domingo, 29 de julio de 2012

Las cunetas pana, las cunetas


Humberto Ruiz

Panamá alberga una cantidad importante de venezolanos de la diáspora bolivariana.  Visitar ese país  tiene la ventaja de permitirnos hablar con amigos y conocidos  que habíamos dejado de ver  desde hace algún tiempo, y a la vez, tener puntos de comparación, para captar el proceso de destrucción nacional  que se ha instalado en Venezuela, desde hace 14 años.


Frente  a unas oficinas de inmigración  colapsadas en el aeropuerto de Maiquetía y la presencia de  funcionarios mal encarados y vulgares, las instalaciones del aeropuerto de Ciudad de Panamá las percibimos limpias, modernas y absolutamente eficientes.

En Maiquetía duramos más de cuatro horas para  chequear el boleto aéreo, pasar por inmigración y embarcar.  En Panamá sólo duramos escasa media hora para ingresar al país, atendidos por una funcionaria morenita y alegre.  Pero quizás, lo peor en Maiquetía, fue la presencia de un funcionario venezolano, que daba gritos en medio del gentío aterrorizado, por que la fila de gente no avanzaba para salir de inmigración. Mientras tanto las líneas  aéreas indicaban, por el sistema de sonido, que  muchos vuelo esperaban a los pasajeros para despegar.

¿Qué gritaba  el funcionario? “ Esta fila pa' los venezolanos, pa´allá los “musius”.  Vimos que luego de una hora de fila en inmigración “musius” que evidentemnte no hablan  castellano, debieron regresarse para volver a hacer la cola. Pero además, el funcionario se paseaba como pavo en gallinero, contorneándose y dando gritos a diestra y siniestra  en ese castellano  mal hablado  que solo los locales podríamos entender. Muy propicio todo ello para  que los turistas “musius”  no vuelvan a Venezuela y además  cuenten el desorden y el mal trato que sufren en el principal aeropuerto del país.

Mucha gente podrá decir que nuestra visión son pequeñeces. Pero, la vida está echa de ellas.  Quiero compartir otra, la que da el título a esta nota: las cunetas.

Las carreteras de Venezuela están destrozadas, luego de más de una década de desidia e ineficiencia.  No ocurre así en las vías terrestres por las que pasamos  en el primer día de visita  en Panamá. Están tan bien que nos llenaron de emoción.  Primero, no hay policías acostados.  Los bordes de las carreteras están perfectamente desmontados de vegetación; la señalización del centro y los extremos es visible y continua a lo largo de todo el trayecto de las carreteras.  Pero algo más, en la vía desde Ciudad de Panamá hacia  el Valle de Antón,  una localidad turística hermosísima, las cunetas pareciera  que las hubieran pulido. No hay tierra, ni maleza, ni basura.  Es decir, se observa un perfecto mantenimiento de las carreteras. 

Las cunetas de las carreteras están limpias y  permiten que el agua de lluvia corra sin dificultad. Ello es la razón para tener vías sin fallas de borde, ni huecos. En cambio las de Venezuela hace mucho que se han  perdido por la decidía de todo tipo de autoridades.  Pero, algunos  creen que el gobierno está construyendo un modelo nuevo y mejor de sociedad.  ¡Que tontería… que perdida de tiempo y de recursos…!

Si solo se pudiera circular con comodidad por las carreteras estarían haciendo algo digno de destacar y de apoyar.  

Señores las cunetas…  Son las cunetas, de lo que hay que ocuparse y de muchas otras cosas sencillas. Y, por supuesto, de tener una sociedad en donde los funcionarios respeten al ciudadano y entiendan que, con nuestros impuestos, que de paso son bastantes,  se les paga para que sirvan a la población y no para que la maltraten.

Las cunetas pana, las cunetas.

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