!A rigor...!

Una de las actividades que ocupa buena parte de mi tiempo diario es escribir para nuestro blog que Ud. está leyendo o trabajar para que nos visiten. 

Debo reconocer que tengo algunos amigos y colaboradores quienes también me envían sus escritos, logrando que sus historias variadas en diversos temas como:

(Educación, Covid-19,  Emprendimientos, Universidad o sobre Mérida) sean de interés para nuestros lectores y lectoras. 

 

Esta semana (la del 19 al 23 de julio de 2021)  que aún no concluye, tengo muchas cosas que contar. Va la primera.

 

Como siempre les comento, voy con frecuencia al centro de la ciudad donde vivo (Mérida-Venezuela) y allí en la Plaza Bolívar, casi siempre me encuentro con un amigo: "el de la felicidad". Esta semana  también me relató algunas de sus ultimas vivencias. 

 

Así, me aseguró enfáticamente que:  “Luego de semanas de insistirle a varios altos funcionarios gubernamentales logré que me llegara el correo electrónico en donde me indican  que en agosto del 2021, es decir  dentro de un mes, me atenderán, a mi y a esposa, para tomarme los datos biométricos del nuevo pasaporte”. ¿Y eso por qué, es tan importante para ti, tener un nuevo pasaporte?, le pregunté .  

 

“Muy sencillo: La nueva normativa del Gobierno de Maduro establece que, quienes han tenido pasaportes venezolanos emitidos antes del 2014 y ya han obtenido varias prórrogas, se nos venció la vigencia del pasaporte y no hay más prórrogas. Debemos sacar uno nuevo. Eso no es raro. Lo lamentable es que luego de pagar una fortuna, según nuestro sueldo de profesor universitario jubilado, hayan pasado cuatro meses para que nos indiquen el día de la cita en el SAIME. Pero llegó y espero que no la cambien.” 

 

Pero, dirán nuestros lectores: ¿cuál es la razón para querer viajar y en consecuencia, necesitar una identificación internacional, como venezolanos? Así, me lo explicó, nuestro amigo de la felicidad: ”tenemos un pasaje aéreo internacional que compramos con la ayuda de los hijos y nietos que forman parte de la diáspora venezolana. Pero, por las restricciones de la pandemia no lo  utilizamos en el 2020. Si no lo usamos antes de octubre de 2021 LO PERDEMOS -dijo casi en un grito y continuó su cuento-. No somos Jeff Bezos, el de la misión al espacio que duró once minutos y costó una fortuna.  Cualquier cantidad como la que SAIME está cobrando para otorgar un nuevo pasaportes es el salario de varios  meses de los profesores de las universidades venezolanas. Creo que es suficiente parar entender lo que esa  cantidad de bolívares soberanos  representa para mi y mi esposa”.  

 

De tal manera que: nos afirma enfáticamente nuestro amigo de la felicidad: “esta semana debemos agradecer a quienes nos han ayudado a que esa cita la otorgue el SAIME y nos lo comuniquen. Esperamos que no la cambien y antes de octubre tengamos el pasaporte venezolano vigente.” 

 

Y sigue enfáticamente discurseando: “lo otro que debemos lograr antes del viaje es que nos pongan la segunda dosis de la vacuna contra el coronavirus-19.  No fue fácil haber conseguido la primera dosis (ya contaremos cómo lo logramos). Pero, la segunda dosis ya está significando más tiempo al establecido inicialmente. Va más de un  mes desde la fecha en que debió colocársenos y aún seguimos esperando. Lo genial fue que el amigo médico quien nos vacunó nos aseguró que la segundo dosis  ´estaba garantizada´. ¡A rigor!, dicen los amigos, cuando la cosas quedan en puros, buenos y nobles  deseos incumplidos”. 

 

Sin detenerse en su discurso, continuo nuestro amigo: 

 

“Necesitamos vacunarnos pues estamos seguros que esto de la pandemia del coronavirus-19 no es un invento del imperialismo o de las trasnacionales de las redes sociales. Ya van varios conocidos, menores que nosotros, quienes se han marchado de este mundo a cuenta de la pandemia.  Y sabemos que las vacunas no nos inmunizan totalmente, pero al menos disminuyen el riesgo y eso es muy importante.”

 

Bueno, espero disfruten las historias de nuestro amigo de la felicidad, que no son las mías de estos días.  Estoy seguro que son comunes a muchos otros… ¿No lo  creen Uds. mis queridos lectores y lectoras?. Comenten sus experiencias -en esta bella ciudad serrana de los Andes Venezolanos- para hacerlas conocer a nuestros queridos lectores (as),  distribuidos por el ancho planeta tierra.