Esta vez mi amigo, el de la felicidad (1), me lo encuentro en una venta de empanadas en la Plaza Glorias Patrias (Mérida). Discutía pues, las empanadas tenían mucha grasa y además estaban frías.
Cuando logramos vernos y hablar ya se le había pasado la molestia… Y con una sonrisa amplia me dijo: “pasé unos días felices en Barcelona. Sí, en Cataluña”. Y por supuesto sus recuerdos son absolutamente del mayor contento.
¿Y eso a qué se debió el viaje?, le pregunté.
“Pues mi hija se casó y fuimos todos los familiares, en especial los de la diáspora y los poquitos que quedamos aquí en Venezuela, a celebrar con ella.”
Que bueno, le expresé. Y tomaste muchas fotos?
Sonrió y me dijo: “te mando algunas por WhatsApp”.
De tal manera que copié algunas fotos en nuestra blog para el disfrute de nuestros (as) lectores (as). Barcelona hermosa, siempre Barcelona...
Nota del editor (HRC)
(1) Aquí, en el link que se frece, se pueden ver otros textos sobre el amigo de la felicidad.
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