Revisando la biblioteca personal me
encontré con un libro: Nogales Méndez,
visto por propios y extraños, Caracas, Fundación General de Nogales Méndez,
2003, 442 pp. Lo he estado leyendo y quiero
compartir algunas reflexiones sobre el personaje y su vida[1].
El imperio Otomano existió desde el siglo XIII. Se
comenzó a perfilar en su mayor amplitud en la segunda mitad del siglo XV, bajo
el reinado de Mehmed II (1451-1481), cuando desapareció el Imperio
Bizantino. En su mayor esplendor, en los
siglos XVII al XIX, el imperio Otomano cubría extensiones en tres continentes:
Asia, África y Europa. En los primeros años del siglo XX, y posteriormente durante la Primera Guerra
Mundial, el Imperio Otomano fue aliado de Alemania.
Hay gente actual y del pasado de la tierra venezolana
que no dejan de asombrarme. Rafael
Nogales Méndez, fue un tachirense de fines del siglo XIX que, como un siglo
antes Francisco de Miranda, recorrió el mundo y participó en guerras desde los 17 años de edad. Comenzó en la
guerra entre los EEUU y España en Cuba, donde fue herido. El culmen de esa
actuación fue en Gaza en 1917, tanto en
la primera como la segunda de las batallas que allí libró el Imperio Otomano frente a los ingleses.
Tal como nos indica
una de sus biógrafos, Ana Mercedes Pérez, fue “héroe de la Primera Guerra Mundial, ascendió a general de División en
Turquía , donde al mando de 12.000 solados turcos había vencido a 35.000
armenios, tomándose a Van , la capital,
en pocas horas.”[2] Desde enero de 1915 hasta octubre de 1918 fue oficial del
ejército turco con el nombre de Nogales Bey.[3]
Pero además, estuvo en China, Alaska, Nevada, México,
Nicaragua, Rusia, también en el cercano y mediano oriente. Fue un hombre que participó en las
principales zonas de guerra que
existieron en el primer cuarto del pasado siglo XX.
Las dictaduras de Cipriano Castro (1899-1908) y posteriormente la extensa de Juan Vicente
Gómez (1909-1935), le persiguieron, convirtiéndolo en un trásfuga muy
particular. Pues eso de llegar a ser
alto oficial del ejercito del Imperio Otomano no es fácil,
ni común.
Pero hay otra faceta más de este venezolano
singular. Fue escritor y además su
trabajo lo publicó en Alemán e Inglés, idiomas que manejaba con propiedad. Desde los siete años de edad fue enviado a
estudiar por su familia a excelentes instituciones europeas. Su padre fue un
hombre de recursos económicos pues fue socio del ferrocarril del Táchira, entre
otros muchos negocios[4].
A partir de 1920, Rafael de Nogales Méndez, detuvo
sus correrías bélicas y escribió sus experiencias militares mas significativas
en libros. También se dedicó a dar conferencias sobre su vida
azarosa y aventurera. Así, parte de su interesante existencia la
recogió en Cuatro años bajo la Media Luna (1925). Comentan que
ocho versiones del libro fueron destruidas y la última, la novena, estuvo a punto de desaparecer en medio de un grave accidente naval[5].
Las referencias que contiene Cuatro
años bajo la Media Luna de
los crímenes cometidos, por el ejercito turco, sobre las poblaciones armenias,
son uno de los mas importantes testimonios de escritores occidentales sobre el llamado genocidio armenio. Y fue la
razón de su retiro del ejercito turco.
Durante su estadía en Nicaragua estableció vínculos con César
Augusto Sandino y posteriormente escribió: El
saqueo de Nicaragua (1928), La primera edición se publicó en Nueva York,
con resultados lamentables. Esta primera edición fue secuestrada por el gobierno
norteamericano y multada la editorial, por el efecto que tuvo por la
información que tenía el libro sobre la expoliante relación imperial de los EEUU con Nicaragua (Bardini
indica que la editorial Robert McBride & Co debió pagar una multa de
250.000 dólares). La edición que buscaba atender un
público amplio, vio la luz en
Inglaterra, pero igualmente fue adquirida por manos extrañas y sacada de circulación.
Más de medio siglos
después de la publicación de El Saqueo de Nicaragua, esta vez por la editorial Centauro de
Caracas en 1981, Arturo Sosa (SJ) escribió: “Para
las jóvenes generaciones venezolanas resulta una grata sorpresa encontrarse con
`viejos´ venezolanos vinculados a los procesos de liberación de los pueblos
hermanos.”[6]
Bardini refiere sobre el resto de la obra escrita de
Nogales Méndez que: “Entre Estados Unidos e Inglaterra, Nogales publica Memorias de un soldado de
fortuna (1932) y Sombrero de copa y espuelas (1934).”. Además, destaca su sentido panamericanista, que
él mismo recoge en Cuatro Años bajo la media luna: “Esta modesta obra, escrita con la tosca pluma de un soldado, la dedico
respetuosamente a la memoria de mis compatriotas latinoamericanos, desde México
hasta la Argentina, que durante la Guerra Magna supieron combatir y morir con
gloria para mantener en alto la tradición guerrera de nuestra raza”[7].
Al morir en diciembre de 1935 el dictador venezolano
Juan Vicente Gómez, Nogales Méndez regresó a Venezuela, pero no logró ser
reconocido por los venezolanos de la época ni por la dirigencia que abrió los
causes al atrasado siglo XX venezolano.
Pese a su reconocimiento de los gobiernos y ejércitos inglés, francés,
alemán y por supuesto turco, en Venezuela
el gobierno de su coterráneo, Eleazar López Contreras, sólo le ofreció
un oscuro cargo de administrador de la aduana de Las Piedras, en la península
de Paraguaná, en el Estado Falcón. Tuvo que aceptar el cargo pues la vida de soldado trashumante le había dejado en la más absoluta pobreza. Poco después le encargaron estudiar las gendarmerías en Panamá y otros países.
Estando allí se enferma y finalmente muere el 10 de julio de 1937.
Fue embalsamado y enviado al Ministerio de Relaciones
Exteriores en Caracas. Llega al puerto de la Guaira en medio de las celebraciones por el día de nacimiento de Simón Bolívar el 24 de julio . Nadie
reclama su cuerpo y solo por la acción
de unos periodistas se rescata de la
aduana y es sepultado el 02 de agosto de 1937 en medio de la más absoluta de las indiferencia
por parte del gobierno y de la élite política del país, aseguran algunos.[8]
No obstante lo anterior, años después se da una
explicación a esta situación y Mirela Quero de Trinca expresa que Rafael Nogales Méndez no tenía familiares
en Venezuela. Su único amigo era el capitán Jesús Ramón Blanco Vargas. Asegura Quero de Trinca que fue el
gobierno de López Contreras el que debido al revuelo originado en la prensa,
“tomó acciones directas en relación al cadáver de Nogales, mandó una delegación
de sus ministros e invitó al sepelio en nombre del Gobierno Nacional”[9].
Por 38 años permaneció en el panteón de la familia Blanco en el Cementerio
General del Sur. En 1975 fue exhumado y
vuelto a enterrar con honores en el panteón del Instituto de Oficiales
Retirados de las Fuerzas Armadas
Nacionales.
Sea una u otra la realidad de la triste situación
después de su muerte, Rafael de Nogales
Méndez, fue un venezolano errante, que por responsabilidad de la vida política
de los primeros años del siglo XX vivió el exilio y la persecución política. Al
regresar a su país era un perfecto extraño, bien por desconocimiento de sus conciudadanos o por recelo de la dirigencia
política y social, o por ambas causas.
Vivió la mayor parte de sus 58 años de vida fuera de Venezuela. Pero pensó y soñó con un
país democrático y de progreso, vinculado con el resto de los países latinoamericanos.
Por todo lo anterior pienso en el millón y medio de
venezolanos que han emigrado en los últimos años y que es posible que no
regresen nunca al país o pierdan sus vínculos afectivos y familiares. A ellos van dedicadas las anteriores líneas: para que no olviden sus ancestros y su país.
Notas:
[1] Las fotos: la primera tomada del
libro que estamos comentando y obra del dibujante Luis Moros. La otra fue tomada de:
[2] En: Nogales Méndez visto por propios y extraños, p. 90.
[3] La biografía más detallada y reciente sobre Nogales Méndez que se puede
consultar en internet es de Roberto Bardini: RAFAEL DE NOGALES: SOLDADO, CABALLERO ANDANTE Y
ARISTÓCRATA SOCIALISTA. Ver en: https://bambupress.wordpress.com/2011/04/30/rafael-de-nogales-soldado-caballero-andante-y-aristocrata-socialista/
(consultado el 21.08.2016).
[4] Las riquezas
del padre de Nogales Méndez eran variadas e importantes: “minas de Cobre de Seboruco, cultivos de café en El Abejal y es a su
vez uno de los grandes accionistas del Gran Ferrocarril del Táchira”, según
Wikipedia.
[6] Idem, p. 120.
[7] Sobre la obra literaria de Rafael
Nogales Méndez sugiero leer el trabajo: Rojo, Violeta (2002): MEMORIAS DE UN
AVENTURERO VENEZOLANO: RAFAEL DE NOGALES MÉNDEZ. Contexto, Segunda etapa - Volumen 6 - No. 8 - Año 2002, pp.
65-80. Ver en: http://www.saber.ula.ve/bitstream/123456789/18898/1/violeta_rojo.pdf
[8] Ver: Nogales Méndez visto por propios y extraños, p. 100.
[9] Idem, p. 333.
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