Humberto Ruiz
Foto: H. Ruiz |
El español Salvador Dalí (1904-1989) fue uno de los más grandes artistas plásticos del siglo XX. También fue la excentricidad personificada. Quienes han escrito sobre él indican que, haberle dado el mismo nombre de un hermano mayor que murió de niño, le afectó en una especie de disociación de su personalidad. Puede o no ser verdad ello, pero lo indiscutible fue su genio, manifestado desde muy temprana edad. Fue proverbial su capacidad para innovar el arte y dar respuestas geniales. Cuando el poéta André Bretón lo expulsó del grupo de los surrealistas, dijo algo así como: “no me pueden expulsar porque yo soy el surrealismo”.
Dalí fue un hombre que, pese a su cosmopolitismo, tuvo en Port Lligat, un pequeño poblado de pescadores, al norte de Figueres en Cataluña, la casa en donde vivió de manera continua más tiempo hasta la muerte de Gala, su compañera. Actualmente, la casa de Dalí se puede visitar y a quien le resulte de interés el pintor, su obra y su personalidad, debería conocerla.