Tulio Febres Cordero (1860-1938) |
Por Álvaro Sandia
Briceño
Don Tulio Febres Cordero
es el único personaje merideño que no necesita presentación. Se distinguió como
investigador, historiador, novelista, etnólogo y antropólogo entre tantas de
sus facetas.
Escribió fundamentalmente sobre la Mérida de sus amores, ciudad a
la que le dedicó toda su vida; terminó sus estudios de derecho a los veintidós
años y recibió su título doctoral sólo por presión de sus maestros, dieciocho
años después, de manos del Rector Caracciolo Parra, el Viejo.
No aceptó ni le
interesaron los cargos públicos de relevancia como cuando el General Eleazar
López Contreras, Presidente de la República, lo visitó en su casa y le ofreció
el Ministerio de Educación, ante cuya propuesta Don Tulio le respondió que
aceptaría el nombramiento “siempre y cuando pudiera despachar desde Mérida”,
porque, como Ministro, hubiera implicado viajar y vivir en la capital de
la República, que aún, en esa lejana época, era bien distinta y distante de la
apacible y tranquila ciudad de su nacimiento.