Tal como les comenté en anteriores "post", fuimos invitados para un conversatorio en los espacios que fueron: El Colegio San José de Mérida. Cuando me tocó hablar comencé indicando que la institución ha tenido dos etapas:
a) Desde 1628 hasta la expulsión de los Jesuitas del Reino de España en 1767. Es decir, 139 años en este primer momento.
b) Ya en el siglo XX se re-instaura en 1927 hasta su cierre y la venta de sus edificios y terrenos en 1962. Es decir, 35 años más en la ciudad, en esta segunda etapa, dando educación a sus estudiantes.
Al concluir las actividades del colegio, se había construido el edificio, que formaba la parte norte de la institución, que ocupa toda una manzana, entre las Av. 5 y 6 y las calles 24 y 25 de la ciudad de Mérida. Pero además, desde la calle 25 hasta lo que hoy es el Paseo de la Feria estaban: el edificio que albergaba a las Hermanas Cristianas, los salones de clase del primero al cuarto grado de primaria, las piscinas y los campos de futbol y de beisbol.
Debo comenzar indicando que fui inscrito por mis padres en el Colegio San José, en octubre de 1958, para estudiar el 2do grado de primaria. Una de las primeras actividades de las autoridades educativas de ese tiempo fue preguntarnos qué deseábamos hacer cuando estuviéramos grandes. "Misioneros" fue la respuesta de muchos de los alumnos, entre ellos yo. Supongo que lo que se pretendía era estimular las vocaciones religiosas. Al año siguiente volvieron a hacer la pregunta, pero ya no teníamos ese interés. Solo uno de los condiscípulos terminó de religioso, pese al esfuerzo de los Jesuitas y de las Hermanas Cristianas, encargadas de dirigir la institución educativa.
Del aspecto religioso recuerdo que en el mes de mayo, todas las tardes a la 1:30 pm. rezábamos el rosario, actividad que dirigía el Padre Bilbao. De ello lo que más me llamaba la atención era los cuentos que narraba el sacerdote sobre la Guerra Civil Española. Quizás por ello mi interés, desde entonces, en la historia y en las anécdotas de las personas, que me han llamado tanto la atención hasta mi vida de adulto.
Los espacios del colegio dedicados a las aulas de primaria, hasta 4to grado, estaban en la zona sur del terreno y la puerta principal de esta parte estaba al final de la Av. 6. Había otra puerta pequeña que daba a la Av. Tulio Febres Cordero, a nivel de la calle 26, donde ahora está el primer viaducto. Esa parte del colegio era atendida, como ya hemos señalado, por las Hermanas Cristianas. Del 5 grado de primaria hasta el 5 Año de bachillerato eran atendidos por los padres Jesuitas, en el local principal del colegio. De tal manera que, cuando pasé al 5to grado comenzaron mis clases en el edificio norte del colegio.
Luego del edificio principal lo más importante de la institución eran las canchas de futbol, las piscinas y el auditórium que estaban en la parte sur. Por supuesto, también era muy importante la capilla que formaba parte de la manzana del edificio central, en donde celebraban la misa, obligatoria para todos, cada primer jueves de mes con comunión obligada para quienes ya hubieran realizado la primera comunión.
Cada día, después de clases, a partir de las 4 pm, se podía jugar futbol y permanecer en los campos deportivos que aún existen. Había un túnel, por debajo de la calle 25, que conectaba la parte principal con la parte sur y el auditórium, las piscinas y las canchas. De tal manera que, la circulación de los estudiantes hacia las canchas, no interrumpía el transito de vehículos en las calles adyacentes del colegio.
Otro recuerdo que tengo era la competencia que realizaba el padre que nos daba “Gramática”, sobre los diferentes tiempos verbales. Nos hacía poner a todos de pie y se dirigía a cada uno preguntando por una declinación verbal que debíamos completar: por ejemplo, "pasado pluscuamperfecto del verbo arrodillarse". Quien se equivocaba debía sentarse hasta que quedaban los que mejor manejaran los tiempos verbales.
La clase de matemática, en 5to grado, nos la daba un egresado del colegio que era estudiante de ingeniería: José Antonio Uzcatequí Salas. Uno de los maestros de 6to grado era de origen cubano que había salido de su país luego del triunfo de la revolución de Fidel Castro. Cuando estábamos en el conversatorio uno de los asistentes aseguró que el personaje era hermano de Aurelio Baldor, el autor de la famosa Álgebra de Baldor. Pero, ya el 6to grado no lo hice allí, pues el Colegio fue vendido al gobierno y al edificio del Colegio San José de Mérida se mudaron las oficias del Banco Obrero.
Muchos de los estudiantes del Colegio San José pertenecimos a la Asociación Scout de Venezuela. De hecho, el grupo en el que participaba se denominaba la Tropa “Gonzaga”. Y la patrulla de la que formé parte llevaba en nombre de los “Halcones”· Con este grupo la actividad, en este caso las excursiones, se realizaban los fines de semana a diversos parajes del campo andino, cercanos a la ciudad.
Como el título del conversatorio fue: "La Impronta de la Compañía de Jesús en Mérida", deseo concluir indicando que las características del Colegio, es decir su impronta: eran la dedicación al estudio, al deporte y a la formación religioso. Por ello, de nuestra boleta de calificaciones que aún guardo, desde 2do grado de primaria, deseo mostrar un extracto del reglamento del colegio, que corrobora lo indicado de sus características: "La irreligión, la insubordinación y la inmoralidad, siempre que sean actos graves a juicio de los Superiores, y la desaplicación y falta de disciplina habituales serán motivos suficientes de expulsión".
Hace ya algún tiempo me hicieron una entrevista para hablar de mi experiencia educativa como alumno y allí concluí mi intervención así:
... durante un buen rato, supongo que dos horas largas, preguntaron y me dejaron hablar de nuestra experiencia educativa. Comencé con recuerdos muy difusos del kínder del colegio Fátima, llevado de la mano de Venancio, el trabajador de la casa de mis tías y de los arboles, las piedras y los pájaros que se encontraban en el camino hasta llegar a la institución. De esa –la escuela- no recuerdo nada. Solo siguen en mi memoria el camino para llegar a ella y del hombre que me llevaba. En amena evocación siguió la Escuela de Doña Dolores de Calderón, el Colegio San José –el de las hermanas Cristianas y el de los Curas-; el Infantil Mérida de los esposos Aparicio; el Colegio San José de las hermanas Cristianas; el liceo Libertador y la Escuela de Educación de la ULA. Les sugerí que buscaran fotografías de los entrevistados que seguro consiguen y se logran rescatar para la posteridad. Agradezco la invitación, así como el texto enviado, todos los materiales y también el agradable rato que pasé en la entrevista. Éxitos.
Ver sobre el proyecto de la investigación en:
https://comoenboticadehumberto.blogspot.com/2017/03/la-escuela-y-sus-protagonistas.html
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