La quema del año viejo es esperanza para el venidero (*) |
Hace ya casi un mes que no escribo en este blog. No es fácil cuando tus manos y mente lo único
que pueden articular es crispación, dolor, desasosiego y desesperanza.
El límite de esa situación se hizo presente ayer, al escuchar al Presidente Maduro.
Bueno, realmente no lo escuché –mi
tiempo es más valioso, así no haga nada- como para gastar un solo minuto en oír
cosas tan poco edificantes como las que generalmente expresa.
Hay gente que lo escucha. Unos por su
trabajo, otros por el interés que el presidente de cualquier república genera en sus habitantes. Y respeto a sus eschuchas, por su paciencia.