Escudo de la ciudad de Mérida |
Hace cincuenta y ocho años los merideños se dedicaban, entre
otras ocupaciones, a preparar la
celebración de los cuatrocientos años de fundada la ciudad, cosa que habría de suceder el 9 de octubre de 1958. Es decir, estamos hablando de lo que
ocurría en la Mérida de 1955.
Descubrieron los habitantes de la ciudad que, pese a los
cuatro siglos de existencia, no se habían ocupado de definir el escudo, ni de escoger el lema
que identificase la ciudad.
Nombrada la junta de celebración del aniversario, se
dedicaron a organizar un amplio programa de actividades y también de
construcciones que, entre otras cosas, logró cambiar el trazado urbanístico de
la población.
Lo que hoy queremos resaltar, para nuestros lectores, son dos cosas que
discutieron y decidieron en ese entonces los merideños. La definición del lema
de la ciudad, que existe desde esa época y el escudo de la urbe serrana.
Pedro Nicolás Tablante Garrido fue quien hizo la propuesta del lema de la
ciudad. Para la época trabajaba en la Dirección de Cultura de la Universidad de
Los Andes (ULA), bajo la dirección Mario Spinetti Dini. El lema de la ciudad quedó así: "NON
POTEST CIVITAS ABSCONDI SUPRA MONTEM POSITA". Es decir, que en la traducción al castellano
dice: "LA CIUDAS QUE ESTA EDIFICADA
SOBRE UN MONTE, NO PUEDE SER ESCONDIDA".
En realidad el proponente, es decir Tablante Garrido, mostró
al menos una veintena de versiones de diversos autores de la frase en latín,
atribuida, a lo largo de los siglos, a Jesús de Nazareth en el Sermón de la
Montaña. Se refería Jesús a una de dos ciudades
que están en las montañas que
circundan el lago Tiberiades: Safed o Tabor.
Pese aceptarse la idea de Tablante Garrido para ser
incorporada como lema de la ciudad, no se respetó el texto de la propuesta
inicial, aunque sí el sentido último que fue el recogido en el lazo verde
superior del escudo y que dice: NON POTEST CIVITAS ABSCONDI SUPRA MONTEM POSITA. Frase tomada a su vez de Mateo
V, 14b. Es decir, el lema de Mérida
quedó: LA CIUDAD QUE ESTA EDIFICADA SOBRE UN MONTE NO PUEDE SER ESCONDIDA.
Tablante Garrido abundó en las diversas
variantes de la frase. Todas expresan la singularidad de una ciudad que no se puede esconder por estar en la cima
de una montaña, que todos pueden ver. Recientemente,
Mariano Nava, nos ha indicado otra traducción mucho más sencilla, que es la que
aparece en la Biblia (Mt. V 14,16): "No
puede esconderse una ciudad puesta sobre una montaña".[1]
El escudo de la ciudad fue obra de Don Mariano
Uzcátegui, que el Concejo Municipal del
Distrito Libertador, en acta número 17
de del 24 de agosto de 1955, lo declaró oficial y que hemos presentado al
inicio del texto. Resalta también en el escudo de la ciudad, la Cruz de Santiago
en rojo y los diez y seis cañones que
los merideños ofrecieron al Libertador, cuando en 1813, funden las campanas de
las iglesias de la ciudad para proveer a los patriotas de armas para la Guerra de Independencia.
Una decisión tan importante, definir el lema y el escudo de
la ciudad, no estuvo ajena a los
intereses y las ejecutorias de la Universidad de Los Andes. De tal forma que, la institución decidió conmemorar esta
decisión y contrató la elaboración de una medalla alusiva al hecho y además, decidió incorporar un
vitral con el escudo de la ciudad en el edificio del rectorado, que en ese
momento se encontraba en construcción. Obra que hoy está en el pasillo sur del
segundo piso del edificio del rectorado.
Finalmente, la Universidad de Los Andes decidió hacer
también una medalla que recordara, tanto el escudo como
el lema de la ciudad. Para ello
contrató, la medalla en referencia, con una compañía suiza establecida en Nauchatel, en la población de
Le Locle, de nombre "Huguenin
Medailleurs SA". De tal forma que, el 9 de octubre de 1958, la ULA pudo
entregar al publico la medalla que se muestra en el texto y que en su cara
principal, indica la conmemoración de los cuatrocientos años de fundada la
ciudad con el escudo recientemente elaborado y el lema de la ciudad. En el anverso
de la medalla se colocó el escudo de la universidad y su lema: "INITIUM
SAPIENTIAE TIMOR DOMINI". Lo cual en su traducción al castellano expresa
que: "EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO ES EL TEMOR A DIOS".
He de agregar que algunas personas me han preguntado, luego
de la primera versión de este texto, por
el origen de la frase en el escudo de la ULA. Agradezco al Dr. Enrique Neira
quien me ha indicado: "La frase bien inspirada y correcta viene de la
famosa primera traducción Vulgata Latina
hecha por San Jerónimo (años 345-419 después de Cristo), que dice textualmente:
"Timor Domini sapientia".
Libro de Job cap. 28, verso 28.
Adiciona el Dr. Neira en su nota que, sobre el particular de
la frase del escudo de la ULA: “Conviene leer los versos anteriores con los que
remata Yahvé su lección a Job, y que en la traducción actual (La Biblia Latinoamericana 1990) dice:
entonces Yahvé dijo al hombre: ´Mira, el
temor del Señor es la sabiduría y huir del mal es la inteligencia´. Véase también Libro de los Proverbios, cap.
15, verso 33: ´El temor de Yahvé es escuela de sabiduría´."
Escudo de la ULA |
Por su parte, debo manifestar que Mariano Nava, sobre el
particular, nos ha indicado un aspecto
que deseo compartir con nuestros lectores: “Con respecto al texto que aparece en el escudo de la ULA, Initium sapientiae
timor Domini, "El comienzo de la sabiduría es el temor a
Dios", la frase, en latín, tal cual, está tomada del Salmo 111.10 y no,
con el respeto del Dr. Neira, del Libro de Job ni de los Proverbios, aunque
también allí se hace mención a la sabiduría y al temor a Dios, como bien lo
dice. Sin embargo, no dice nada de la idea de que ese es el
"comienzo" (initium) de la sabiduría.[2]
De tal manera que, con lo anterior esperamos quede satisfecha la
curiosidad sobre las palabras en el escudo de la Universidad de Los Andes y dejo las diferencias para que sean los especialistas quienes las diriman.[3]
Escudo de la ciudad de Mérida |
Han pasado los años y la afirmación anterior está muy
alejada de la inspiración y la práctica de los profesores e investigadores de
la Universidad de Los Andes. Pero, también es cierto que, no hay que desechar
la tradición, sino incorporarla a las nuevas direcciones que la institución
asume hoy y tendrá en el futuro. En este caso, con una de sus funciones
primordiales que la definen como institución de educación universitaria, la
producción de conocimiento científico.
Algunos años después se han hecho versiones de la medalla de
1958, que han servido para obsequiarlas a personajes ilustres, como
embajadores, científicos reputados y otras personalidades importantes, que han
visitado la Universidad de Los Andes.
Queden todas las referencia anteriores para recordar el
origen de la medalla emeritense de la ULA, su origen, así como la relación con
el lema de la ciudad de Mérida.
Notas:
[1]
Comunicación personal con Mariano Nava, del 18 de mayo de 2015.
[2] En la
misma comunicación personal, antes citada,
Mariano Nava nos agrega: “Respecto
de los comentarios que algunas veces se han hecho de esta frase (Initium sapientiae timor Domini), creo, con todo
respeto, que ha habido mucha ignorancia en ellos y que, como bien dices, la
frase remite al origen eclesiástico de nuestra Universidad. No olvidemos que en
el escudo de la ULA la frase está escrita sobre un libro. Pero no es un libro
cualquiera sino EL libro: la Biblia, que contiene, como sabemos, el Libro de
los Salmos. La alusión al origen de la ULA en el Seminario de San
Buenaventura es evidente. Por otra parte, no tengo que decirte
la larguísima tradición de comentarios teológicos y filosóficos a esta
frase, ya desde los tiempos de los Padres de la Iglesia y de
los comentaristas medievales (Brittain and Murphy: Theology,
University, Humanities. Initium sapientiae timor Domini, 2011),
intentando escudriñar en qué consiste ese "temor". En lo que a mí
respecta, no veo cómo puede estar reñido el espíritu científico con el
religioso, pero eso ya es algo personal.”
[3] Hay otros datos
que nos gustaría conocer y que, en la medida que ello ocurra, los colocaremos
aquí, para nuestros lectores. Agradezco la gentileza y disposición tanto de
Enrique Neira como de Mariano Nava, quienes nos han aclarado aspecos técnicos sobre los textos y han abundado sobre
el tema del lema y los textos en el escudo de Mérida y de la ULA.
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