Ha sido casi un mes de protestas en Mérida y el país. A la
hora que escribo esta nota faltan poco menos de dos horas para que el sol
despunte por la cordillera de Mérida e inunde con su luz la meseta donde se
asienta la ciudad.
Toda
la noche se han escuchado detonaciones. No logro identificar si
son bombas lacrimógenas o morteros. Pero, las explosiones han persistido
todo el día y la noche, con periodos de incremento o espaciadas en el tiempo.
Aún se mantienen a ésta hora.
La semana que comienza (10 al 14 de marzo) no parece presagiar tranquilidad a esta ciudad. Las barricadas que en los últimos días han eliminado la policía,
con la GNB y los colectivos no han sido suficiente para dejar un paso fluido y normalizar las actividades en la meseta.
El
reinicio de actividades administrativas parciales de la Universidad de Los
Andes así como las de educación primaria y
secundaria, hacen pensar que el atasco vehicular
será mayúsculo.
En
algunas zonas de la ciudad sus habitantes se han negado rotundamente a eliminar las barricas construidas en estos
últimos días de protestas y el sentido de la necesaria defensa ante las
amenazas de los colectivos pro-gubernamentales, justifica la decisión.
La
noticia conocida por las redes sociales en la tarde-noche de éste domingo -y ya
recogida en la prensa nacional- sobre la muerte de una artesana de nacionalidad
chilena herida el sábado en un confuso incidente por eliminar una barricada, no
deja de preocuparnos. Seguramente será detonante para nuevas protestas y acusaciones
entre gobierno y oposición.
Otro
elemento muy grave que ya se siente en la ciudad es el desabastecimiento. La
red de comercios que ha vivido lamentables aglomeraciones, con saldo de heridos
afortunadamente leves y en algunos
supermercados se ha producido el cierre de dichos establecimientos.
Las
protestas y manifestaciones han seguido en la ciudad desde el 12 de febrero por
casi un mes, sin mostrar síntomas de cansancio o disminución de sus
participantes.
La situación
que se ha vivido en el último mes requiere mucho más que Conferencias de Paz en
Caracas o en las capitales de los Estado que, tal como las han organizado, son
vistas como burdos show publicitarios. Y
además, hace falta también que algunos
funcionarios públicos entiendan que lo que se vive es muy grave y complejo. Ni
Maduro, ni el Ministro del Interior, ni la Defensora del Pueblo ni la Fiscal
General de la República parecen entender lo que esta pasando. Es más, sus
atrabiliarias declaraciones públicas recientes, no hacen más que complicar el
panorama. El gobierno debe dar respuesta
rápidamente y de forma creíble a las peticiones de los estudiantes que se
recogen en la fotografía que se incluye
en este texto. No son sencillas, pero hay que responderlas de manera que quienes los están apoyando reconozcan, un
verdadero propósito de rectificación gubernamental. No será sencillo y se ha perdido un tiempo
precioso.
Ojala
y estemos equivocados y la paz y la cordura regrese al país.
Sin
embargo, creemos que, por el contrario, nos espera una semana complicada. Se
siguen escuchando detonaciones…
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