Humberto Ruiz
Pliego de identificación presentado al concurso por G.A. Gil (*) |
Con el título: El himno del Estado Mérida: ¿un plagio?, el Profesor Amílcar Rivas, individuo
de número de la Academia de Mérida, expuso de manera brillante y amena, lo
incierto de una lamentable conseja que, desde hace muchos años, se ha sostenido
sobre el himno del Estado Mérida. En
concreto, historiadores de mucha importancia
y músicos de esta ciudad, desde hace años, han afirmado que la similitud
de nuestro himno regional con el de la república de Cuba, compuesto a fines del siglo XIX, no puede deberse sino a un plagio.
Debo manifestar que, al conocer el título de la conferencia,
fui a la sesión de la Academia de Mérida, con curiosidad y pesar.
Sobre todo porque no siendo músico ni historiador, desconocía sobre el
particular y de ser cierta la afirmación sería una circunstancia lamentable
para los merideños. Pero, la exposición
del Profesor Rivas nos mostró, con detalle y precisión, que la aseveración de
plagio que se ha expresado desde hace ya cien años, sobe el autor de la música
del himno del estado Mérida, el señor Gil Antonio Gil es absolutamente falsa.
Pero, permítaseme
explicar por qué el profesor Rivas se dedicó a analizar esta aparente
situación de plagio y cómo llegó a la
demostración de su falsedad. Veamos.
Para celebrar el centenario de la declaración de
independencia de Venezuela, en 1911, el
Presidente de la República, para ese entonces General Juan Vicente Gómez, auspició que se convocaran concursos en los diversos estados del país, para que se elaborasen sus himnos
respectivos. En esa oportunidad las
autoridades de Mérida convocaron en primer lugar al concurso para la letra del
himno del estado y en segundo término, para
la música.
Un siglo después de
las anteriores actividades, Belis Araque, auspició que se escribiera un libro
para celebrar el segundo centenario de esta fecha y entre las personas
convocadas estuvo el músico y profesor Amílcar Rivas. En la conferencia, que sirvió para presentar el
libro,[1] el
expositor ahondó en la circunstancia del mal llamado plagio y nos informamos de varias otras cosas de
interés.
La letra ganadora fue escrita por Antonio Febres Cordero y
tiene una estrofa del Libertador, Simón Bolívar, recogida de una carta que
envió a Ignacio Rodríguez Picón, padre del joven Gabriel Picón González, ambos
oriundos de Mérida, y éste último herido en la batalla de Los Horcones, que dice así:
“Y tú, padre que exhalas suspiros
Al perder el objeto más tierno
Interrumpe tu llanto y recuerda
Que el amor a la patria es primero”
La música seleccionada en el concurso es de Gil Antonio Gil, de quien
se ha expresado que era oriundo de Trujillo. Pero, gracias a las indagaciones del Profesor Rivas, está comprobado,
por haberse encontrado su partida de nacimiento y su acta de defunción, que ambas coinciden en indicar que nació y murió en la ciudad de Mérida (1858 – 1943). De tal forma, queda absolutamente claro el
gentilicio merideño de Gil Antonio Gil.
En cuanto a la similitud del himno de Mérida con La Bayamesa, el himno nacional de Cuba, escrito por Perucho
Figueredo en agosto de 1867, el profesor Rivas mostró las diferencias enormes
entre uno y otro. Así mismo señaló, "después de analizar los himnos desde el punto de vista armónico, melódico y de su extensión, la frase de cuatro compases, elaborada a partir de las tres notas fundamentales de la tonalidad en que están escritos los himnos, donde coinciden ambos compositores." De igual forma, a manera de ejemplo, reconoce que
esa misma frase también está en muy
diversas obras musicales, como por ejemplo en el aria Non Piu Andrai de Las Bodas de Figaro, sin que nadie se atreva a expresar que el
himno de Cuba y el de Mérida son un plagio de ésta última,
compuesta por Mozart, un siglo antes
(entre 1785 y 1786).
En sus múltiples indagaciones sobre Gil Antonio Gil, el profesor
Amílcar Rivas, consiguió entrevistar a personas que lo conocieron. Uno de ellos, Omar Calderón, le recuerda siendo él muy
joven, como un hombre pulcro, muy elegante, reservado y retraído. Nosotros nos preguntamos: ¿puede que las dos
últimas características de la personalidad de Gil Antonio Gil, le hayan
granjeado la maledicencia para que el infundio del plagio le haya acompañado
durante un siglo?
Hace justicia Amílcar Rivas, con un personaje que en su larga y fructifera vida tuvo una importante figuración en el mundo musical de Mérida.
[1] Rivas, Amílcar; Cardozo, Lubio; Hernández, Nelly;
Rivas, Rubén y Lara, César Iván (2011): La canción de la tierra natal. Mérida.
Zona Libre Cultural, Científica y Tecnológica del Estado Mérida; Fundación para
el Desarrollo Cultural del Estado Mérida (FUNDECEM); Grupo Editorial y de
Investigación “El Lápiz”; Biblioteca Nacional-Biblioteca
Tulio Febres Cordero; Fundación Museo de Ciencia y Tecnología. 107 pp.
(*) Ob. Cit, p. 13.
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