Tulio Ramírez (*)
La verdad es
que en política pareciera que todo se vale, sobre todo si los que la llevan
adelante son expertos en manipulación, propaganda, demagogia y mentiras para
acceder o conservar el poder. No estamos hablando solo del presente, ojo. Los
partidos que se rotaron en el poder durante la llamada IV República, también
eran expertos en demagogia y promesas falsas para acceder o no soltar la silla
de Miraflores.
Recordamos las famosas planchas de zinc y los sacos de cemento que se repartían en los Barrios populares para ganarse el favor de las mayorías, sin dejar de mencionar la recurrente promesa de meter en cintura a especuladores y corruptos. Pero nada jalaba más el voto que llenar los ministerios de compañeros de partido.
Recordamos las famosas planchas de zinc y los sacos de cemento que se repartían en los Barrios populares para ganarse el favor de las mayorías, sin dejar de mencionar la recurrente promesa de meter en cintura a especuladores y corruptos. Pero nada jalaba más el voto que llenar los ministerios de compañeros de partido.
El clientelismo
siempre dio réditos que se cobraban el día de las elecciones. Había que darle
un cargo al compañerito, aunque sea de ayudante del ayudante del mensajero del
Director o de aseador del lado izquierdo del pasillo del piso 3, porque el
cargo para limpiar el lado derecho era una cuota del otro Partido y eso
había que respetarlo. Algo es algo y favor con favor se paga, como diría el
compañero Secretario de Organización.
Nadie se podía
imaginar en 1998 que la alternativa chavista iba a hacer de la tan
criticada demagogia populista, su mejor y más refinada herramienta para
ganar voluntades. Se convirtieron en expertos vendedores de ilusiones y la
primera ilusión fue la promesa de una sociedad socialista justa y solidaria
que, como en el caso cubano, nunca se concreta y siempre se está en tránsito hacia
ella. Quizás la figura que mejor describe esta situación es la del cochero que
valiéndose de una zanahoria delante del caballo, lo obliga a marchar con la
ilusa esperanza para el explotado equino, de alcanzar algún día el alimento
anhelado. Esta ilusión se refuerza cada cierto tiempo, pero también cada cierto
tiempo se justifica que no se haya llegado a la meta prometida. Siempre se
culpará a un tercero, llámese el imperio, la guerra económica, JJ Rendón,
Uribe, la CIA, la burguesía apátrida, los medios de comunicación, el Twitter,
Dólar Today, Bush padre, Bush hijo, Bush espíritu santo, los paramilitares
colombianos, la oposición y pare de contar. Con el cuento del Bloqueo y la
inminente invasión yanqui, los cubanos llevan más de 50 años pasando aceite y en
tránsito hacia la tierra prometida del socialismo, es decir tras la zanahoria.
Pero mientras
en Cuba el caballo anda a foetazo limpio porque no hay elecciones, en Venezuela
se le da paja y agua cada cierto tiempo, sobre todo si hay cerca un evento electoral.
Primero fueron las Misiones Educativas con Becas incluidas, luego los Barrio
Adentro con todo y médicos cubanos, los viajes a Cuba para operarse las
cataratas y hacer turismo subsidiado, el placet para ocupar edificios, fincas
productivas y fábricas, luego la repartición de viviendas aunque sin título de
propiedad, más tarde el remate a precio de gallina flaca de automóviles chinos,
aunque reservados más para los militares que para los civiles, hasta llegar al
Dakazo en 2013. Total un populismo a realazo limpio gracias a los altos precios
del petróleo. Pero como dice el gran filósofo portorriqueño Héctor Lavoe, nada
dura para siempre. Los reales se acabaron y tienen que echar mano de Dakazos
más baratos porque por allí vienen unas parlamentarias que de perderlas,
obligarán a más de uno a movilizar cuentas y familia.
La imaginación
sin probidad es perversa. Ante las parlamentarias, el gobierno tiene el sol a
sus espaldas y el saco sin dólares que repartir. La búsqueda de un Dakazo
salvador lo encontró en la asignación de cupos en las universidades. Llamó a un
registro nacional de bachilleres con la promesa de incorporarlos a todos,
violentando la Ley de Universidades que le atribuye a los Consejos
Universitarios la potestad de definir la cantidad de plazas para el primer año
y el mecanismo de selección. En vez de recomendar mecanismos de admisión, tal
como lo dice esta misma Ley, el gobierno impone de manera unilateral la
asignación del 100% de los cupos, a través de un mecanismo ilegal, injusto y
poco transparente. Por ejemplo, se les otorga cupo a personas ya asignadas en
procesos anteriores, quitándole oportunidad a los que optan por primera vez.
Por otro lado se excluyen a bachilleres con elevados promedios de notas solo
por pertenecer a los estratos A y B de la población. Tal despropósito es debido
a que las puntuaciones por condición social son más altas en la medida en que
esta sea más precaria. Así entonces un bachiller con 20 pero perteneciente a un
alto estrato socioeconómico aportará a su Índice de Asignación la misma
puntuación que uno con promedio de 14 pero perteneciente al estrato D. Esto
hace que en el caso de algunas carreras de la UCV, bachilleres con promedios de
15 ocupen los primeros lugares y otros con 18 y 19 hayan sido asignadas después
de haberse distribuido el 60 y hasta el 70% de los cupos, sin mencionar los que
quedaron fuera teniendo altísimos promedios, como se ha denunciado en
innumerables oportunidades a través de las redes sociales. Al final lo que se
privilegia, por encima del talento, es la condición socioeconómica entre otras
variables no académicas. Estos premios y castigos por la condición social es
una injusticia por el medio de la calle. Una universidad exigente y seria debe
captar a los más talentosos sean de la condición socioeconómica que sean. Al
caer la tarde este atropello a la autonomía universitaria y el consiguiente
enfrentamiento con las universidades autónomas, supondrá para el gobierno un
bajo costo político, en comparación con las ganancias electorales que pretende
obtener a través de esta medida populista. No por casualidad el mismo día que
se anuncia al país este Dakazo académico, también se anuncia una Misión
Vivienda para jóvenes entre 18 y 21 años. Camarada… !deme mi cupo!...
Nota:
____________________________________________________
(*) Tulio
Ramírez es profesor de la UCV y director del Doctorado en Educación de esa
institución. El artículo se deriva de un trabajo en donde se hace un análisis
de los cupos de estudiantes de la UCV asignados ilegalemente por OPSU.
Esa es una realidad que parece común en todo este entramado del gobierno de
control de las universidades autónomas y de las próximas elecciones
parlamentarias. !Que lamentable y grave para el país, que somos TODOS!
No hay comentarios:
Publicar un comentario