El primero de enero de este 2017, comenzando
el año, escribimos horrorizados sobre el atentado perpetrado en Estambul contra
una discoteca cuya clientela era gay. Al
finalizar nuestro escrito, expresamos: “Deseamos con toda la fuerza de nuestro ser que
el atentado en Estambul no sea un mal augurio para el año que comienza.”
Pues,
lamentablemente, parece que éste 2017 va a continuar pintado de sangre y de
intolerancia de todo tipo. Desde abril
las calles de Venezuela vieron teñirse de sangre de jóvenes que exigen la
salida del actual presidente venezolano. Ayer fue el atentado en las Ramblas de
Barcelona, con una modalidad que parece hacerse popular entre los barbaros de
estos tiempos: atropellar a mansalva a pacíficos y descuidados transeúntes. Ya
no quiero contabilizar cuántos muertos y heridos se han producido con el atentado de ayer en Barcelona. Una
sola persona es suficiente para expresar nuestro oposición y rechazo a estos
actos terribles y absurdos.