Ha sido casi un mes de protestas en Mérida y el país. A la
hora que escribo esta nota faltan poco menos de dos horas para que el sol
despunte por la cordillera de Mérida e inunde con su luz la meseta donde se
asienta la ciudad.
Toda
la noche se han escuchado detonaciones. No logro identificar si
son bombas lacrimógenas o morteros. Pero, las explosiones han persistido
todo el día y la noche, con periodos de incremento o espaciadas en el tiempo.
Aún se mantienen a ésta hora.
La semana que comienza (10 al 14 de marzo) no parece presagiar tranquilidad a esta ciudad. Las barricadas que en los últimos días han eliminado la policía,
con la GNB y los colectivos no han sido suficiente para dejar un paso fluido y normalizar las actividades en la meseta.
El
reinicio de actividades administrativas parciales de la Universidad de Los
Andes así como las de educación primaria y
secundaria, hacen pensar que el atasco vehicular
será mayúsculo.