martes, 31 de enero de 2023

"Perucho": encuentro imaginado para renovar un sueño

Explicación inicial (HRC): el pasado 25 de enero de 2023 se iniciaron  las actividades  para celebrar el centenario del nacimiento de Pedro Rincón Gutiérrez, tal como hemos informado. 

A continuación las palabras de Nélson Pineda Prada.

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Por: Nélson Pineda Prada

“Recuerdo” que en un diálogo con “Perucho”, invocando las palabras del poeta Dionisio Aymará, le dijimos: 

¿Quién sino tú pudo enseñarnos el camino que conduce a la altura donde solo los más puros destellos del espíritu habitan? 

Y él, con el libro bíblico, el Eclesiastés, en la mano, nos respondió: "Todo tiene su momento, y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo. Hay tiempo para plantar y tiempo para arrancar lo plantado. Tiempo de llorar y tiempo de reír. Tiempo de lamentar y tiempo de danzar. Tiempo de callar y tiempo de hablar. Les pido, que trasciendan mi tiempo, nos dijo. Construyan una universidad mejor a la que yo edifique". 

Decía Don Mario Briceño Iragorry que: “Más que emoción romántica frente al pasado, la historia es existencia ininterrumpida, vida que, al pasar y venir, se junta y confunde en el `angor ́ que anuda para el relieve de la hora de lo que fue con lo que será, tanto el ́futuro sido ́ como el ser y el tiempo que esperan la hora del preterir”. Ya que: “Cuando se siente la historia con pasión de vida, comprendemos cómo en mirando hacia los anales del pasado renovamos soleras valentísimas que ayudan a dar tono a los caldos frescos”.

La historia es un “juez” inclemente. El hombre público está sometido a sus sentencias. Su actuar es del agrado de unos; y, de otros, recibe la condena. 

Con el Dr. Pedro Rincón Gutiérrez ocurre algo de eso. Su obra universitaria recibe de unos, quizás de la mayoría, aplausos y manifestaciones laudatorias; de otros la crítica de diversas tonalidades, la cual, a decir verdad, no alcanza la dimensión de ser condenatoria. 

Y es que, desde aquel 4 de febrero de 1958, en que fue designado por la Junta Revolucionaria de Gobierno, como Rector de la Universidad de Los Andes, comenzó un proceso de transformación de esta casa del saber, que fue indetenible hasta 1972. La ULA dejó de ser una universidad provinciana, aislada de las demás casas del saber nacional, por tanto, desconocida, para convertirse en una verdadera universidad nacional, comenzó, incluso a adquirir reconocimiento internacional. La ULA se hizo universidad. 

El Dr. Néstor López, en el homenaje que se le tributó al Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, con motivo del décimo quinto aniversario de su desaparición física. Afirmó que: “Sus planes de transformación de la Universidad se basaron en dos premisas fundamentales: Desarrollo de la planta física y audaces planes de formación del personal docente y de investigación, que le permitieran un crecimiento universitario planificado, en función de la búsqueda del nivel académico que debe tener una universidad de prestigio. Bajo el mandato de Pedro Rincón Gutiérrez, la Universidad de Los Andes crece y se moderniza”

Y es que, con “Perucho” la Universidad de Los Andes se hizo andina, la creación de los núcleos universitarios en Táchira y Trujillo, le confirieron a nuestra Alma Mater, una mayor dimensión espacial. Hecho que tiene una gran importancia para nuestra región, porque es la manera como la ULA da su contribución al desarrollo regional. Pero, sobre todo, con el Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, el Rector de la Dignidad, el Rector de Rectores, la Universidad de Los Andes se hizo una Universidad popular y democrática. De puertas abiertas, en donde la confrontación de ideas y pareceres políticos, religiosos, económicos, sociales y culturales, que formaban parte del nuevo ethos del ser social venezolano, pudiera realizarse, sin otra limitación que la que le impusiera el debate mismo. 

Es por ello que, recordar a “Perucho”, en esta hora tan aciaga que vive la Universidad de Los Andes, nos produce un gran dolor. Y es que, la Universidad de Los Andes que hoy tenemos, no es ni la existente antes de la llegada de “Perucho”; como tampoco, la construida por él. Por lo que, como ha dicho el Dr. Roberto Rondón Morales, en un texto publicado por la Academia de Mérida, necesario es “recordar el esplendor de la Universidad de Los Andes, no como consuelo sino como reto, ante el desmoronamiento intelectual, emocional y humano de esta institución, instaurada con tesón, sacrificio e idearios por más de dos siglos y por gestión de decenas de Rectores, y ahora sometida a la indolencia, al abandono y a la decrepitud desde hace un decenio”. 

La ULA en vez de haber avanzado, en estos últimos años, hacia un “futuro sido”, hacia un futuro deseado, o como tan hermosamente se recoge en el habla popular en nuestro pueblo de montaña: si la Universidad de Los Andes “fuera sido”, lo que la mayor parte de su comunidad deseaba, la memoria del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, “Perucho”, habría sido honrada y él estaría disfrutando la tranquilidad de su sepulcro. 

“Perucho” ha venido a encontrarse con nosotros para que evaluemos sus aciertos y sus errores. No para que hagamos de él y de su obra un cartapacio de lisonjas y elegías. Por lo que, jamás sentiremos el profundo valor y la responsabilidad plena del ser social universitario sino sentimos, con todo nuestro vigor, los vínculos que nos unen a nuestra Alma Mater. 

Por eso, seguimos conversando con José Vicente Scorza, quien no deja de militar en su irreverente conducta de edificar una universidad mejor, productora en verdad de ciencia y conocimiento. Por eso, desde corta distancia, oímos el predicar de Don Mario Spinetti, sobre la necesidad de formar un médico con un alto valor humano, que no haga a un lado su juramento hipocrático. Por eso, seguimos teniendo presente las enseñanzas de Carlos Emilio Muñoz Ora, sobre las primeras constituciones de Venezuela republicana, para explicarnos los propósitos del primer Proyecto Nacional de las clases dominantes de la Venezuela decimonónica. Por eso, con la mayor atención oímos al Maestro Juan Astorga de Anta, explicándonos el rol de Las Meninas en el cuadro de Velázquez: La familia de Felipe IV, para entender las diferencias sociales. Por eso, seguimos atentos a las explicaciones de Asdrúbal Baptista, sobre el capitalismo rentístico. Por eso, renovamos nuestras conversaciones, con Leonel Vivas, quien nos ilustró sobre la importancia de la geografía en los estudios históricos. Por eso, andamos tras Don Carlos César Rodríguez, para robarle sus enseñanzas sobre el buen ser. Por eso, nos incorporamos al diálogo que el Maestro José Manuel Briceño Guerrero, frente al busto de Don Andrés Bello de la vieja sede de la Facultad de Humanidades, sostiene -con alumnos y profesores-, acerca del pensar y reflexionar sobre América, a partir de sus tres minotauros. Miramos la sierra y nos entristecemos al ver que las cinco águilas blancas perdieron su vestimenta. Pero, un ahíto de amor nos devuelve la esperanza, porque al Poeta Ramón Palomares, el “pajarito que venís tan cansado”, le confesó que era Polimnia. 

Seguimos deleitándonos con las melodiosas interpretaciones que nos regala el Orfeón Universitario. Seguimos asombrados con el diálogo que Javier Villafañe mantiene con sus títeres. Seguimos preguntándole a Carlos Contramaestre, sobre su “Homenaje a la Necrofilia”. Recordamos, entonces, a César Rengifo, a Salvador Garmendia, a Edmundo Aray, a Rafael Gallegos Ortiz quienes, entre otros, estuvieron al frente de la Dirección de Cultura de nuestra Universidad. Era la ULA de “Perucho”. 

Cada vez que vamos a Santa Elena, Campo de Oro y Santa Juana, nos topamos con decenas, tal vez cientos, de compadres y ahijados del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, 

“Perucho”. Y es que él hizo realidad aquella frase cuya autoría le es atribuida a Don Mariano Picón Salas de que “Mérida es una universidad con una ciudad por dentro”

No tengo la pretensión, mucho menos la intención, de establecer un parangón entre el Libertador Simón Bolívar, el más Grande Hombre de América; y el Dr. Pedro Rincón Gutiérrez “Perucho”. Pero hay un texto del excelente escritor colombiano William Ospina, en su obra: En busca de Bolívar; y que, hoy quiero compartir con ustedes, en este acto, que es un momento de reflexión. 

Dice el poeta colombiano, en referencia al Libertador Simón Bolívar, que: 

“Bastó que muriera para que todos los odios se convirtieran en veneración, todas las calumnias en plegarias, todos sus hechos en leyendas. Muerto, ya no era un hombre sino un símbolo. La América Latina se apresuró a convertir en mármol aquella carne demasiado ardiente, y desde entonces no hubo plaza que no estuviera centrada por su imagen, civil y pensativa, o por su efigie ecuestre, alta sobre los Andes”

Aun cuando “Perucho” y la Universidad son una sola cosa. Me resisto a compartir la idea de hacer del Dr. Pedro Rincón Gutiérrez, “Perucho”, un símbolo; me atemoriza la idea de convertirlo en una fábula, en un “mito moderno”. Nos interesa muchísimo más el “Perucho” que introdujo la Universidad de Los Andes a la democracia y el “Perucho” que la hizo andina; que el “Perucho” de cuadros y monumentos. Nos interesa el “Perucho” vivo, el pensador y reflexivo. Porque su obra, por mucho que haya sido desmejorada, permanece como él la concibió, abierta. 

“Perucho” fue un hombre progresista. Y lo fue porque siempre tuvo confianza en el ser humano, en el pueblo. Quizás haya sido por esta razón que algunos lo definieron como un hombre de izquierda. Su liderazgo lo construyó por medio de un diálogo permanente. A través de un hermanamiento de todos los miembros de la comunidad universitaria, a los que consideraba seres idénticos, merecedores de un trato guiado por el respeto de la dignidad de cada uno; hizo de la fraternidad un Don. Hizo de la amistad un compartir entre iguales. Una igualdad en el relacionamiento social que hacía de la responsabilidad y el mérito, valores éticos que respetaban “las diferencias que otorgan identidad”. Ser tolerante fue una de las cualidades que mayormente lo identificaron. 

La incertidumbre se ha apoderado de la ULA. Aunque nos cueste aceptarlo, nuestra Alma Mater no ha entrado al siglo XXI. No se trata de buscar responsables de dicha situación: “Quien éste libre de pecados, que lance la primera piedra”.

Entendamos que vivimos un tiempo de grandes contradicciones; y que, un comportamiento político serio nos obliga a cabalgar sobre ellas. Porque los tiempos de cambio, son tiempos de tensiones. y, “esas tensiones hay que vivirlas en toda su riqueza”

Y, en esto de encontrarle salida a las dificultades, “Perucho” fue un Maestro. Poseedor de una visión dialéctica de las situaciones vividas, siempre encontró alternativas para superar las crisis. Fue un convencido de que la Universidad debía estar guiada por una racionalidad académica; y no, “empujada sonámbulamente por una dialéctica de necesidades errantes y fuerzas ciegas”.

Pues bien, es necesario pensar la Universidad. Porque pensar nos ayuda a modificar las impresiones y a transformar las percepciones. Nos ayuda, asimismo, a lograr que lo superficial se vuelva profundo, y que lo aparente se vuelva esencial. Porque pensar es lograr que los conceptos nos guíen y no los sentimientos. 

Pero es necesario, igualmente, reflexionar sobre la Universidad. Necesitamos conocer los detalles de su universo humano. Necesitamos enlazar lo superficial con lo profundo y lo aparente con lo esencial. Necesitamos definir qué es lo principal y lo sustancial de nuestra Alma Mater. Los habitantes de este mundo llamado Universidad de Los Andes, estamos convocados a reflexionar sobre ella sin descanso. Estamos obligados a impedir que cualquier visión fatalista se apodere de nuestro pensar y reflexionar sobre la casa que nos formó, porque nuestro objetivo, nuestro fin, como miembros de su comunidad, es devolverle la Majestad que nunca debió perder. 

Creyentes somos de que el estudio en profundidad y la comprensión interior de los procesos que encara la Universidad, pueden sustentar estrategias sólidas y valederas de transformación académica. No solo para la Universidad de Los Andes, sino para la universidad venezolana. La crisis universitaria ha puesto de relieve la urgente necesidad que tienen nuestros centros de educación universitaria de emprender profundos cambios en sus estructuras académicas, administrativas y de relacionamiento con la comunidad. 

Resulta evidente, sin embargo, que sólo la comprensión profunda de las características y naturaleza de la actual crisis universitaria nos permitirá avanzar en el análisis de cualesquiera de sus manifestaciones particulares. Crisis que no puede ser radicada sólo en la esfera de lo académico, sino que abarca todos los aspectos esenciales de su estructuración. 

Cuando ello lo logremos, miles de voces se alzarán para decirle a “Perucho”, que la Universidad de Los Andes, sigue siendo su: 

“Santuario de ideales donde la lucha esgrime 

Sus portentosas armas con fin derrocador... 

Donde el sudor es sangre y el corazón no gime 

Para alcanzar la cima con paso vencedor (1)”

Muchas gracias. 


Notas (editor HRC):

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Foto1: Acto para celebrar el centenario del nacimiento de Pedro Rincón Gutiérre. Cátedra "Simón Bolívar", 25.01.2023.

(1) Segundo párrafo del himno de la Universidad de Los Andes.

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