michael Jackson y Lady Di. Y mis textos no habían sido sangrantes, pero los
fans no pudieron soportar la más leve sombra en el aura luminosa de sus santos:
los ídolos han de ser perfectos y sin mácula. Hay gente que parece no ser capaz
de aguantar la existencia sin tener a mano algún diosecillo terrenal al que
adorar. En un reportaje sobre los 20 años de la muerte de Lady Di, vi a una
mujer que, por supuesto, no había conocido personalmente a la princesa, y que
decía: “Fue el peor día de mi vida”. Es llamativo, ¿no? Sobrecoge el pozo sin
fondo de su necesidad”.
[4] Una mala lectura de Weber, por cierto,
hace creer que el protestantismo es la ‘causa’ del capitalismo. Este es la
consecuencia de varios siglos -desde la temprana edad media y de muchas
variables, y el protestantismo es una de ellas y en todo caso Weber habla del espíritu del capitalismo, no del sistema
económico que llamamos y conocemos como el capitalismo, entendiendo por ello la
noción del libre mercado. Debe verse el libro por Ludwig von Mises sobre Socialismo, de Karl Popper sobre La miseria del historicismo, de Friedrich von Hayek en Caminos de servidumbre, Capital e interés de Eugen von Böhm-Bawerk, Joseph
Alois Schumpeter: La inestabilidad del
capitalismo. Suelo añadir el libro de Carlos Rangel: Del buen salvaje al buen revolucionario, del venezolano Carlos
Rangel. En el mono lenguaje doctrinario del chavismo se pierde todo este
pensamiento, bajo el supuesto que es de
‘derecha’. Von Mises (1881-1973) –quien alguna vez estuvo en Caracas, al igual
que von Hayek- es autor de un libro critico del socialismo como sistema
económico, que debiera ser estudiado por los líderes de la economía intervenida
que propone el chavismo, a veces con escasos fundamentos teóricos. De von Mises
suele citarse que decía: “Lean todo lo que sus profesores les indican leer.
Pero no lean solo eso. Lean más. Lean todo acerca de un tema, desde todos los
puntos de vista, ya sea socialista-marxista, intervencionista o liberal. Lean
con mente abierta. Aprendan a pensar. Solo cuando conozcan su campo desde todos
los ángulos podrán decidir qué es correcto y qué es falso. Solo entonces
estarán preparados para responder a todas las preguntas, inclusive las que les
hagan sus opositores".
[5] Sobre el libro de
Safranski véase una reseña excelente, por Denis McManus “Dreamer´s dark side”,
en: The Times Higher june 11, 1999.
[6] Wilhelm von Möllendorff (1887–1944), un
distinguido investigador, fue electo rector para el año académico 1933/1934.
Hugo Ott escribe en su biografía de Heidegger que Möllendorff no fue despedido
del cargo por el ministro Wacker sino que renunció voluntariamente porque no
deseaba aplicar las políticas Nazis en la universidad. Véase por Hugo Ott su
biografía de Martin Heidegger (1988) Unterwegs
zu seiner Biographie (Frankfurt/New York: Campus Verlag). El ministro
Wacker fue un personaje interesante, como ministro del fanatismo Nazi, que
presidió la reforma de Baden de 1933. Véase Otto Wacker (1899-1940)
war Erziehungsminister in Baden zur Zeit
des Nationalsozialismus, Mitglied des Reichstags und SS-Oberführer.
[7] Puedo anotar como
una curiosidad que muchos de estos rectores, o al menos algunos, que conozco,
son profesores jubilados de universidades autónomas y por ello cobran, con todo
derecho, por lo demás, dos sueldos, el de profesor jubilado y el de rector,
pero quizás mencionar esto carezca de validez alguna, pero es en sí una
curiosidad, porque el personal jubilado de las universidades venezolanas
prosigue actuando en la vida pública, como ocurre con muchos miembros del
actual gabinete de Gobierno.
[8] Véase por Nabor
Zambrano, en “Antonio López Ortega enjuicia el papel de los
intelectuales bajo la sombra del poder.” Contrapunto.com. Domingo, 17 de
septiembre de 2017. Véanse dos obras que juzgo importantes sobre los valores
aludidos: Frank Henderson Stewart (1994) Honor. University Of Chicago Press y por Michael Rosen
(2012) Dignity. Harvard University
Press
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