
La historia de estos inicios fue escrita por otro monje, Simeón de Durham (m. 1129). De los varios libros que escribió el monje, el más importante sobre los inicios y la continuidad de la comunidad que origino la ciudad se titula: "Exordio atque Procursu istius, hoc est Dunelmensis, Ecclesie" (El pequeño libro sobre los orígenes y el progreso de esta Iglesia, que es de Durham ) obra que escribió entre 1104 y 1107.
La Iglesia y los aposentos de la comunidad religiosa que originó la ciudad de Durham están en una explanada que circunscribe un meandro del río Wear y que tiene además en sus alrededores siete pequeñas colinas. Los pobladores de la ciudad estan orgullosos de sus ancestros religiosos y también de la circunstancia de haber dado origen al segundo obispado de Inglaterra luego de Canterbury, tanto que su obispo se le denominó hasta el siglo XIX Príncipe-obispo. A lo largo de su existencia ha sido importante como contención ante las invasiones de vikingos, normandos y posteriormente de escoceses. Y, en referencia a su actividad económica, ha tenido fábricas de alfombras, construcción de órgnaos para iglesias, herrajes y cueros y minas de carbón. También se precia de haber tenido el primer ferrocarril para pasajeros de Inglaterra. El logro más reciente lo produjo también la iglesia y el cabildo, al fundar en 1832 la tercera universidad más antigua e importante de Inglaterra con posterioridad a de las Oxford y Cambridge
Hoy la ciudad mantiene un ambiente juvenil y multicultural por la presencia de la Universidad de Durham y de sus muchos estudiantes, particularmente japoneses que estudian en sus instalaciones. Se recorre a pie en poco tiempo y muestra la antigüedad de sus edificaciones y la estructura urbana que se conserva desde hace siglos, dándole un aire medieval en medio de servicios modernos, todo muy interesante, digno de conocer.
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