El año pasado por estos días de septiembre, me invitaron a decir
unas palabras en la apertura de la semana aniversario de la Escuela de
Educación de la ULA. Cumplía en ese momento 55 años de funcionamiento.
Ahora es un año más: 56.
En ese momento -el año pasado- publiqué dos
"post" en nuestro blog sobre nuestra participación en el acto de
apertura de la semana aniversario de la Escuela de Educación. Incluyo esta vez, para quienes estén interesados en leerlos, los links al final del texto[1].
Hace días me encontré con una de las personas de las que
hice recuerdo el año pasado y que tenía tiempo que no veía y le indiqué que
lamentaba no hacerla tenido entre el público de septiembre de 2014. Por ello, he
decidido ofrecer a nuestros lectores una parte de mis palabras, para destacar
que una institución educativa se debe no sólo a los profesores y a los
estudiantes. También cumplen una función importante de apoyo el personal de
secretaria y quienes se encargan de los jardines y nos ofrecen espacios para
socializar. Así, hace ya un año decía…
Una oficina y un jardín
No quiero dejar de
mencionar algunos de los esfuerzos de empleados, técnicos y obreros de la
Escuela de Educación que inciden en su funcionamiento desde instancias
administrativas para que sea un espacio adecuado para profesores y estudiantes.
Imposible referirnos a todas las secretarias de los departamentos, oficinas y
grupos de investigación o a los técnicos de las bibliotecas y de los
laboratorios. Ni mucho menos a todo el personal obrero de limpieza y
mantenimiento.
Pero, en estas palabras quiero recordar a quien me acompañó
durante nuestra gestión de un año y unos meses al frente de la Dirección
de la Escuela. Adela Vergara fue el soporte fundamental, no sólo nuestro,
sino también de muchos de quienes nos tocó lidiar desde la Dirección de la
Escuela con los diversos problemas que se enfrentan en instituciones de este
tipo. Ella recordaba cada decisión aprobada en el Consejo de Escuela, los
cursos que dictaba cada profesor, las responsabilidades de cada profesor
becario en el exterior, el título y los jurados de cada trabajo de ascenso de
los profesores y por supuesto, el nombre y el record académico de cada
estudiante de la Escuela. Durante décadas fue la memoria presente de la
institución. Fue la colaboradora solidaria de cada director durante años y
muchas veces nos sacó de apuros ante nuestras torpezas y desconocimientos.
Ya estando en la sede
del Núcleo de La Liria, debo destacar que, el Director de la Escuela y luego
Decano de la Facultad, Aníbal León, se preocupó no sólo de la adecuada ubicación
de cada departamento de la Escuela, sino de bregar por tener unos jardines que
hoy son una hermosa realidad artística bajo la inspiración y el hábil trabajo
de Teresio Sosa. Ese bosque de pinos y figuras que nos reciben al llegar a la
institución son inspiración para el trabajo académico y para la socialización
de todos. Los jardines de las universidades son tan importantes que cuando la
Universidad Simón Bolívar de Caracas, decidió homenajear a su fundador y le
ofreció un doctorado honoris causa, él sólo pidió que le nombraran jardinero
honorario de la institución. Y así se hizo. Si ello fue el criterio para sentirse homenajeado el fundador de la Universidad Simon Bolívar en Caracas, pues nosotros, queremos destacar la importancia del jardinero en oficio de la Facultad de Humanidades y Educación de la ULA: Terecio Sosa. Gracias amigo por ofrecernos un trabajo que enaltece a la institución: sus jardines.
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