Los acontecimientos político-electorales con
los que termina el año 2012 en Venezuela y la incertidumbre que se cierne sobre
el destino personal del presidente reelecto, junto con las reacciones en el
ánimo de nuestros conciudadanos que esos hechos han provocado, obligan, a
quienes compartimos con muchos otros compatriotas la preocupación sobre lo que
le espera a nuestra sociedad, a volver la mirada sobre nosotros mismos como
nación para intentar despejar, de entre las marañas que nos rodean, un camino
más sosegado hacia el porvenir del país. En el 2013 venezolano vemos más
incertidumbres que certezas. Se palpa en todos los espíritus un estado de
perturbación general.