Por: Roberto Rondón Morales.
En 1975, yo era Director de la Escuela de Medicina de la ULA. El Dr. Carlos Luis González, primer Ministro de Sanidad y Asistencia Social de la democracia en 1958, me entusiasmó y me introdujo en el campo de la educación médica, oficio sin lucro.
Entonces conocí por primera vez al Dr. Francisco Kerdel Vegas, cuando recién se había trasladado la Dirección Ejecutiva de la Federación Panamericana de Facultades de Medicina - FEPAFEM a Caracas, y ejercía funciones como su primer Director Ejecutivo en el país en 1976.
Se preparaba una reunión técnica junto con la Organización Panamericana de la Salud en Salvador, Estado de Bahía, Brasil para 1977, a la que se me invitó para discutir sobre “Los Estándares Mínimos para la Educación Médica de América Latina y el Caribe”, por un crecimiento exagerado y desorganizado de las escuelas médicas. Estando en estos menesteres, el Dr. Kerdel Vegas fue designado Embajador de Venezuela. La Dirección Ejecutiva la ejercieron luego los Drs. Luis Manuel Manzanilla y Pablo Pulido M.
La segunda vez que tuve relaciones de trabajo fue cuando la Universidad Metropolitana cumplió treinta años de fundada. En noviembre de 2002, la Fundación de la Universidad Metropolitana – FUNDAMET presidida por el Dr. Pablo Pulido M. solicitó un estudio y un informe sobre “La Universidad que Queremos” que el Dr. Francisco Kerdel Vegas coordinó, y a cuyos eventos fui invitado como ponente junto con los Drs. Ramón J. Velásquez, Simón Alberto Consalvi, Mauricio García Araujo, Pablo Pulido M, Mercedes Pulido de Briceño, Antonio Luis Cárdenas, Jaime Requena, Carlos Madrid y José Ignacio Moreno L.
La tercera vez fue en 2012, cuando estaba en apogeo la diáspora de científicos venezolanos al exterior, sobre lo que manifestó una vez más su gran preocupación, angustia y dolor, y promovió una reunión en FUNDAMENT, para reanalizar este problema. Por cierto, allí se mencionó que el Dr. Humberto Ruiz Calderón adelantaba ideas al respecto.
En estas tres ocasiones, aprecié en el Dr. Francisco Kerdel Vegas, una presencia, una elegancia y un comportamiento que mostraba a un señor inglés y a un caballero francés, que revestían a un cuerpo y alma de venezolano íntegro y comprometido con la patria, lo que demostró en su profesión, trabajo académico nacional e internacional, labores diplomáticas y promotor de programas para el desarrollo intelectual de los venezolanos.
En estas tres estas ocasiones, con su experiencia de profesor de la UCV, primer Vicerrector Académico de la Universidad Simón Bolívar, y Embajador creador de cátedras venezolanas en universidades del exterior, repasaba las tres alternativas emergidas como respuesta a la universidad tradicional, enclaustrada, sólo transmisora del saber conocido y un conservatorio de conocimientos, con libros que se discuten divididos en lecciones, y no un lugar para innovaciones organizacionales, científicas y educativas.
Primero. Su formación civilista y democrática negaba el autoritarisimo napoleónico que propuso en 1806, y también en la historia venezolana pasada y presente, que la Universidad se adscribiera al Estado por ser un poderoso instrumento para dirigir las opiniones políticas y morales, para domeñar conciencias y para que se conformara una nación sometida sobre bases inciertas y vagas, sólo para formar profesionales para la burocracia pública y privada, y que la investigación se hiciera fuera de ella, en Museos y Academias. Esta posición contraria la encarnó en su condición de primer Vicerrector Académico de la Universidad Simón Bolívar.
Segundo. Reafirmaba que la ciencia y la tecnología son poderosos instrumentos para el desarrollo de la sociedad, porque si la Universidad busca la verdad, contribuirá en la construcción de una nueva sociedad, lo que observó y practicó en estudios en la Universidad de Harvard y Nueva York, en las Academias de Medicina y de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales del Venezuela y de Brasil, Colombia, Chile y Paraguay. Había que lograr una armonía entre el país y la universidad, la investigación y la docencia y entre alumnos y profesores reputados. Tal tarea la emprendió promocionando el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, su empeño desde las Embajadas en Inglaterra, donde ayudó a la creación de la Cátedra Simón Bolívar de Estudios Latinoamericanos en la Universidad de Cambridge, en UNESCO y en el proyecto TALVEN para promover viajes e intercambio de conocimientos entre reputados investigadores venezolanos en el exterior y residentes aquí.
Tercero. Estudió y practicó, tal como el Cardenal Newman que la universidad es el lugar del conocimiento universal, con un objeto intelectual y no moral; donde su propósito no es sólo el conocimiento científico y filosófico, porque entonces no debería tener estudiantes. La enseñanza para los alumnos es además “para alcanzar la fuerza, la firmeza, el poder de comprensión, el dominio sobre nuestros propios poderes, la apreciación justa e intuitiva de las cosas cuando se presentan, lo cual a veces es un don natural, pero normalmente no se adquiere sino con mucho esfuerzo y ejercicio de años”. Por ello, entre otras actividades, propuso la conservación de los recursos naturales para mantener la salud pública, y por tal fin, mantuvo relaciones y experiencias con el American Museum of Natural History, NY Botanical Garden, Kew Garden y Royal Geographic Society de Inglaterra. Con algunos de ellos, propició expediciones al Parque Nacional Sierra La Neblina.
En fin, creyó que todo este conjunto de ideas y realizaciones tenían el objetivo de elevar el tono intelectual de la sociedad, cultivar la mente pública, purificar el gusto nacional y suplir los verdaderos principios del entusiasmo popular. Así mismo, creyó, como el Cardenal inglés, que “los graduados universitarios deben ser civilizados antes que instruidos, hacedores y no sólo pensadores, obispos y no teólogos, hombres de estado no filósofos, maestros de escuela y no sólo sabios”. Su vida la dedicó a predicar y a entrenar buenos miembros de la sociedad en el arte de la vida social e intelectual a la vez, sin limitarlo a profesionales particulares, porque el universo social e intelectual fue su designio. Sin ser un héroe o un genio, fue un humano venezolano cabal, un ejemplo a recordar.
Nota:
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(*) Foto de Francisco Kerdel Vegas nos fue proporcionada por Roberto Rondón Morales.
Descripcion ajustada a la verdad la que señala que Kerdel Vegas era alqguien que dejaba percibir que "... aprecié en el Dr. Francisco Kerdel Vegas, una presencia, una elegancia y un comportamiento que mostraba a un señor inglés y a un caballero francés, que revestían a un cuerpo y alma de venezolano íntegro y comprometido con la patria, lo que demostró en su profesión, trabajo académico nacional e internacional, labores diplomáticas y promotor de programas para el desarrollo intelectual de los venezolanos". Comparti con Kerdel muchos buenos momentos, como cuando nos reuniamos siendo él Embajador ante la Gran Bretaña y quien escribe era Fellow en él St. Antonys College de la Univeridad Andrés Bello. Puedo recordar que el hombre sabio que fue Kerdel era un buen diente. Nada malo recordarle como un hombre honrado que fue de la dermatologia y el mundo diplomatico y el universitario sin solucion de continuidad. Le recordaré con afecto, Orlando Albornoz
ResponderEliminarUn lapsus me hizo asociar equivocademente la relacion de la Fellowship Andres Bello de la Universidad de Oxford con la Universidad Andres Bello. Pido excusas.
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