martes, 5 de julio de 2016

El destino de Kammerer y la universidad venezolana

Paul Kammerer (*)
Por Orlando Albornoz
Universidad Central de Venezuela



Para Ignacio ‘Nacho’ Avalos, con afecto


Un impasse banal y circunstancial en una universidad pública situada en provincia, me ha permitido una reflexión acerca del trabajo de los académicos en mi país, Venezuela, que puede ser de interés para alguno que otro desocupado  errante aspirando dedicarse a la vida académica. No voy a tomar una decisión tan drástica como la que tomó el 23 de septiembre de 1926 el eminente biólogo y sociólogo Dr. Paul Kammerer, en parte porque como dijo el sabio Manuel Peñalver –y no lo digo en broma o en burla, porque Manuelito era eso, un sabio- no somos suizos y menos austriacos. El caso del austriaco tuvo repercusión internacional y hasta un film se hizo de su vida, dirigido el mismo por el ucraniano Anatoli Vasílievich Lunacharski  (1875-1933), un film titulado Salamandra, cuya primera actriz era su propia esposa –la segunda, se sobreentiende- del entonces Comisario de Educación Pública de la naciente Unión Soviética y eventualmente derivó en un libro fascinante que narra la historia con la cual me he topado, escrito por Arthur Koestler (1971) The case of the midwife toad.