Cuatro
etapas se han vivido con Ciudad de Libros: historias de Mérida.
La
primera la hemos titulado: Palabras,
sólo palabras.
En el
año 2010 Flor Bazó era la Directora de Cultura de la Alcaldía de Libertador.
Una de las dependencias adscritas a esta oficina es la Biblioteca
Bolivariana.
Para celebrar el día
internacional del libro –el viernes 23 de abril- me invitó, Flor Bazó, a que
diera una charla sobre Mérida y los
libros.
Ofrecimos nuestras palabras a un
grupo de jóvenes de escuelas y liceos de la ciudad, quienes nos honraron con su
presencia. También estaba el Secretario Ejecutivo de la Academia de Mérida –Ramón
Sosa Pérez- quien trasmitió lo escuchado.
Así, fui invitado por la docta corporación y,
de esta forma, hubo una segunda versión de la conferencia. Esta vez, con más reposo y tiempo. Abundamos en datos y circunstancias,
en esto de los libros y Mérida. Ambas charlas fueron preparadas como
presentaciones en “power point” y al
cabo de escasas semanas ya era poco lo que quedaba en los meandros de la
memoria. Pero, al menos, el tema permaneció
muy nítidamente.
La
segunda etapa: el trabajo duro de
investigación.
A
finales del 2010 fui aceptado para incorporarme a la Academia de Mérida como
Miembro Correspondiente Estatal. Decidí que el tema de los libros y Mérida era
lo suficientemente interesante para que fuera el discurso de incorporación. En
primer lugar volví a revisar la mucha bibliografía internacional que existe y
nos enfocamos en lo producido
nacionalmente sobre el tema. Como era de esperar se fueron ampliando –los autores
locales- hasta pasar de las dos decenas.
Sólo nombraré algunas obras de tres investigadores, con el perdón de todos
los demás, que nos ayudaron a darle forma a lo nuestro. El trabajo de grado
para obtener la licenciatura en historia de Argenis Arellano: Lugares de la Palabra. Historia cultural de
las bibliotecas de la Universidad de los Andes (2011); tres obras de
Ildefonso Leal: Libros y bibliotecas en
la Venezuela colonial (1633-1767); El
Colegio de los Jesuitas en Mérida
(1628-1767); y, Las bibliotecas
coloniales de Mérida. Pero, lo que
nos permitió hacer aportes mucho más originales fue, sin duda alguna, el trabajo de transcripción de las
mortuorias de los siglos XVII al XIX, de María Villafañe, publicado en el
Boletín de Archivo General de Mérida, dirigido por Milagros Contreras. Tendría que destacar el aporte de muchas otras
personas que nos han permitido darle forma a nuestro libro, pero los casos
particulares que son muchos, remito a la obra (Ciudad de Libros…). Agradezco de manera sincera sus
aportes.
Conocer
el título completo de la infinidad de libros que se refieren en las mortuorias;
el momento de su publicación; dónde y en
qué imprenta se publicaron; así como las muchas particularidades que tuvieron en su inicio y a lo largo
de las diversas ediciones es harto complejo. Asi mismo que, determinar el
impacto en los campos del saber que tocan, es casi una labor imposible. Hoy sin
embargo, por medio de internet, y los muchos motores de búsqueda existentes y
el aporte de muchas instituciones que han digitalizado sus repositorios
bibliográficos esta labor es factible realizarla. Hay que escarmenar entre el
mundo de información –a veces inconmensurable- que tenemos disponible en la
red. Pero, ahora se puede realizar esta labor con una buena conexión a internet
y desde nuestra propia casa. Debo
reconocer que sin la maravilla que conseguimos
actualmente en la WEB para la investigación de la historia sociocultural de los
libros, Ciudad de Libros… no hubiera
visto la luz.
Fueron
casi dos años para concluir el trabajo.
A fines del 2013 presentamos el discurso de incorporación a la Academia
de Mérida. Pero, aún faltaban dos etapas
más, para llegar hasta hoy.
Tercera
etapa: "Esto debe publicarse."
Estoy
convencido que el mundo de las redes sociales y en particular de los blog y las
revistas digitales, no sólo disminuyen el costo de la publicaciones sino que amplían
el número lectores. Por ello no pensé en que Historias de libros… se
viera en formato de papel. De hecho,
varios subcapítulos están en nuestro blog (Como
en botica de Humberto), dos capítulos se han publicado en revistas
digitales y otro espera su aceptación.
Sin embargo, como se dice: uno propone y el destino dispone.
El
manuscrito –en una primera versión- se
lo di a Alexander Bustamante y él me expresó que en Ediciones APULA estaban interesados en publicar el libro. Ante tanta seguridad nos dejamos llevar por el
optimismo y el entusiasmo de nuestro fraterno editor. Pero, el hombre se fue a
realizar un doctorado en Barcelona (España) y quedamos con un hueco muy grande
en el financiamiento. Había que ponernos en acción. Debemos reconocer la
disposición del Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico, Tecnológico y de
las Artes (CDCHTA) de la ULA –en particular de Alejandro Gutiérrez y José
Antonio Rivas Leone-, del Vicerrectorado Académico, también de la ULA –con
Patricia Rosenzweig- y la Seccional de Profesores Jubilados de la ULA –en la
persona de Eleazar Ontiveros-, sin cuya aporte institucional no hubiéramos
podido pasarse a la siguiente etapa. Todavía faltaba mucho.
Cuarta
y última etapa: entrando y saliendo de
la imprenta.
En
este período hubo de sortearse varias circunstancias. La primera mantener el
precio establecido –por la imprenta, El Portatítulo, en la persona de Orlando
Dugarte- en un escenario de inflación acelerada de los costos de
impresión. Incorporar, sin mayores consecuencias financieras, las
hermosas ilustraciones que nos
prepararon Galeno Sardi y Margarita Ruiz para los once capítulos. Adicionalmente,
preparar e incluir un epílogo y las fuentes usadas en la investigación. Tomar
dificilísimas decisiones ante la diversidad de alternativas –todas excelentes-
que nos presentó la diseñadora, Yohanna Albornoz, para la portada y
contraportada del libro. Por último, revisar y corregir, una y otra vez, y una
y otra vez, hasta por nueve ocasiones, las distintas versiones antes de que
entrara en impresión. Ahora sí, ya el libro está aquí.
La FILU [1]es una
fiesta. Una fiesta del libro y de la actividad creadora. Sin embargo, el país vive una situación muy
difícil. Hay casi noventa jóvenes quienes durante más de 20 días han estado en
huelga de hambre para pedir al régimen
que gobierna: fecha de las elecciones parlamentarias y observación
internacional independiente; liberación de los presos políticos y cese de la
represión a los sectores disidentes. Ya una pequeña parte de ese petitorio se resolvió: la fecha de las elecciones. Sé
que entre el público hay gente de diversa orientación política que se las respeto.
Pero, en nuestra fiesta de presentación de Ciudad
de Libros: historias de Mérida, no podría callar esta realidad y expresar
mi solidaridad con quienes han hecho un sacrificio tan grande por Venezuela.
Muchas gracias a todas y todos… Buenas tardes.
Hace unos días agregué que por ahora, el libro se encuentra en la librería La Rama Dorada, en la calle 27 entre la Av. Bolívar y la Tulio Febres Cordero (Telf. 0274 252-6262; 415-7267 y 417 1408). Hoy (05.04.2023) que vuelvo a leer el texto y a revisarlo debo indicar que ahora ejemplares del libro solo están en mi poder y quien desee uno debe comunicarse conmigo por correo electrónico para ello (ruizch2@gmail.com). !Hágalo si está interesado!
Notas
[1] Feria
Internacional del Libro Universitario (FILU), en cuya edición de 2015 se
realizó el martes 23 de junio la presentación de Ciudad de libros: historias de Mérida. El texto son nuestras palabras en el acto.
(*) Quien esté interesado en el tema le recomiendo leer de nuestra autoría; CIUDAD DE LIBROS: HISTORIAS DE MÉRIDA, Mérida, Ediciones APULA, 238 pp. (Si desea un ejemplar escríbame a: ruizch2@gmail.com
(**) La caricatura fue preparada por el Dr. Galeno Sardi junto otras dos que se incluyen en el libro. José Francisco Mas y Rubí es el autor del primer libro publicado en Mérida en 1846: Historia completa de todos los concilios ecuménicos… en la Imprenta de Francisco Uzcátequi. El ejemplar que hemos conseguido se consultó en el Archivo Arquidiocesano de Mérida.
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