El primero de enero de este 2017, comenzando
el año, escribimos horrorizados sobre el atentado perpetrado en Estambul contra
una discoteca cuya clientela era gay. Al
finalizar nuestro escrito, expresamos: “Deseamos con toda la fuerza de nuestro ser que
el atentado en Estambul no sea un mal augurio para el año que comienza.”
Pues,
lamentablemente, parece que éste 2017 va a continuar pintado de sangre y de
intolerancia de todo tipo. Desde abril
las calles de Venezuela vieron teñirse de sangre de jóvenes que exigen la
salida del actual presidente venezolano. Ayer fue el atentado en las Ramblas de
Barcelona, con una modalidad que parece hacerse popular entre los barbaros de
estos tiempos: atropellar a mansalva a pacíficos y descuidados transeúntes. Ya
no quiero contabilizar cuántos muertos y heridos se han producido con el atentado de ayer en Barcelona. Una
sola persona es suficiente para expresar nuestro oposición y rechazo a estos
actos terribles y absurdos.
Entre
las muchas informaciones que ayer noche circularon hubo una que me llenó de
espanto. Unas agencias gubernamentales extranjeras habían informado a las
autoridades españolas que era posible un atentado en torno a la Sagrada
Familia. No fue allí, pero es evidente que el daño causado ayer en Las Ramblas
es terrible. Parece que la maldad humana no tiene límites.
La
iglesia de la Sagrada Familia representa todo lo contrario a la intolerancia y
la barbarie de los atentados perpetrados ayer. Ni la Guerra Civil Española logró detener ese afán
de creatividad e innovación que representa la obra eximia de Gaudí. Incluso
para muchos de sus visitantes, que no son católicos o tan siquiera creyentes en
seres superiores, la Sagrada Familia, expresa un esfuerzo humano de
construcción y de ingenio pocas veces visto y mucho menos en estos tiempos de
rapidez y de monumentalidad, característico
del siglo XXI.
He
visitado muchas veces a Barcelona y cada vez que estoy allá me doy el tiempo necesario
para ir a la Sagrada Familia. De la misma forma como, cada vez que puedo estar
en Ciudad de México, visito el Museo del Templo Mayor. Iré a ambos lugares, cada
vez que esté cerca de estas obras de la humanidad, que siempre nos llenaran de
asombro y admiración por los trabajos de
la especie humana.
Ciertamente,
2017 parece que estará manchado de sangre y de intolerancia. Ruego a la especie
humana que el crimen y la violencia no nos llene de miedo y temor para disfrutar
las muchas cosas hermosas que tiene la vida y la naturaleza de este pequeño
planeta azul. Así que hago nuestra, las frases de solidaridad y respuesta que hoy circula por
las redes sociales: #BarcelonaSomosTodos y
la otra también muy adecuada, #NoTenemosMiedo.
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