Desde que escuché a Chávez
pronunciar el célebre "por ahora", estoy en desacuerdo con éste
régimen. En ese momento por considerar que los militares deben estar en
los cuarteles y no asumir la conducción de la vida política. Esa es una tarea
de los civiles.
Voté en contra de la
Constitución del 2000 y luego en contra de su reforma. Hoy la leo y siento que éste régimen
político, el chavismo madurismo, está no
solo alejado de ella sino en franca desobediencia constitucional.
No se si el
término exista, el de desobediencia constitucional. Nos parece que el artículo
62 de la Constitución es muy claro para mostrar la patraña que las cuatro
rectoras del CNE están haciendo con la
decisión de una parte muy importante de los venezolanos de querer revocar el
mandato presidencia de Nicolás Maduro, ahora, no el año que viene. El artículo en referencia indica entre otras
cosas que:
“Todos los ciudadano y ciudadanas tienen el
derecho a participar libremente en
los asuntos públicos… La participación del pueblo en la formación, ejecución y
control de la gestión pública es el medio necesario para lograr su
completo protagonismo… Es obligación del Estado y deber de la
sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para
su práctica”.
Tardé 15 minutos el día que
salí y regresé de mi casa a firmar la solicitud para activar el revocatorio
contra Maduro. 15 minutos que quienes organizaron el proceso, desde la
sociedad civil y política, me facilitaron para estampar mi firma.
Afortunadamente, escribí bien,
deje mi huella perfecta y nadie cometió
error algunos para que se valiera mi solicitud. Fueron más de 600 mil quienes se quedaron por fuera, por argucias del CNE. Máxima calificación para los
jóvenes que organizaron el proceso en la Facultad de Humanidades de la ULA.
Durante la semana del 20 al 24
de junio pasé varias veces cerca del CNE de la ciudad de Mérida y mi voluntad
de participación política no era tan grande como para someterme a una cola de
varias horas. No, eso no es facilitar el proceso Sra. Tibisay Lucena. Trato de respetar y respetarme y tengo
muchas cosas por hacer –y eso que estoy jubilado- como para dedicar tanto
tiempo a Maduro y a mi derecho a la participación política.
Afortunadamente aprobaron
posteriormente que podría validar en cualquier máquina del Estado en donde
vivo, luego de muchas presiones de la MUD.
Bueno, para ser corto. Salí a
las 9:27 am de mi casa y recorrí 50,5 kilómetros hasta el CNE de Mucuchíes.
Argumenté que soy de la tercera edad y me dejaron ingresar a la sala de espera.
En medio del mayor de los jolgorios, con risas, aplausos y vítores, cada quien
iba y colocaba el pulgar y el índice de
ambas manos en el capta huellas y unas fatigadas funcionarias del CNE nos indicaron que ya había VALIDADO,
nuestra firma.
No hay recibo, ni evidencia
que nos quede que Tibisay está conforme y que yo también. Nada. Solo de nuevo
al salir un joven alegre y con cara de querer mucho a Venezuela, me anotó en
una planilla como evidencia autónoma, para prever cualquier argucia del CNE,
que había VALIDADO nuestra firma.
Regresé a mi casa luego de
haber recorrido 101 kilómetros y de
haber demorado cuatro horas. O para ser exactos: 3 horas y 57 minutos. Me demoré
ocho veces mas tiempo, pero el viaje por el páramo fue chévere.
Cuando veo por twitter la
campañita que Capriles fracasó por que solo 409.313 personas validaron su firma
de las más de 2 millones 600 mil que hicieron la petición del referéndum
revocatorio al CNE, no se qué
pensar. ¡A mi que me resultó tan fácil! ¿Por qué no irían los demás a validar sus firmas? Parece chiste, ¿verdad?
Tibisay: no estás facilitando
nada. Estás entorpeciendo el derecho a la participación política de los
venezolanos. Fueron miles quienes tuvieron que ir a pie, atravesar ríos,
sortear alcabalas, hacer colas de muchas
horas, pasar hambre y necesidades fisiológicas elementales, para validar su
firma. Otros tienen que trabajar y no pueden dedicarse a esperar que el CNE “les
facilite” la validación de su firma, por horas. Una
página honrosa y valiente la de los miles de margariteños, los casi únicos
isleños del Caribes que el régimen no logró, comprar con gasolina barata.
A LOS DE LA CAMPAÑITA: ¿CREERÁN QUE SE LA ESTÁN COMIENDO?
¿CREERÁN
QUE SE LES CREE?.
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