martes, 20 de octubre de 2020

La larga aspiración de un hospital para Mérida

                                                                              Foto (*)

Por: Roberto Rondón Morales.

Como un complemento  a la interesante Historia de los Hospitales Merideños de los amigos Alvaro Sandia Briceño y Germán D´ Jesús  Cerrada, quiero hacer los siguientes comentarios:

Fue una  reiterada aspiración merideña disponer de un Hospital Policlínico,  propuesta llevada al Congreso Nacional por un diputado copeyano merideño y  desaprobada por un diputado adeco merideño en 1947. Se rehízo  la solicitud en 1952 por un movimiento de opinión y con la  publicación  de un folleto por el Dr. César Paredes Briceño, Director del Hospital Los Andes. La Comisión Pro Cuatricentenario de la Ciudad conformada por los Drs. Eloy Dávila Celis, José Rafael Febres Cordero, José Humberto Ocariz, Néstor Briceño Paredes y el presbitero Eccio Rojo Paredes se entrevistaron en Caracas con el Ministro de Educación Dr. José  Loreto Arismendi, por ser también  del interés de la ULA  y con el Dr. Germán  Suárez Flamerich, Presidente de la Junta de Gobierno, quien les prometió hacer diligencias ante los otros miembros del triunvirato. En San Cristóbal y Valera se  inauguraron hospitales centrales modernos en esos años. La Junta de Gobierno en 1958 aprobó el estudio de la edificación. Sólo fue en 1960, cuando se otorgó una  partida presupuestaria para su estudio.

Después de múltiples idas  y venidas, y con la importante participación de la ULA,  del Rector Pedro Rincón Gutiérrez  y profesores universitarios,   finalmente fue inaugurado el Hospital Universitario de Los Andes el 22.12. 1972,  por el Presidente Rafael Caldera, previa la firma  el 21.12.1972 de una Declaración de Principios entre el Rector de la ULA Dr. Ramón Vicente Casanova y el Ministro de Sanidad y Asistencia Social Dr. J. J. Mayz Lyon, a pesar que el presbítero Eccio Rojo Paredes aseguraba que había sido previamente inaugurado por el Dr. Raúl Leoni en visita al final de su mandato a Mérida, lo que el mismo negó. Algunas personas maliciosas manifestaron que este hospital era una imitación de uno  suizo u holandés, pero se sabe a ciencia cierta que fue diseñado, calculado y planificadas sus instalaciones por arquitectos, ingenieros y técnicos venezolanos. Su inauguración, y luego el  traslado de las dependencias del viejo Hospital Los Andes, del Hospital de Niños, de la Maternidad Mérida y del Sanatorio Antituberculoso y otros, fue conflictivo y protestado. Se arguyó  que la mudanza se hacía sin haberse terminado la construcción y el equipamiento, y que sus espacios e instalaciones eran insuficientes.

La arquitectura del HULA es digna de consideración. En los hospitales tradicionales   se alberga a todos los pacientes en salas comunes, separados por sexo, con poco cuidado con las condiciones higiénicas y con las Oficinas de Emergencia y Enfermería en uno de los extremos de las salas, lo que genera dificultades para la vigilancia y la rapidez para la atención de los pacientes. En este hospital, los servicios de Enfermería están ubicados en el centro de cada piso de  hospitalización, lo que facilita la vigilancia, la movilización rápida para auxilio y tratamiento, el pronto acceso a las historias clínicas de los enfermos cuando se solicitan y la aplicación de las órdenes médicas. En derredor de ese redondel de enfermería, separadas de el por un pasillo de circulación,  hay habitaciones para ubicar sólo tres o cuatro pacientes por cuarto, de manera que se evita su aglomeración  con distintas patologías, algunas contaminantes, y  son más espaciosas e íntimas para la visita o el cuidado familiar cuando se trata de un niño o un enfermo que amerite la ayuda de los parientes

En cuanto al funcionamiento del HULA, se planificó  un modelo moderno propiciado por  organismos internacionales de la salud, basado en el paciente como centro de la  atención según  su estado de salud  y complejidad del tratamiento   demandado de servicios y no  por su edad, sexo o causa de enfermedad, lo que implicó una atención según  la gravedad de la enfermedad o accidente.

En segundo lugar,   las tradicionales actividades curativas se realizan en los hospitales y las actividades preventivas de las mismas enfermedades se llevan a cabo en Unidades Sanitarias, separadas y desligadas del hospital, y así se desarticula el proceso de atención integral del paciente.  En el HULA, los dos tipos  de la atención a los pacientes, la prevención de las enfermedades y su curación se harían integradas en la organización   hospitalaria al desaparecer las Unidades Sanitarias, también dentro de un  criterio de complejidad y progresividad de esas atenciones.

En tercer lugar, una atención única a pacientes sin distinción de edad, sexo o patología y según su gravedad y progresividad, permitiría una coordinación de los servicios y del trabajo de los médicos y otros, y evitaría los trámites burocráticos entre departamentos tradicionales  que desaparecían.

En cuarto lugar,  tradicionalmente han funcionado separados los programas de atención ambulatoria de los programas hospitalarios sin comunicación ni referencia. Se diseñó un modelo que integraría edificios, equipos, normas,  personal y otros de la atención ambulatoria fuera del hospital a la atención hospitalaria o intramural, y  en una sola organización coordinada por el hospital.

Según los anteriores principios, en la programación del HULA, habría  dos modalidades de atención progresiva: intramural y ambulatoria,   según el estado de necesidad del paciente.

1.    Los Servicios de  Atención intramural, o dentro  del hospital, tendrían una UNIDAD DE CUIDADOS DE AGUDOS,   que integrarían la hospitalización, las emergencias y la atención  especializada. Esta Unidad, a su vez, tendría tres sub niveles: Cuidados Intensivospara personas en riesgo inminente de morir. Cuidados Intermedios para la hospitalización de corto plazo y para tratamientos médicos y quirúrgicos,  y Cuidados Mínimos, cuando hayan superado la etapa crítica o aguda de enfermedad o accidente,   como los convalescientes, puérperas o casos no totalmente diagnosticados, que se ubicarían  en áreas hospitalarias adecuadas para este tipo de atención y estancia, menos compleja y menos costosa.

UNA UNIDAD DE LARGA ESTANCIA para pacientes quirúrgicos no preparados aún para cirugía o el parto.  Dispone de un  albergue de pacientes antes o después de estar en la atención intramural. En el caso merideño, incluía servicios de internamiento psiquiátrico.

         2.- Los Servicios de Atención Ambulatoria  con atención general y especializada ambulatoria, que incluía  los Dispensarios Suburbanos, la Atención Domiciliaria y las Medicaturas Rurales.

Esta organización de la atención a las personas basada en el estado de gravedad  de su salud y de los recursos demandados para su atención progresiva,  chocó contra la tradicional concepción de la atención por  sexo: mujeres en Gineco Obstetricia y hombres en Medicina Interna, niños en Pediatría y los tres en Cirugía, con sub especialidades por órganos y sistemas, cada uno en su nicho o territorio profesional  propio como desde hace siglos,  lo que al final se impuso  en lugar  del paciente como centro de interés, con una atención progresiva según su estado de necesidad

Un recuerdo para algunos de los proponentes de este modelo, en nombre de todos: Drs Juan Montezuma Ginnari, José Rafael Chuecos P y Raúl Arellano Moreno, primer Director. 


Nota del editor

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Foto tomada de: https://fundaayc.wordpress.com/2020/02/16/1973•-hospital-universitario-de-los-andes-merida/


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