sábado, 24 de septiembre de 2011

50 Años del CENDES


Humberto Ruiz

Desde hace algún tiempo los venezolanos nos hemos dado a la tarea de reflexionar sobre el futuro del país, quizás como un antídoto contra quienes insisten en mirar por el espejo retrovisor  para analizar la Venezuela del siglo XXI. Nadie duda que revisar el pasado, y el más reciente, es fundamental para entender qué nos pasa hoy. Pero, eso no es suficiente. Hay que hacer un esfuerzo mayor en pensar qué deseamos para mañana y lo más importante,  poner toda la energía posible para hacer realidad dichos deseos.  Hay ejemplos locales, regionales y nacionales en esta dirección, con una diversidad de características en sus resultados. Unos más sencillos y de difusión y otros más académicos.  En este último caso, se encuentra lo que hace el Centro de Estudios para el Desarrollo (CENDES) de la UCV.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Excursión al inframundo


Humberto Ruiz

Los mexicanos han desarrollado en algo más de 75 años tres zonas turísticas de playas excelentes, en su inmenso territorio. Primero fue Acapulco en los años 30 y 40 del siglo pasado; luego fue Cancún y la Rivera Maya  a partir de mediado de los años 70; y finalmente, la zona de los Cabos en Baja California Sur, desde hace veinte años.

La autopista que recorre la Riviera Maya en la península de Yucatán tiene seis carriles  en ambos sentidos y une a decenas de sitios de playas y de recreación que hacen de ese lugar un espacio en donde es difícil aburrirse. Hay hoteles de todo tipo, con inversiones de capital nacional e internacional. La inversión pública, se ha dedicado a ofrecer la infraestructura de servicios. ¡Y no hay cortes de energía eléctrica! 

viernes, 16 de septiembre de 2011

El embajador de Esteban

Humberto Ruiz


Pocas veces se lee un libro tan rápida y agradablemente, aunque refleje tan terrible realidad.  En treinta y cuatro capítulos cortos y un breve epílogo, Alejandro Padrón acaba de publicar: Yo fuí embajador de Chávez en Libia.

El retrato que hace de Gaddafi y su régimen; el deterioro de los servicios públicos en Libia y las amabilidades de su pobladores; la majestuosidad del desierto; las intriguillas del personal de la embajada; las diferencias familiares que confrontó por haber aceptado el cargo y un  largo etcétera, nos llevan del asombro a la sonrisa. Con una prosa sabrosa y sencilla cada tema es tratado con detalle y profundidad.

Cuando acabé de leer el capítulo titulado: “Rumores lejanos”, no me aguanté y tuve que llamar al autor.