De página que escribí el 18 de abril de 2018: “Años de un nuevo desafío” “siento la necesidad de reclamar, con el mayor respeto, a nuestra dirigencia política opositora que nos convoque y conduzca al encuentro de un nuevo país, mediante propuestas de valor permanente para no igualarnos con la debilidad del opresor, que marque diferencias sustantivas como gran muro de contención frente a la ignominia del mandato que nos oprime y esteriliza modos de pensar con desmedida fuerza bruta. Se requiere un acto político de nuevo aliento para liberarnos de actitudes derrotistas unas y complacientes otras con el statu” quo”.
Transcurridos casi dos años después de aquel exhorto continúo pensando que la dirigencia opositora a la dictadura, necesita aires renovadores para superar modos anacrónicos de pensar y actuar. Sus líderes deben analizar detenidamente el momento que vive nuestro país, sin esperar nuevas oportunidades, el momento es ahora, y no tirar por la borda lo conquistado con tantos sacrificios; logros marcados por la dimensión del sufrimiento de los venezolanos, motivo suficiente para dar giro al timón y emprender oportunamente el viraje con renovadas estrategias, juntando el músculo político opositor con la fuerza de acciones que debe llevar a cabo la sociedad civil organizada para alcanzar el anhelado triunfo sobre la feroz tiranía que destruye nuestro país.
Transcurridos casi dos años después de aquel exhorto continúo pensando que la dirigencia opositora a la dictadura, necesita aires renovadores para superar modos anacrónicos de pensar y actuar. Sus líderes deben analizar detenidamente el momento que vive nuestro país, sin esperar nuevas oportunidades, el momento es ahora, y no tirar por la borda lo conquistado con tantos sacrificios; logros marcados por la dimensión del sufrimiento de los venezolanos, motivo suficiente para dar giro al timón y emprender oportunamente el viraje con renovadas estrategias, juntando el músculo político opositor con la fuerza de acciones que debe llevar a cabo la sociedad civil organizada para alcanzar el anhelado triunfo sobre la feroz tiranía que destruye nuestro país.
La catástrofe de nuestro país dejó de ser crisis, quienes nos gobiernan la convirtieron en modo de vivir, razón por la cual se justifica el clamor generalizados de acciones oportunas para rescatar al venezolano y lo venezolano de la amenaza del aniquilamiento de sus mayores fortalezas: valores ciudadanos, tradiciones y nuestra dignidad. Acciones que exigen prontitud y solidez en los planteamientos. Varias instituciones han formulado este tipo de llamado y solícitas han presentado invaluables contribuciones en la búsqueda de tan importantes objetivos relacionados con nuestro acontecer social. Es necesario escucharlas y junto con ellas entrelazar nuestra manos en tan loable tarea. ¿Por qué insistir en este reclamo?...porque nunca gobierno alguno en nuestra historia de nación republicana había llegado al más bajo nivel de la ignominia y servilismo “agachando el lomo” para que el invasor coloque el yugo que terminaría de hundirnos en profundo letargo y abulia.
Sin duda alguna, la gira que realiza por el exterior el Señor Juan Gerardo Guaidó Márquez es motivo de regocijo, porque gobernantes de otros países lo han recibido como presidente interino de Venezuela y en foros internacionales, con prestancia y solvencia en sus opiniones ha mostrado la realidad de nuestro país; además multitudes lo han aclamado como el mensajero auténtico de la Venezuela digna. Es innegable que estas actividades de Juan Guaidó son aliciente y renovada esperanza para liberarnos de la humillante tiranía que ha destruido cimientos republicanos y confiscado nuestros derechos ciudadanos fundamentales.
Sin restar valor a los expresado en el párrafo anterior, considero necesario recordarle a Juan Gerardo Guaidó Márquez y a la dirigencia política de la oposición venezolana, que el frente de lucha más importante está por ser construido aquí, en nuestros caseríos y pueblos, ciudades, sus barrios y en comunidades organizadas, en los escenarios del trabajo diario, en el campo y en las industrias, con la fortaleza de la clase obrera organizada, sindicatos, gremios de profesionales, magisterio, academias, universidades, toda la sociedad civil dispuesta para el pronto rescate y salvación de nuestro país. Esta es acción que reclama la mayor urgencia, porque en laboratorios de la dictadura, recurriendo a elaboradas técnicas de manipulación de la conducta humana y administrando astutamente necesidades primarias de la población: alimentos y medicina, entre otras, han inducido comportamiento de sumisión de estratos frágiles de la población que al recibir dádivas para mitigar aquellas necesidades, pasivamente apoyan la gestión gubernamental. Peor aún, han logrado cambiar la condición socio-política del núcleo-pueblo para convertirlo en sujeto maleable que responde dócilmente a directrices de la clase social que representa, y por extensión de toda la sociedad civil, ya que son malsanamente entrenados en la pasividad, y al destruir la pureza de su condición primaria le han impedido ser protagonistas de la historia verdadera; pueblo que ignora sus derechos reiteradamente vulnerados.
Por las razones mencionadas y muchas otras, la oposición venezolana se debe esmerar en ganar la condición de fuerza opositora real y ayudar a construir las bases de un pueblo con las mismas características. Puesto que las acciones del liderazgo actual son de “tipo reactivo” emocionales, por lo tanto frágiles, carentes de propósitos claros y convicciones firmes, restándole capacidad de convocatoria para responder a las exigencias de la catástrofe que sin tregua continúa destruyendo nuestro país. Igual ocurre con las manifestaciones de la ciudadanía ante el atropello de que somos objeto, lo emocional las caracteriza, por lo tanto momentáneas, a pesar de mostrarse en forma multitudinaria. Reconociendo excepciones, muchas de ellas fatales y dolorosas, los que sacrificaron su vida enfrentando brutal represión de la dictadura, sin olvidar aquellos que han sufrido lesiones que los incapacitarán de por vida. Es por eso que considero necesario enfatizar que el frente de lucha más importante está por ser construido aquí, y por esa razón, respetuosamente sugiero al presidente interino Juan Gerardo Guaidó Márquez, para que reuniendo la fuerza opositora al régimen dirija su atención a la esencial e impostergable tarea de formar pueblo opositor que respalde y fortalezca su liderazgo.
Es el momento para que comencemos la reconstrucción de nuestro país y hacer historia con raíces propias…para mañana es tarde…
Mérida, 27 de enero del año 2020.
Nota:
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(*) Profesor de la Facultad de Medicina de la ULA. Ex Vicerrector Académico de la Universidad de Los Andes (1980-1984). Correo-e: jesusosuna.oc@gmail.com
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