Nuestro interés por la escritura no fue tan temprano, como la de algunos familiares cercanos, que ya lo hacen al final de la segunda década de sus vidas. Claro que, escribimos como parte de las exigencias universitarias y lo disfrutamos más de lo normal, pero no antes, que yo recuerde. He contado en éste blog cuál fue el origen del gusto por esta actividad y también quién me hizo consciente de la artesanía que supone escribir[1].
Ahora, más recientemente, hasta me han invitado para hablar, a estudiantes de comunicación social, sobre nuestra experiencia como escritor o mejor “corrector”,[2] tal como se llamaba a sí mismo Manuel Caballero. Y es que para que algo salga más o menos bien escrito, hay que corregir hartas veces. Pero, no nos vayamos por las ramas.
Quizás a muchos de nuestros lectores les ha pasado que le regalan un libro y lo deja para leerlo luego y pasa el tiempo, sin abrirlo, ni tan siquiera ojearlo. Eso fue lo que me pasó con la obra colectiva: Poética de los poetas (2014): Bogotá, Universidad Externado de Colombia, Cuadernos Culturales Núm. 5, 145 pp.