Humberto Ruiz
Gabriel García Márquez, el Gabo, es el latinoamericano que ha recibido el Premio Nobel de literatura (1982), que goza de mayor reconocimiento en el continente y también internacionalmente. Nacido en Aracataca, en la Guajira Colombiana, comparte el galardón con los chilenos Gabriela Mistral y Pablo Neruda, el guatemalteco Miguel Ángel Asturias (967), el mexicano Octavio Paz (1990) y el peruano Mario Vargas Llosa (2010) (*).
Leí, a los diez y seis años de edad, con deleite y maravillado, la extraordinaria novela que le hizo famoso: Cien años de soledad. Ahora, hace unos días, acabo de leer su biografía “tolerada”, al decir de su autor, el inglés Gerald Martín: García Márquez: A life (2009).
Escribir sobre una celebridad y hacerlo en vida del mismo, no deja de tener sus riegos. Fueron cerca de diez y seis años de un duro trabajo de acumular información, de contrastarla, en una labor detectivesca. Al cabo de ese tiempo, Gerald Martin presenta una versión “resumida” de la biografía, que ya es monumental: sólo el texto ocupa 626 páginas. A ello se le agrega una sección de fotografías y los anexos que hacen un total de 762 páginas.
De todo el largo relato, algunas circunstancias me llamaron la atención para compartir con Uds, por el contraste entre Colombia y nuestro país. La extrema pobreza de la clase media provinciana colombiana, de los primeros años del siglo XX, de la que forma parte la familia García Márquez y que, en Venezuela, se vivió mucho más atemperadamente.
La lucha política entre liberales y conservadores que ha marcado tan hondamente a la sociedad colombiana y tan profundamente el universo literario de García Márquez. Violencia política que derivó en la desgracia del bandolerismo, la guerrilla y la conexión finalmente con el narcotráfico, que ha sembrado de muerte, tragedia y dolor a los colombianos hasta hoy y quién sabe por cuántos años más. En nuestro caso, la Guerra Federal liquidó la distinción decimonónica y luego de ella nadie se asumió conservador. Y, los muchachos universitarios del 28, terminaron de enterrar a liberales y conservadores al propiciar el nacimiento de los partidos políticos ideológicos modernos, a la muerte de Juan Vicente Gómez
La extraordinaria capacidad para la narración oral que en Colombia tiene como fundamento una excelente educación primaria y secundaria y un estímulo social para la literatura, de la cual García Márquez es su máximo exponte, pero ni por lejos el único.
Una última cosa quiero compartir con los lectores. Cuando García Márquez envió su novela emblemática, desde Ciudad de México, a la editorial argentina que finalmente la publicó, tuvo que hacerlo en dos partes. Luego de mandar el primer paquete su mujer vendió una serie de implementos familiares para reunir el dinero que faltaba. Cuando salió hacia Buenos Aires el resto de la novela su mujer le dijo: “Oye, Gabo, ahora lo único que falta es que esa novela sea mala”.
Notas:
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Este texto fue publicado previamente en: Diario de Los Andes, Mérida jueves 20 de mayo de 2010, p.5.
(*) Con motivo de la muerte de García Márquez (17.04.2014) reenvie por la red este texto. Un amigo me hace la acotación que también ha recibido el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en 2010, por lo que lo agrego y agradezco la indicación. Cuando escribí el artículo aún no lo había recibido, pero ahora es necesario agregar la información.
Notas:
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Este texto fue publicado previamente en: Diario de Los Andes, Mérida jueves 20 de mayo de 2010, p.5.
(*) Con motivo de la muerte de García Márquez (17.04.2014) reenvie por la red este texto. Un amigo me hace la acotación que también ha recibido el premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa en 2010, por lo que lo agrego y agradezco la indicación. Cuando escribí el artículo aún no lo había recibido, pero ahora es necesario agregar la información.
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