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Atardecer playero (*) |
La funcionaria de migración los miró con cara soñolienta y de pocos amigos, preguntándoles: "Y qué hicieron aquí en todo este tiempo?".
La respuesta fue larga y seguramente complicada de entender, pero al parecer convincente:
Los interrogados me contaron que su respuesta fue: "vinimos al matrimonio de un hijo, con una mexicana bella. Luego ayudamos a que se mudaran a Cabo San Lucas a dónde se fueron a trabajar".
Y continuaron: "Bueno, también aceptamos varias invitaciones de nuestra nueva familia mexicana, para conocer León y hasta fuimos unos días a Mazatlán."
Pero había más: "Y luego fuimos a conocer su nueva residencia en Baja California Sur y, por supuesto, aprovechamos para llevarles unos cuántos utensilios que no se habían ido en la mudanza. Ahora ya se nos acabó el tiempo de la visa y estamos regresando a casa."
Me contaron que la funcionaria con cara de incrédula, respiró hondo, y mirando la ficha migratoria y les dijo: "hoy tienen 180 días en el país".
Acto seguido -me comentaron- estampó el sello de salida en sus documentos migratorios.
Se dice fácil, pero eso fue lo que hicieron en los últimos seis meses de sus vidas de venezolanas que deben pasar su mayor tiempo huyendo de la pesadilla política y social del país. Ahora vienen de regreso a ella.
Toda esa historia se la escuché a un matrimonio que ahora se entera de que hay unas medidas del gobierno norteamericano que impide a algunos funcionarios del gobierno de Maduro, movilizar sus modestos millones de dólares depositados en EEUU. Y que otra cosa similar decidió y el gobierno suizo. !Bienvenidos, amigos!
(*) Nota del editor
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La foto me la regalaron, nuestros interlocutores, de un atardecer en Mazatlán (México).