Humberto Ruiz
Costa Rica se ha convertido en un emporio turístico sustentable.
Extraño título y quizás poco entendido.
El año pasado Costa Rica fue el tercer destino en los viajes de luna de miel del mundo, precedido por París y Roma.
¿Cómo lo han logrado los ticos este lugar dentro del turismo internacional?
Pues entre otras cosas al tener casi una tercera parte de su territorio como zona ecológicamente protegida y contar con una gran diversidad biológica que le hace un destino único. El turismo supera a las exportaciones de café, que es sin duda alguna, uno de los mejores del mundo, ahora con la etiqueta de ser ecológicamente sustentable su producción.
Para nosotros los venezolanos, cansados del culto a la personalidad -del innombrarle- y a la exagerada incidencia del estamento militar en la vida política, visitar el Cuartel Bella Vista en San José de Costa Rica es grato y además nos llena de envidia. En diciembre de 1948, el gobierno del presidente de ese entonces, José Figueres, eliminó el ejército y dedicó el lugar al Museo Nacional de Costa Rica. La justificación no requiere mucha explicación. Lo que se dedicaba del menguado presupuesto público de Costa Rica al ejército, se invertiría desde ese momento en educación. Y ademas, no se convertirían esos servidores públicos en hegemones de la vida política del hermoso país. Actualmente, Costa Rica tiene una de las poblaciones más educadas de América Latina y una verdadera vocación civilista es parte de su cultura ciudadana. Por ello, no es de extrañar tampoco que su principal rublo de exportación sean las tecnológicas y se ha convertido en el país que produce mayor cantidad de chip, ese adminiculo tan importante hoy en el mundo.
El Museo Nacional de Costa Rica, que ocupa el antiguo Cuartel Bella Vista comienza con un hermoso mariposario que permite al visitante ser cubierto prácticamente por cientos de mariposas de la inmensa cantidad de variedades que existen en ese país. Luego hay una larga sala que explica el origen del edificio y la razón por la cual ahora, en vez de un cuartel, es un museo. Muy orgullosos están los ticos de esta decisión y creo que los demócratas del mundo les acompañarán en esto. Los calabozos para castigar a los soldados y apresar a la disidencia política, ahora son la muestra de una época que ningún país debe tener. Los venezolanos debemos soñar e impulsar que los calabozos del Helicoide se conviertan en museo cuando salgamos de esta pesadilla que comenzó en 1999.
La siguiente zona del Museo Nacional de Costa Rica lo ocupan varias salas que muestra el orgullo por los ancestros prehispánicos de los ticos. Nunca, por supuesto, con la historia y complejidad de las culturas Azteca, Maya o Inca, pero igualmente fue una época rica y compleja en una zona que logró nutrirse y relacionarse con las grandes sociedad prehispánicas, del norte y del sur del continente.
Finalmente, para nuestros lectores, queremos destacar que en estos últimos meses, el Museo Nacional de Costa Rica, ha tenido una importante exposición sobre los estudios de la biodiversidad del trópico. Tal como ocurre en buena parte de las universidades latinoamericanas, estas han sido y son el centro del esfuerzo por conocer y preservar lo mucho e importante que tenemos como pueblos y regiones geográficas en nuestras sociedades. En el caso que nos ocupa, la exposición ha sido la organizada por la Universidad de Costa Rica y el Centro de Estudios Tropicales. A cuatro investigadores, tantos costarricense como extranjeros, se les rinde homenaje y se muestran muchos de los logros obtenido a lo largo de varias décadas de investigación sobre los trópicos y su diversidad, fundamental biológica. Da pena saber que, en el caso venezolano, no se entienda la función que estas instituciones cumplen y se les someta a una crisis presupuestaria como la que viven actualmente. Y que además, se deje que paralicen sus actividades sin asomo de preocupación, por parte del gobierno nacional, por el deterioro que ello genera para las instituciones y sus estudiantes. Pero además, sin entender la importantísima función de investigación que ellas realizan, pese a las lamentables condiciones de existencia institucional.
Sirvan estas reflexiones sobre los ticos, su hermoso país, su decisión civilista y ciudadana de no contar con ejército y por ser un país que resolvió vivir en paz entre ellos y con el resto de la humanidad, para soñar los venezolanos con un país de respeto y progreso, sin confrontaciones, sin creernos el centro de la revolución internacional del siglo XXI, en donde no hay comida, ni energía eléctrica, ni tan siquiera papel higiénico. Dentro de la sencillez de un país pequeño y que en el pasado se pudo catalogar de pobre, han logrado construir una sociedad justa, que progresa y se siente responsable por el destino de la humanidad con su aporte cultural por preservar e incrementar una riqueza que mucho continúan sin entender, la diversidad biológica. Como ellos dicen de seguido: PURA VIDA.
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