Conocí a Ramón Omar Calderón (ROC) cuando él era un
joven empresario treintañero de las artes gráficas y yo un adolescente que estudiaba
en el Liceo “Libertador” de Mérida.
La vida política liceísta era intensa y la lucha
por el control de los órganos de dirección estudiantil pasaba, cada año, por la
elección de los delegados de curso y del centro de estudiantes.
Para realizar la labor proselitista era necesaria
la producción de afiches, volantes y trípticos, muchos de los cuales eran
impresos en RAOCA, la empresa del Sr. Calderón. De allí vienen nuestra
relación.