Por Roberto Rondón Morales
LOS CONFLICTOS HAN SIDO PERMANENTES Foto (*)
Las Universidades creadas en la Edad Media sirvieron a un Papado y a una Iglesia poderosos económica y políticamente. El encerramiento dentro de sus claustros conventuales, su aislamiento autonómico autosuficiente, la dedicación exclusiva a los estudios antiguos, la prohibición de la enseñanza de la física y la metafísica, las disquisiciones teológicas y desprecio por las artes mecánicas, las hizo entrar en decadencia.
En el Renacimiento, en la medida en que el Papa perdía poder económico y político, aparecieron príncipes cultos y ambiciosos, a la vez que intelectuales que buscaron protección fuera de la Iglesia, que los coartaba y amenazaba con ex comunión y encarcelamiento. Los más destacados intelectuales buscaron la verdad científica y filosófica en otras instituciones.
SOLUCIONES QUE SE PLANTEARON A ESTA CRISIS UNIVERSITARIA MEDIEVAL
La crisis universitaria duró todo el Renacimiento. En la Edad Moderna, dos emperadores plantearon alternativas distintas de relanzamiento de estas Casas de Estudio. En 1808, Guillermo de Humboldt, impulsado por el emperador Federico Guillermo III, creó la Universidad de Berlín, dedicada exclusivamente a la investigación científica. Exigió la no interferencia del Estado y la libertad plena para pensar e investigar. Formó las bases de la universidad de investigación anglosajona.
La Revolución Francesa en 1793 clausuró la Universidad de París y le fueron confiscadas sus finanzas. Luego de esto, el emperador Napoleón Bonaparte en 1806, refundó las Universidades Francesas para promover la unidad y la estabilidad política del Estado Imperial. Las adscribió al Estado, con una finalidad sólo docente para formar la burocracia del Imperio y para la atención de las necesidades sociales básicas. Destruyó los conceptos tradicionales de comunidad de profesores y estudiantes y de autonomía. Constituyó a la Universidad como un agregado de Facultades profesionales aisladas e inconexas, cuyos programas, profesores y grados dependían del Estado. De otro lado, favoreció el desarraigo de la investigación en las universidades.
EL MODELO LATINOAMERICANO.
El imperio español importó desde el siglo XVI, dos modelos universitarios. Uno público de la Universidad de Salamanca, otro privado religioso de la Universidad de Alcalá de Henares. La universidad colonial fue para élites, y con gran atraso, a pesar de la Ilustración y el desarrollo científico del siglo XVIII. Fue dirigida por grupos sectarios y corruptos, controlada por abogados y clérigos para su formación, para su ascenso social y para ocupar los cargos de la burocracia eclesial e imperial, y luego republicana. Marginaron las carreras científicas, y despreciaron al indígena y al trabajador, lo que fue acumulando tensiones y conflictos sociales contra esta universidad atrasada, clerical y aristocrática. La universidad colonial fue suplida después de la Independencia por el modelo francés exclusivamente docente
LA REFORMA DE CORDOBA
Las tensiones sociales las aumentaron grupos emergentes que suponían a la Universidad como un medio para su ascenso político y social, que era impedido por una dirigencia universitaria exclusivista y cerrada, denunciada además por grupos obreros y campesinos que exigían beneficios de la cultura monopolizada por la universidad, y por movimientos de liberación propiciados por pensadores nacionalistas e idealistas, con criterios inspirados en las recientes revoluciones mexicana y soviética, lo que fue creando un ambiente que explotó por un incidente con los estudiantes de medicina de un hospital de la ciudad y de la Universidad de Córdoba, Argentina.
Se juntaron liberales, socialistas, anarquistas en un complejo ideológico que enriqueció, pero a la vez hizo complejas las consecuencias de la Reforma de Córdoba en 1918. Se formuló el modelo político y jurídico típico de la Universidad Latinoamericana: La creación de una especie de “República Universitaria” autónoma, conformada por un “pueblo de profesores, estudiantes y egresados”, con competencias para elegir a sus autoridades y participar en su cogobierno. Hubo otras reformas como los concursos para el ingreso como profesores, la temporalidad de las cátedras, seminarios, exclaustración de la cultura, la universidad popular, la libertad académica, gratuidad de la enseñanza y otros.
UNA DEUDA VIEJA QUE TENEMOS CON LA UNVERSIDAD
Esta Reforma de Córdoba creó el “concepto de autoridad que acompaña a un director o a un maestro en un hogar de estudiantes universitarios, que no puede apoyarse en la fuerza de las disciplinas extrañas a la sustancia misma de los estudios. La autoridad en un hogar de estudiantesno se ejerce mandando, sino sugiriendo y amando: enseñando”.Esta autoridad se basa en una legalidad democrática renovable periódicamente, que no lo hemos hecho, y en criterios morales, intelectuales y sociales para dirigir la comunidad, donde no priva la disciplina, las jerarquías ni la obediencia debida como en cuarteles y seminarios. Este fue un cambio del férreo y absolutista autoritarismo de los profesores por un régimen de poderes compartidos, valga decir, por una auténtica democracia universitaria, en donde los estudiantes participan en las decisiones de la institución. Si no hay enseñanza para los estudiantes por maestros con autoridad legítima, no habrá cambios en la sociedad, y nosotros no podemos ni debemos impedirlos.
Los profesores tradicionalmente han puesto en práctica un autoritarismo, que contraviene los principios fundamentales de la Reforma de Córdoba al negarse rotundamente a asistir a actividades académicas, sin compartir con los estudiantes esta decisión, a enseñar lo que deben y pueden, con criterio doctrinario cordobés de autoridad que ama enseñando. La enseñanza puede ser organizada de varias maneras. En este caso, tomando las precauciones sanitarias del caso por la consabida pandemia. Es real que los profesores no pueden vivir de una manera cierta y honorable con los indignos salarios actuales, pero algunos profesores viven porque realizan actividades distintas en trabajos formales fuera de la universidad o en emprendimientos, que pueden perfectamente conciliarse con las actividades académicas que se le requieren, de manera que no se alargue más la estadía de los estudiantes en la universidad, que tiene un costo social y económico inconmensurable, una preocupación e indefensión de los padres y una calamidad de la sociedad en general.
LA SITUACION DE AHORA
Hasta 1958, las universidades no habían perdido su ambiente e imagen conventual, restricción social por cupos limitados, exámenes de admisión, cursos preparatorios que debían aprobarse, pago de altas matrículas y aranceles por los servicios universitarios. Se perdía la inscripción por el 15% de inasistencias a los cursos o si se aplazaba en dos materias en los exámenes parciales. Sin descontar la represión.
LA DEUDA QUE TENEMOS CON LA UNVERSIDAD, LA SOCIEDAD Y LOS ESTUDIANTES
En 1958, se crearon las Universidades de Carabobo y de Oriente, que junto con las ya fundadas UCV, ULA y LUZ Iniciaron un proceso de democratización de la educación superior. Recibieron sin condiciones a la mayoría de quienes ahora somos profesionales, profesores o no, jubilados o pensionados, a los que están en trance de serlo y a quienes son ahora noveles profesores. Todos, en general provenimos de padres campesinos o de clase media media o baja como los actuales estudiantes.
Deuda 1.- La universidad nos dio un valor agregado por haber cumplido unas obligaciones académicas, no por otros méritos particulares, y sin costo económico. No hicimos esfuerzo mayor. El grado permitió un ascenso social para nosotros y nuestras familias, alegría para parientes y vecinos. Este ascenso social y la alegría no la debemos impedir o retardar para otros que tienen el mismo derecho que tuvimos en nuestra oportunidad. Ese valor agregado es una deuda social que debemos pagar, saldar los que somos profesores en la universidad “sugiriendo, amando y enseñando”. No hay excusas absolutas para no hacerlo.
Deuda 2.- Los principios fundamentales de la Universidad, la definen con un espíritu de democracia, de justicia social y de solidaridad humana. Estos principios tienen que tener una expresión concreta y material en la universidad porque de lo contrario, los convertimos en letra muerta o saludos a la bandera. Los debemos garantizar y hacer efectivos para que la universidad sea universidad y los refleje en la sociedad y los estudiantes.
Deuda 3.- La universidad es una comunidad de profesores, estudiantes, egresados, empleados y obreros. Si no se conforma como cuerpo y cumple sus funciones y obligaciones, la comunidad universitaria no existe, su autonomía no se ejerce, desprotege a la institución, lo que debe satisfacer a los gobiernos, cualquiera que sea.
Deuda 4.- La nación concibe a la universidad como una comunidad cultural y política, y espera de ella la plenitud de sus fines y la totalidad de sus manifestaciones, que en el caso específico, es atender las necesidades del medio donde funcionan, que aquí es fundamentalmente la docencia. Si no lo hacemos, no cumplimos con las esperanzas que la nación tiene puestas en nosotros.
A esto se agrega el hecho de que el trabajo es parte de la dignidad del hombre y por lo tanto, no es mercancía ni objeto de transacción, sino la participación del hombre en la consecución de sus fines sociales y políticos. El trabajo es enseñar, primariamente un deber del profesor en la sociedad.
Las anteriores deudas a saldar, no se pueden concebir como un altruismo o una colaboración.
EL DEBER DE PREVER UN RIESGO INMINENTE PARA LA UNIVERSIDAD
En los años 1970, la intervención de la UCV, la destitución de sus autoridades y la reforma de la Ley de Universidades de 1958, aparte de la inestabilidad política, se achacó a que las Universidades no dieron respuestas suficientes a la masificación estudiantil y a su incapacidad para cumplir requerimientos académicos y para modernizar las estructuras organizativas y los métodos de enseñanza. Tampoco respondían a los cambios políticos, sociales y económicos ocurridos en las últimas décadas. A partir de ese año, no se crearon más Universidades Autónomas sino Nacionales Experimentales, cuyas autoridades, programas y grados autoriza el gobierno de turno.
A partir del 2000, el gobierno inició acusaciones ciertas o no, sobre desestabilización política por la Universidad venezolana. A la vez, el Ministro de Educación Superior y el Director de la OPSU presentaron documentos sobre la llamada “Transformación Universitaria”, sobre “Políticas para el Desarrollo de la Educación Superior” así como “Proyectos de Mejoramiento de la Calidad y de la Equidad de la Educación Universitaria”, según recomendaciones de la UNESCO y de la Segunda Cumbre de las Américas.
Reiteraban que la universidad tradicional consagra en las carreras tradicionales una estratificación social y un reforzamiento de las desigualdades sociales, y dedican pocos esfuerzos a la creación de nuevas carreras con nuevo acceso al mercado laboral y al conocimiento tecnológico. Afirmaban que el ingreso a la universidad estaba relacionado con las condiciones económicas de las familias, lo que no correspondía tampoco con el uso de los recursos restringidos desde 1981, deficitarios pero utilizados para formar grupos solventes económicamente. Repetían que la pertinencia social tampoco lo planteaba la Universidad para el caso de la urgente necesidad de profesionalización de técnicos y tecnólogos en diferentes especialidades.
La falta de respuestas a estos reclamos, hizo que el gobierno creara múltiples universidades, algunas unidisciplinarias para cubrir necesidades de personal afecto y para proselitismo político en áreas específicas como medicina, seguridad, arte, diseño, hidrocarburos, marítima, magisterio, telecomunicaciones e informática, capacitación y educación socialista, deporte, transporte, materiales, teatro. En total, hay 60 Universidades Oficiales: 7 Autónomas, 19 Nacionales Experimentales, 8 Nacionales no Experimentales, tres Universidades Bolivarianas y 23 Universidades Politécnicas Territoriales que gradúan profesionales en todas las áreas del conocimiento, igual a lo que hacen las Universidades Autónomas.
Vale la pena reflexionar si la decisión de abandono de las aulas universitarias autonómicas, junto con la falta de renovación de las Autoridades Universitarias, Decanos y Representantes Profesorales favorece al gobierno porque de un lado, sus necesidades de educación superior las tiene resueltas. De otro, hay un cierre inerte y progresivo de las universidades autónomas por sus propios integrantes, que aumenta una migración de profesores, estudiantes y trabajadores que empezó hace años y que no se analizó en profundidad. Por el contrario, interesa al gobierno porque sus instalaciones físicas, equipos y otros son necesarios para instalar ese inmenso número de instituciones universitarias carentes de esos recursos. Además tienen suficientes graduados en sus universidades afectas para cubrir necesidades en caso de renuncias masivas u otras sugerencias similares que se han oído.
En fin, la Universidad en crisis creciente desde hace decenas de años, debe escoger entre Autopoiesis o renacer y Autolisis o perecer. Se debe convocar al Claustro para que decida democráticamente su destino. O seguiremos con las manos extendidas esperando el papá y el maná, que parece que no va a venir uno, ni a caer del cielo el otro.
Nota
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(*) Torre del núcleo central de la Universidad de Los Andes (Mérida-Venezuela). Foto de Vasco Szinetar.
Me preocupa la afirmación de "Además tienen suficientes graduados en sus universidades afectas para cubrir necesidades en caso de renuncias masivas u otras sugerencias similares que se han oído."
ResponderEliminarSi bien pudiera ser cierto que tienen suficientes graduados... ¿entonces me pregunto porque esos mismos no han hecho algo para levantar la industria petrolera? si tienen tantos mèdicos, entonces donde estàn?, y asì con las diversas actividades que requieren conocimiento profesional: electricidad, agua, comunicaciones, infraestructura. Les dieron el titulo y ....
O son profesionales con un titulo, pero al estilo del tipo de maestros formado en el modelo de Chamba Juvenil para suplir a los maestros de primaria que se fueron?
Ciertamente nuestra universidad tiene una deuda que pasa por repensarse en el siglo XXI, en una Venezuela distinta a la de mediados del XX y con cada vez menos petroleo. Por tanto, varias de las promesas del pasado que se cristalizaban en la entrada y permanencia en la Universidad no pueden ser alcanzadas allì, sino por otras vias...obviamente no las del corrupción.